Las horas pasaban y todavía no lograba darle respuesta a esa pregunta que no lo dejó en paz toda la noche.
¿Qué demonios le pasó con Anneliese Beaumont?
No dejaba de pasearse por la habitación. Se pasó las manos por el cabello, despeinándoselo y luego resopló.
La chica del espejo le hablaba, pero él se encontraba ensimismado en sus propios pensamientos.
Anneliese Beaumont.
No, no era hermosa a pesar de tener un parecido increíble con Cassiopé, la diferencia radicaba principalmente en su apariencia demacrada, como si no durmiera ni comiera. Lucía enferma.
¿Qué le veía Matthew?
Tampoco le daba crédito a sus sentimientos, pero eso sí, no podía negar la extraña conexión que sentía con ella; como si estuvieran destinados a encontrarse en esa vida.
Tres veces ya. Desde el día que la salvó de los neonatos no dejaba de pensar en su conexión, pero no sólo él se había dado cuenta. Los pensamientos de Anneliese la dejaban expuesta. Y todo por una maldita promesa.
Si Kirill se enterara...
¡No! Él no debía enterarse de nada. Quién sabe qué pasaría si descubriera sus intenciones con la chica. De por sí estaba en contra de ayudar a Cassiopé, lo peor, es que no le quería explicar su origen. Kirill lo sabía, pero se rehusaba a hablar.
Ese hombre tenía secretos, muchos de los cuales jamás revelaría.
Y leerle la mente no le funcionaba, pues el cazador sabía proteger sus pensamientos, ocultándolos en lo más profundo de su fortaleza mental, bajo llave, hasta podría decirse que olvidaba todo lo que no necesitaba.
—¡Maldito Novak! —gruñó.
El timbre sonó. Escuchó a su hermano maldecir, por lo que decidió bajar a abrir la puerta.
Se deslizó por la baranda de la escalera para llegar más rápido, tronó la boca y abrió de mala gana.
El aire se le fue en cuanto la vio de pie en el umbral.
—¿Qué haces aquí? —Ella preguntó igual de sorprendida.
Everett se mantuvo en silencio, intentando leer esa cabecilla desordenada, pero solo encontró imágenes de su encuentro en la biblioteca, el casi beso y un par de recuerdos con ella como el enmascarado.
¿Ya estaría enterada de su identidad? Negó. Ella no lo conocía, no era lo suficientemente inteligente como para asociarlos a los dos.
—Esta es mi casa —respondió al cabo de unos segundos.
Ella frunció el ceño y comenzó a balbucear incoherencias.
—¡Ey, Anneliese!
La voz de su hermano lo trajo de regreso a la realidad.
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Doppelgänger
ParanormalAnneliese, una joven violinista deberá enfrentar a los fantasmas de su pasado mientras intenta escapar de la muerte junto a un trío un tanto peculiar. *** Anneliese Beaumont sabe que no hay nada de malo con ella, pero su psicólogo dice todo lo contr...