Lazos

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- ¿Perdón? - pregunté atónito- Eso no puede ser-

-Es tu sobrino, Brian- contestó Martha- Somos sus tíos-

-Si él tiene cuatro años y mi hermano tiene diecisiete, entonces...- dije haciendo números- Oh, dios mio-

-Lo tuvo con trece- completó- Además, es una larga historia-

-Tengo tiempo- dije- Quiero saberlo-

-No es muy bonita la historia- insistió- Él no lo sabe y no se si se lo contaré alguna vez-

-Martha, por favor- dije cogiéndola de la otra mano- Quiero saberlo, es mi sobrino-

Me miró unos segundos, se notaba que le costaba hablar de ello.

-Como sabes hace, hace cinco años todo cambió y Jaxon se proclamó rey- comenzó- Yo hasta entonces, estuve con mi padre, su esposa y mi hermana viviendo en palacio, pero después de eso tuvimos que irnos a vivir a una casa a las afueras de la ciudad-

"A mi hermana y Nora, que es como se llamaba la esposa de mi padre, no les gustaba vivir allí. Lo veían como algo inmundo y de baja calidad, a pesar de ser un castillo bastante grande para cuatro personas.

Por ello, ambas hicieron lo posible para buscarse un sitio dentro del castillo y lo más cercano a Jaxon. Iban a todas las fiestas, a todos los acontecimientos, a las cacerías...sin embargo, Jaxon parecía como si fueran invisibles.

Mi padre, mantuvo su puesto pero enfermó hace unos años y desde entonces está muy débil para discutir así que cuando empezó a buscar un sustituto para su cargo, Jaxon se empezó a fijar más en mi familia. Yo por aquel entonces seguía con ellos, ayudando a mi padre en todo lo que podía y apoyándolo mientras que esas dos se arrastraban para conseguir un poco de atención.

Debido a mis genes, Jaxon me tenía echado el ojo encima desde hace tiempo pero mi padre le mantenía alejado de mí hasta que un día nos invitó a toda la familia a una cena en la que se iban a reunir las familias más importantes del reino. Nunca había recibido ninguna invitación, pero esa vez fue distinta.

El camino hacia el castillo fue horrible, ambas se quejaban por mi presencia, decían que había sido un error y que mi presencia allí provocaría su veto en todos los actos.

Llegamos allí y al principio todo fue bien, la mayoría pasaban de mí, otros hablaban conmigo hasta que mi hermana o Nora los espantaban y otros murmuraban cuando pasaba cerca de ellos.

Llegado a un punto de la noche, Jaxon apareció junto al resto de tu familia. Solo habían pasado dos años desde tu marcha y desde la última vez que los ví pero es como si hubiera pasado una vida.

No eran los mismo niños que había conocido, habían cambiado.

La mirada brillante de tu hermano Liam había desaparecido, los ojos picarones y sonrisa traviesa de tu hermano Zac ya no estaban, Anna y Gisella parecían dos estatuas y Connor estaba muy serio.

Jaxon fue saludando a sus invitados uno a uno hasta que llegó a nosotros. Yo tendría unos doce o trece años y mi hermana era dos años menor.

En toda la conversación, sus ojos no se apartaban de mí y me daba miedo porque sabía de lo que era capaz, sobretodo con los híbridos.

Mi hermana no paraba de intentar llamar su atención, pero no lo conseguía así que en una arrebato de vete tú a saber que me empujó y me tiró al suelo provocando que el contenido de mi copa se derramara en mi vestido.

El Principe PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora