Capítulo 5

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ANDREA.

Tras haber tocado el timbre para dar fin a la última clase del primer día de universidad del cuerdo, el señor Pickens nos informó de un anuncio que se haría público al día siguiente.

—Mañana se realizará un examen de prueba y los dos alumnos que obtengan las mejores calificaciones serán elegidos para realizar otro examen a final del cuatrimestre con el objetivo de que sólo quede el alumno más brillante de la clase.

Las personas presentes en la clase comienzan a comer tarde entre ellas ante tal anuncio.

—Tranquilos, es una prueba de cultura general que solo os será realizada a vosotros, es totalmente inofensiva—dice el profesor tras calmar un poco el bullicio que se había formado en la clase.

—Pero profesor Pickens, ¿y qué pasa entonces con el alumno que obtenga la mejor nota en el segundo examen?—pregunta una chica que se encontraba sentada al lado de Zoe.

—Tendrá la oportunidad de formar parte de un proyecto que tengo pensado llevar a cabo.

—¿Un proyecto, de qué tratará?—le susurro a Marina mientras ella atiende a las palabras del señor Pickens.

—No tengo ni idea, pero supongo que será como una especie de premio por sacar las mejores notas del curso o algo así—me dice en susurros mientras se encoge de hombros.

—Y dicho esto, nos vemos en la clase de mañana—dice guardando su agenda personal en su maletín—y no os preocupéis por la prueba, estoy seguro de que os irá bien a todos.

Marina y yo salimos por la puerta de entrada hablando del anuncio del señor Pickens.

Temía por esa prueba ya que seguramente sería más difícil de lo que el profesor decía. La verdad es que me daba mucha curiosidad aquel proyecto del que nos había hablado. Por lo que me determiné que el puesto para ese proyecto debía de ser mío independientemente de todo lo que tuviera que estudiar para ello.

Diviso a Aiden en la entrada principal del edificio apoyado en la puerta ojeando algo en su móvil.

Yo corro hacia Aiden tras despedirme de Marina y me abalanzo sobre él brindándole un abrazo. Él me agarra entre sus brazos tiernamente para luego darme un dulce beso en la frente.

—¿Qué tal te ha ido el día mi amor?—me pregunta mientras se separa de mi y agarra mi mochila para llevarla él como un caballero.

—Me ha ido genial, pero mañana hay una prueba que tengo que hacer y estoy muy nerviosa—me entristezco de repente.

Aiden me levanta la cabeza colocando su mano en mi barbilla y me da un pequeño beso en los labios.

—Seguro que lo haces muy bien, amor—sonríe.

No pude evitar sonreírle y pensar en lo que había dicho. Seguro que la prueba no sería tan difícil como me imaginaba y aprobaría sin problemas.

Diviso a una persona observándonos desde el otro lado de la puerta con cierta inquina. Zoe. Resopla y ni siquiera aparta la mirada cuando yo la pillo mandándome una mirada de odio.

Aiden me da la mano y salimos caminando hacia el césped del campus.

—¡Qué pases lindo día Zoe!—sonrío mientras ella pone los ojos en blanco y puedo observar cómo cierra los puños llena de rabia.

Ella sabía de sobra que si se atrevía a decirme algo o a hacerme algo delante de Aiden, ella sería la que perdería y no yo. En realidad era una cobarde. Pero le di una lección y me quedé satisfecha cuando vi su cara de rabia sin poder decir ni una sola palabra al respecto.

—¿Qué ha sido eso?—pregunta Aiden atónito ante mi sonrisa hacia la hermana pequeña de Abby.

—Nada—sonrío—no te preocupes mi amor.

—Solo te pido que tengas cuidado con ella, siendo Abby como es no me extrañaría que Zoe fuera igual que ella.

—Tranquilo, sé como tengo que llevar esta situación amor, lo tengo todo controlado—le intento tranquilizar mientras su mirada se relaja.

—Solo quiero que sepas que puedes decirme lo que sea, y que si te hace algo o te dice cualquiera cosa, dímelo.

—Está bien—digo mientras deposito un leve beso en su mejilla.

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Más tarde, me encontraba sentada en mi escritorio intentando concentrarme para prepararme alguna de las preguntas que podrían entrar en el examen del día siguiente.

Aiden estaba en mi cama leyendo uno de mis libros favoritos. Realmente era un gran novio. Se había quedado conmigo por si tenía alguna duda respecto a las preguntas de cultura general que me iba a estudiar para la prueba.

Pero tras tres horas seguidas sin parar de estudiar mi mente no daba para más. No podía memorizar ninguna pregunta más de las que aparecía en internet como cuestiones de cultura general.

Suelto el bolígrafo con ira hacia mi misma. Si seguía así no iba a terminar nunca de estudiar y mucho menos iba a aprobar el dichoso examen de prueba.

—¿Estás bien amor?—pregunta Aiden acercándose por mi espalda.

—No...—digo pero él me levanta la cabeza para mirarme y darse cuenta de mi resignación—Si... no soy capaz de que me entre nada más en la cabeza, es como si mi mente no quisiera estudiar nada más—digo angustiada mientras Aiden me escucha atentamente.

—Lo que necesitas es relajarte un rato—me agarra de la mano y me guía hacia la cama para sentarme con las piernas cruzadas sobre ella.

Aiden se sienta tras de mí y coloca sus manos sobre mis hombros para comenzar a darme lentamente un masaje en estos.

Mi cuerpo se destensa y por un momento me estaba olvidando de la preocupación que me causaba la prueba del día siguiente.

—¿Te gusta amor?—me pregunta Aiden mientras alarga su mano para acariciar mi brazo derecho lentamente.

—Sí, se siente muy bien, en verdad lo necesitaba—digo cerrando los ojos disfrutando del placer de aquel masaje de hombros.

De repente siento como deposita dulces y tiernos besos en mi hombro derecho, subiendo así hasta llegar a mi cuello dejando esta vez suaves e intensos besos provocando que alargue mi cuello por el placer que suponía y el cosquilleo que dejaba en mi nuca.

Me levanto y me siento de nuevo, pero esta vez frente a él. Cojo sus mejillas y le planto un beso en los labios. A medida que el beso avanzaba, se tornaba más intenso y salvaje. Me coloqué sobre su regazo mientras pasaba mis manos por alrededor de su cabeza cruzando los brazos tras de él. Aiden colocó sus manos en mi cintura atrayéndome hacia él para luego posar sus manos en mi trasero.

Mientras yo colocaba mis piernas alrededor de su cintura, él se desprendió de su camiseta dejándome ver su torso desnudo y sus abdominales bien marcados.

Me mordí el labio levemente y le besé de nuevo con deseo. Aiden me correspondió el beso mientras me subía poco a poco mi camiseta holgada.

Las mariposas en el estómago comenzaron a surgir y cerré los ojos nerviosa por lo que iba a pasar entre Aiden y yo.

MI NIÑERO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora