Capítulo 37

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Él salió del baño luego de haberse dado una merecida ducha. Realmente estaba agotado y lo que necesitaba era tirarse a dormir, por lo menos una hora. Miró la hora en el reloj de pared y marcaban las dos de la tarde. ¡Que rápido que pasaba la hora!

Luego de haber dejado a ________ en la puerta de la casa, se había dirigido a las caballerizas, había acomodado a White y se había puesto a trabajar unpoco con un par de sus compañeros. Luego su panza había gruñido del hambre y decidió dejar sus tareas para otro momento. Su cuerpo estaba pidiendo a gritos parar por un par de horas. 

Se dejó caer en la cama, luego de ponerse un pantalón cómodo para dormir. Hacía algo de calor, así que había obviado la remera. Colocó los brazos detrás de su cabeza y miró fijamente al techo. Enseguida ella llegó a su mente…

En ningún momento _________ había salido de sus pensamientos. Constantemente recordaba cada beso y caricia compartida y se estremecía como un niño. Sonrió divertido. Ella tuvo razón en decirle que iba a pasar todo el día pensando en lo que pudieron haber hecho si se quedaban… 

Dos suaves golpes llegaron a la puerta. Él se incorporó y dio el permiso para que entraran. Ella se asomó y él sonrió abiertamente.

—Estaba pensando en ti… —le confesó.

Ella sonrió tímidamente e ingresó del todo. Cerró la puerta con cuidado y se acercó lentamente a la cama. Se iba a sentar en la silla que allí estaba, pero Piero fue rápido y la tomó de la cintura para sentarla sobre su regazo. Pudo notar que había algo raro en ella, ya que su expresión era algo seria. 

—¿Estabas por dormir? —le preguntó ella dulcemente y le acarició el rostro, para luego acomodar un poco sus cabellos. 
—Solo estaba descansando el cuerpo —respondió él. ________ evitaba sus ojos. Miraba su boca, su nariz, su frente… pero no sus ojos —¿Qué sucede?
—Tengo que decirte algo…
—¿Qué cosa? —inquirió algo preocupado. 

Ella sonrió y entonces le plantó un largo besó en los labios. Era un beso simple, sin necesidad, pero con amor. Separó sus bocas y volvió a jugar con su pelo. 

Pero él no se conformó. Le tomó el rostro con una mano y la posicionó a su comodidad, para luego capturar su boca y besarla a gusto. ________ suspiró y le rodeó el cuello con ambos brazos, acercándolo a ella hasta casi ahogarlos a ambos. 

Cuando se alejaron, ambos luchaban por encontrar un poco de aire que llenara sus pulmones. Piero le acarició el cuello, subió hasta sus mejillas y tocó sus labios húmedos.

— Piero…
—No quiero escuchar si es algo malo.
—Pero por ahí no es algo malo.
—¿Lo es? —preguntó.
—No… no lo sé.
—Entonces, de verdad, no quiero saberlo, ________…
—Pero… Pie…
—________…
—Solo…
—No…
—… escúchame…
—… necesito…
—… por un segundo…
—…saberlo…
—¡Debo irme a la ciudad hoy mismo! —elevó un poco más su voz sobre la de él.

Piero se quedó mirándola fijamente. ¿Qué es lo que ella acababa de decir? No, no podía ser verdad. Sacudió la cabeza y la miró bien.

—¿Qué dijiste?
—Voy a viajar dentro de 4 horas a la ciudad…
—Me dijiste que no ibas a irte —murmuró perplejo.
—Sí, lo sé, pero escúchame —dijo y tomó su rostro con ambas manos, manteniendo la mirada de él sobre la suya —Quiero que vengas conmigo.

Él frunció el ceño y volvió a repetir mentalmente las palabras que ella acababa de decirle. 

—¿Qué?
—Papá necesita que vaya a la ciudad para hacerme cargo de la empresa hasta que logremos venderla…

| amor salvaje | ❀ piero baroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora