Era la quinta vez en la noche que Yoongi había suspirado, una amiga de su madre, La condesa Galmiria, organizó una deslumbrante fiesta en donde se podía ver a la crema y nata aristócrata, doncellas con vestidos hermosos de encaje revelador, usando zapatos costosos y adornando sus cabellos con joyas de distintos colores, parecía una competencia para ver quién llevaba el mejor conjunto aquella noche. El chico sintió las mejillas arder cuando Lady Vania, una antigua compañera de esgrima se acercó hacia el, revelando sus generosos pechos y sonriéndole con dulzura.
—Hace tiempo que no nos vemos, Yoongi—su sonrisa era un deleite auditivo, de ojos ambarinos y piel canela, resaltaba entre todas las demás señoritas, con su vestido ajustado, de la más magnífica seda—¿No te parece aburrido?
El comentario de la muchacha llamó la atención de Min, que hasta ese momento solo había permanecido con la cabeza en alto por cortesía.
—Todos aquí dicen ser amigos pero no es así para nada, lo puedo ver, en esas máscaras blancas—dejo escapar un suspiro agobiante de sus rojos labios—sabes... entre poco debo cansarme.
—Eh...
—Mis padres me han comprometido con un duque muy importante, ni siquiera se su nombre, dicen que me ama y creen que soy tan tonta como para tragarme el cuento...lo detesto, detesto a mis padres y a ese hombre—Yoongi noto como los ojos se le empezaban a hinchar, apretaba su vestido con furia, furia contenida que poco a poco fue disminuyendo mientras respiraba para calmarse—en realidad me gustan las chicas.
La confesión de su antigua compañera dejo al joven noble sorprendido, lo había dicho con tanta seguridad que incluso sonaba muy admirable.
—¿Es malo? ¡Ah! La verdad no se porque te cuento estás cosas—apenada se llevó una mano a la nuca y fingió una sonrisa—debes pensar que soy una tonta o rara. Pero la verdad luces... confiable Min Yoongi.
—N-No para nada, si eso es lo que quieres no veo cuál sea el problema.
Vania le dedicó una sonrisa conciliadora para volver a quedarse cabizbaja.
—Tengo miedo Yoongi.
—Yo también.
—¿Matrimonio arreglado?
—En proceso.
—¡Ah! Qué les den a todos estos puritanos de mierda—elevo la voz y Yoongi temió ser descubierto, para su alivio todos lucían más interesados entre ellos mismos—gracias...
—¿Porque Lady Vania?
—Por escuchar, los caballeros aman ser escuchados pero cuando viene departe de una mujer lo ignoran.
—Bueno a mí me gusta hacer ambas cosas.
Otra vez ese sonrisa enternecida que provocaba un palpitar violento, su ex compañera se despidió para perderse entre la multitud no sin antes plantar un beso amistoso en su mejilla, dos corazones perdidos en medio de un mar de personas que creen tener la razón en todo. Yoongi pensó por alguna razón que Jimin tendría la respuesta a ello.
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Park Jimin cerró la tienda temprano por hoy, los fines de semana era habitual que no hubiera tanto revuelo en las tiendas, únicos momentos en donde se daba el lujo de pasearse por allí y no pensar todo el día con horas y minutos. Cerca de su tienda se hallaba un hermoso parque lleno de flores y un lago, le recordaba mucho a su tierra natal de donde partió desde muy joven buscando expandir sus conocimientos sobre el tiempo. En aquellas tierras se ocupaba más la longevidad que la modernidad, Jimin prefería leer las estaciones, duración y los cambios atraves de las estrellas, en su duro viaje por el desierto que bordeaba su nación, pensaba que se hallaba solo, hasta que miro al cielo encontrándose con los cuerpos celestes haciéndole compañía. Su madre Ikram, en un principio no aprobó esta idea, de hecho su abuela Mamá Badra tuvo que convencerla, de ella recibió algo muy especial, y se trataba de un hilo dorado que le serviría en su viaje, aunque hasta la vez no lo hubiera utilizado, en las noches difíciles el chico solía verlo y así rememoraba mejor las sonrisa dulce de su abuela y las cariñosas manos de su madre.
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El creador de relojes fantasmas
FanficPark Jimin vive con normalidad en su tienda de relojes, pero un día la presencia de un importante noble le hará recordar el pasado y girar las manecillas de sus recuerdos, un mundo en donde el futuro es lo anhelado y el pasado debe ser enterrado.