Capítulo 25 • Aquí Estás

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Narra Efraín

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Narra Efraín

Suspire por tercera vez, no lograba dormir, algo me mantenía inquietante y no me dejaba conciliar el sueño.

Mire el reloj en la mesa de luz y este marcaba las 3 am, suspiré y decidí levantarme, al fin y al cabo no iba a poder dormir

—Señor, ¿por qué está inquietud? —mire el vaso de agua en mi mano y la hice girar un momento, mire por la ventana frunciendo el ceño, ¿qué hacía Katherine por aquí? Me coloque un abrigo, pues el invierno se acerba y se hacía notorio de a poco—. ¿Kat? —pregunté y esta se giró, sus ojos se encontraban hinchados y rojos—, ¿qué ocurre? ¿Estás bien? —me acerque, pero solo abría y cerraba la boca, pero no lograba decir nada.

—Yo... —y callo de rodillas, me agache a su lado y la abrace, no entendía. Kat era demasiado compleja, había veces las cuales era fácil de leer y otras era así, nadie sabía lo que ocurría con su vida, era un completo misterio, pero nadie sabía eso. Ocultaba todo demasiado bien detrás de aquella sonrisa—, ellos aún estaban vivos —susurro que si no fuera porque estaba a su lado no la hubiera escuchado

—¿Qué ocurrió? —volví a preguntar y ella me miro durante unos segundos y luego sonrió

—¿Por qué estás aquí? —se puso de pie y la imite

—No podía dormir y te vi

—Oh —solo pronuncio y miraba las estrellas—, ¿no es algo horrible que el cielo este tan alto que ni con nuestra estatura más alta lo podamos alcanzar? Ni subiendo al edificio o montaña más alta del mundo

—Supongo, es algo impotente, pero me gusta, porque algún día llegaremos —sonreí y ella me miro fijo por un momento

—Tienes una linda sonrisa, te hace olvidar de todo por unos momentos —hablo y me quedé perplejo, no sabía que responder a eso

—Gracias... supongo —ella rio y la mire mal—. ¿Qué?

—¿Así respondes a un cumplido? Eres... interesante

—Y tu un completo misterio —respondí

—Lo sé —dijo y sonrió—. Gracias —la mire confundido

—¿Por qué? —pregunte sin entender

—Por todo, fuiste el único el primero en cumplir lo que mi hermana quería

—¿Y qué quería ella? —pregunte aun sin entender

—Que crea —dicho esto se alejó rápidamente sin dejarme responder

Entre a mi casa nuevamente y mamá estaba en la cocina— ¿Quién era ella? —pregunto

—Katherine Coya —respondí y sonrío

—Es la chica de la que me has contado, podrías invitarla a cenar mañana u hoy —miro la hora—, señorito es muy tarde para andar despierto, ¿los padres de ella la dejan salir a esta hora?

En Un Mes Creerás En Él. [EUMCEE1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora