Manecilla rota

14 3 3
                                    

Yoongi miró sin muchos ánimos a los chicos frente a él, vistiendo ropas provocadoras que arrancaban suspiros a sus amigos, bestias salvajes ante un poco de carne descubierta, la verdad es que Min no deseaba la comida exótica en su plato y al muchacho que habían alquilado. Suspiro aburrido y esto no paso por alto ante los demás.

-¿Qué sucede Min? ¿Acaso no puedes pararla?

Al chico le irritó su comentario pero no quiso seguirle el juego y en su lugar dibujo una sonrisa picaresca, provocando un sonrojo por parte del otro.

-Si me disculpas querido, me siento un poco cansado y por esta noche quiero ausentarme, te agradezco la comida y al hermoso doncel pero no los requeriré-Yoongi no era tonto y conocía como la palma de su mano a todos los nobles reunidos ese día, luciendo sus máscaras falsas e intentando parecer interesantes, su anfitrión curvo los labios en gesto decepcionado pero termino aceptando el hecho y deseándole buenas noches. La doncella en la entrada ayudo al chico a colocarse el abrigo mientras esté esperaba al cochero que lo llevaría devuelta a casa.

Una vez dentro de su transporte se libero tanto de la capa así como del sombrero, miro el suelo un tiempo, se sentía agobiado, no era costumbre suya pasar tantas noches fingiendo que le importaban aquellas personas frívolas pero temía decepcionar a su padre, un importante duque que siempre se encontraba de viaje junto a su esposa. Yoongi pensó resignado que aún con veintitrés años de edad era un inexperto en todo.

***

Cuando llegó a la mansión Min no encontró a todos los sirvientes en su habitual cuchicheo mientras hacían sus tareas, camino directo a su habitación y se tumbó contra la cama finalmente despidiéndose de todo el protocolo, ahora podría leer en paz y comer en paz sin ser objeto de atención en otros. Al hallarse solo se sentía cómodo consigo mismo y su carácter no se volvía un asco.

Aún con la cabeza enterrada entre los almohadones, estiró una mano hasta la mesita de noche, abriéndola y sacando su objeto más preciado, no un anillo costoso perteneciente a un rey muerto, ni el pañuelo de una doncella virgen que había jurado amor eterno a él, o la carta de su amado abuelo, se trataba de un reloj, el reloj de un desconocido, el también no lograba descifrar el gran cariño que sentía al tenerlo consigo, pero cada vez al tomarlo se sentía seguro y eso era más que suficiente. Tocaron a la puerta dos veces con timidez, Yoongi supo de inmediato de quién se trataba y recobrando la postura ( y ocultando el reloj entre los almohadones) le pidió que pasara.

-Señor Min...

-Ya te dije que puedes llamarme Yoongi, nos conocemos desde niños y aún no dejas las formalidades.

-Lo haría si pudiera, pero debo recordarte que está prohibido dirigirse a un noble de manera tan familiar-le acuso su sirviente, una muchacha muy hermosa que era opacada por los humildes vestido de limpieza y el cabello estrictamente recogido-estoy cansada, he trabajado todo el día, siento que podría morir- expresó dramática, llevándose una mano a la frente y echándose en la cama al lado del chico.

Moonbyul lo conocía desde siempre, siendo unos años mayor que el, se comportaba al igual que una hermana mayor, odiaba su trabajo y siempre había anhelado tener una vida ni lujosa, ni pobre, según ella quería escapar a las zonas boscosas en donde se rumoreaba que los pueblerinos vivían en armonía sin la mirada altiva de los nobles. A Yoongi le parecía increíble vivir así, pero debido a su estatus social se hallaba privado de aquella vida tan pacífica.

-Sinceramente si pudiera hacerlo, te llevaría conmigo una vez deje este maldito trabajo, viviríamos juntos y podríamos bañarnos con agua fría.

A Min se le colorearon las mejillas y le lanzó una almohada a la cara, su amiga era una desvergonzada sin remedio, tanto así que coqueteaba con otras sirvientas sin el menor atisbo de decoró. Se rió animadamente y este se sumó a sus risas.

-Algun día seremos libres Yoongi...o al menos sueño con ello cada día.

-Tu podrás hacerlo, pero yo...

Moonbyul lo miro ceñuda y llevo sus palmas a las mejillas del chico apretándolas.

-¡No te desanimes amigo! Estoy segura que encontraremos una solución, así que quita esa cara de gato mojado.

Desde el otro lado de la habitación se escuchaba que la llamaban, le dedicó a Yoongi una sonrisa fingida y reanudó a sus deberes, una vez seguro de no tener a nadie cerca saco el reloj para contemplarlos. Plateado y con un grabado de flor de loto que brillaba al contactó con la luz.

-Solo te tengo y ti y a Byul-suspiró abatido, apretando el reloj contra su pecho mientras recitaba un pequeño mantra espontáneo. Entonces Min se quedó dormido.

♨♨♨

Una vez el hombre salió Jimin pudo desperezarse y mirar el reloj en la pared, de hecho eran muchos, grandes pequeños, antiguos y modernos, todo tipo de relojes en su tienda en donde ejercía como vendedor y reparador, talvez no era tan conocido como otros que ejercían dicha profesión pero sus clientes siempre salían satisfechos. Eso y lo que tenía que hacer para llamar la atención de la clientela, Jimin solía usar una blusa con mangas de seda, corta que dejaba ver su fino torso blanquecino, decoraba sus brazos con pulseras, anillos y un arete en el labio, con un ancho pantalón púrpura que tenía aberturas en los laterales dejando ver las finas curvas de sus caderas y quizás más. No le gustaba del todo la idea en un principio pero al ver que daba frutos se quedó así. El tic tac en algunos de ellos lo puso nervioso, la verdad es que le temía al tiempo, porque le recordaba cada vez la pronta muerte que afrontaban los humanos a su alrededor, ver moverse las agujas era una invitación a imaginarse que pasaría en los siguientes años ¿Qué tanto cambiaría todo? De entre todos sus relojes, uno de sus favoritos era el de arena que dejaba caer pequeñas porciones en un color azul, le recordaba a la galaxia y había uno que otro cliente que tentado por su belleza, ofrecía dinero por el, para su mala suerte Park Jimin jamás vendería ese entre todos, después de todo era de alguien muy querido para el y dárselo a alguien más se asemejaba bastante a un pecado en su cabeza. La campana tintineo y el chico se incorporó de su asiento para recibir al cliente, sonriendo de para en par e inclinandose levemente.

-Bienvenido a...

La visión ante el pareció un espejismo, un muchacho de tez similar a la porcelana, cabello de un negro intenso y ojos marrones profundos le vio también, sin duda se trataba de un noble por su forma de vestir y la forma elegante de sus facciones.

-¿El tiempo de Park?-enunció el nombre de dicha tienda.

-A sus órdenes, soy Park Jimin, si haz perdido el tiempo, búscame para repararlo-recitó el pequeño lema de la tienda. Yoongi sonrió satisfecho y se aproximó al mostrador-¿Y bien dime qué necesitas?-inquirió Jimin con una ceja en alto, con las manos entrelazadas apoyándose en el mostrado.

-Oh...claro-el chico saco de su bolsillo el preciado reloj plateado y vio como Park boqueaba al tener la pieza de cerca, tal reacción le pareció curiosa pero no quiso indagar-Lo tengo desde hace mucho y me preguntaba si es normal que las manecillas girarán tan lento, aveces habían pasado horas y aquí apenas reflejaba algunos minutos transcurridos.

Park se apretó los labios y evitó mirarlo esta vez, Yoongi no entendió del todo este gesto y en su lugar guardo silencio.

-¿Ocurre algo?

-Eh...no es nada-percibió en los grises ojos del chico, una mirada nostálgica, como si lo hubiera conocido de toda la vida, el corazón le aceleró de súbito y se llevó la mano al pecho sin entender.

-No puedo creer que aún lo tenga, se ve como nuevo a pesar de los años-murmuró Jimin, acarició la flor de loto y la sonrisa en sus labios demostraba la gran felicidad que se acrecentaba cada vez más y más-¿Podrías decirme tu nombre?-pregunto al chico, Yoongi lo miro sorprendido y asintió con la cabeza.

-Min Yoongi-dijo simplemente.

-Si eres tú...

Aquella noche el reloj dentro de ambos volvió a transcurrir y las cargas del pasado se sintieron menos pesadas, el flujo, la continuidad, o como quisieran llamarle volvía a correr, un acontecimiento que traería consigo dolor, amor y perdón.




𝓖𝓻𝓪𝓬𝓲𝓪𝓼 𝓹𝓸𝓻 𝓵𝓮𝓮𝓻 <3

El creador de relojes fantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora