Prólogo

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Hayley

- Hayley. -me llamaba desde el salón.

Acudí a su llamada.

Y allí estaba el.
Semidesnudo.

Solo le tapaba una toalla.

Dejaba a la vista sus fuertes pectorales y abdominales.

En uno de sus antebrazos tenía un tatuaje.

She's my destine.

- Que haces. -dije, tapándome los ojos con los dedos.

Aun que en verdad se lograba ver algo.

- Disfrutar del sofá. -dijo, y se tumbó en el gran sofá de color gris.

Me sentía realmente completa a su lado.

Me sentía amada.

Y yo le amaba a él.

- Te quiero. -me susurró al oído.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Como la primera vez que lo dijo.

- Yo también. -respondí.

El silencio inundó la habitación.
Pero más que un silencio incómodo, era reconfortante.

- Nunca te vayas. -dije.

Me quede mirándole a los ojos.

Vi un brillo en ellos un tanto especial.
Me encantaba la forma en la que me miraba.

Me atrajo hacia él y me besó.

Fue un beso apasionado.
Su lengua se encontró con la mía, y me arrimo más a su pecho.

Y se separó de mi.

- Prometo que nunca me iré de tu lado. -dijo al fin.

Mi madre, siempre me decía que nunca dependiera de nadie.
Que siempre hiciera las cosas por mi sola.

Pero tenía una cosa clara, y era, que si este chico desparecía de mi vida, mi mundo se derrumbaría.

El era mi mundo.

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