Cap 38

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Ya se estaba haciendo tarde cuando salimos del hospital, Manuel caminaba junto a mi y veia todo como si fuera un niño que al que llevaban a un lugar nuevo. Nunca vi su sonrisa tanto tiempo, ni que fuera tan natural para él hacerlo.

Ya no es Mi Chico Solitario... eso esta bien ¿verdad? 

Odio decir esto, pero ya no es el Manuel que conocí, el chico frío y distante, ya no. Manuel talvez nunca tendrá idea de lo que hizo. Y espero que nunca la tenga.

El sí murió

Murió ese lado frío, duro y solitario, con el que todos lo conocimos, se fue en el momento en que inserto esa navaja en su muñeca y su cabeza se golpeó... 

Pero gracias a esa muerte dejó que ese lado tierno, infantil y alegre surgiera, para que él fuera feliz de nuevo, era algo que tenía que pasar para que por fin encontrará su felicidad y dejara de sufrir por culpa de otras personas que no tenían ni idea del maravilloso chico que era, y nunca la tendrán. 

Llámenme tóxica, pero me niego a ver a Manuel sufrir de nuevo.

Ahora que recuerdo ¡Arya! ¿¡Arya!? ¿Dónde la deje? ¿se la habrá llevado esa chica? Bueno, se donde encontrarla, eso me alivia

-¡Julián! -lo llamé, el volteó -Sé donde esta el lugar secreto de Manuel, allí dejo sus cosas, asi que lo llevare allí a traerlas. ¿Puedes comprar algo de comer? La hamburguesa que compre tuvo un trágico final, por fi -el asintió lentamente como si aun estaba procesando la información 

-Claro, llega rápido o si no mamá me llamara, tengo que hablar con ella antes de que vea a Manuel y sabrá que mentiría si le digo que no lo he encontrado -asenti y tome a Manuel del brazo y cruzamos la calle.

-¡Volvemos antes de la cena! -todos asintieron. 

-¿A dónde vamos? -preguntó confuso.

-Por tus cosas -el asintió y seguimos caminando.

-¿Donde vivimos? -me pregunta.

-En Medellín -el movió ligeramente su cabeza 

-¿Y estamos? -solte una risa.

-En Montería -el frunció el ceño 

-Entonces... si... -lo interrumpí. 

-Viaje de amigos, algo salio mal y tu desapareciste hace dos meses, y alguien nos dijo donde estabas. -solto un simple "Oh" y seguimos caminando.

Al llegar al lugar movi la tabla, entre yo primero y luego Manuel, quién quedo más que fascinado al ver dicho lugar, en el sillón se encontraba la chica, y en el suelo estaba Arya jugando, al ver  Manuel se levanto rápidamente y corrió hacia él, soltaba sollozos mientras Manuel la acariciaba.

¿Nunca habían visto algo así? Yo tampoco, me recordó mucho a mi Fresita, debo verla... me urge verla. Nunca había sentido lo mucho que la extraño y hoy lo sentí todo de golpe.

-Es tu mascota, se llama Arya -el agradeció. 

-Miren nada más quien es, nuestra Dory en versión humana y chico - bromeó ella, pero y como era de esperarse, el no entendió la referencia. 

-Cállate.... eh... ¿como dijiste que te llamabas? -ella rodo sus ojos

-Lucia, no Lucía, Lucia, sin el acento. Lo sé, extraño - volteé hacia Manuel y seguía mimando a su cachorra -me creerás de ladrona, pero no es asi, me salí por que en los hospitales no dejan entrar perros. Se tardan mucho, joder. Me dio hambre y me regresé. 

Yo reí, esta chica era increíble, y eso que hace unas cuantas horas quería asesinarme, supongo. 

-Manuel -el elevó su vita para verme -¿Puedes salir con Arya en lo que busco tus cosas? -el asintió y llamo a la cachorra para salir. Cuando lo hizo, me asegure de que estuviera lejos para que no escuchara.

-¿Puedo preguntarte unas cosas? -ella se sentó y sonrió.

-Ya estabas tardando, bueno... ¿Qué quieres saber? -argumentó Lucia.

-¿Cómo y hace cuánto lo conociste? -cuestioné con seriedad. Ella solto una carcajada. 

-Ok, ok. Bueno, en resumen: me lo tope un día en la entrada del cementerio, lo trate como una mierda y luego resultó ser el dueño del refugio en el que me escondia a fumar hierba, hace dos meses -asentí sin dejar la mirada seria -muñequita, hasta los extraterrestres de Marte notan tus celos. No paso nada entre él y yo ¿ok? Relaja el ceño, te causa arrugas y luego necesitaras botox. -¿cómo una persona puede llegarte a caer tan bien y gordo a la vez? volteé hacia Manuel, quien jugaba con Arya, reía y le lanzaba una pelota para que ella la trajera, simplemente tierno, jamás lo vi feliz como lo esta ahora. 

Me regrese a ver a Lucia. 

-Perdón, es que... -ella me interrumpió.

-Se que te gusta, estas enamorada de él, se nota que es buena persona. No lo dejes ir -asentí. 

Es cierto, excepto lo de enamorada, eso aun no se confirma, mi corazón y mente aún están en una guerra que ninguno puede ganar, cada quién con sus argumentos ¿Qué se puede hacer? 

-¿Me ayudas con sus cosas? -ella aceptó. 

Tome la mochila de Manuel y comenzamos a meter sus cosas, sus libros, las hojas de papel, folders, cuadros, joder que tiene muchas cosas, esto no me va a caber en su pequeña mochila.

-Es mucho -rechiste.

-Llévate mi mochila -asenti y seguimos buscando, vi una caja azul, así que la tome y la metí en la mochila, bajo de él vi ese folder, con esas hojas que me revelaron su mayor secreto. Lo que causo todo esto. Lo tome y se lo mostré, ella me vio confundida, hasta que leyó el contenido. 

-¿Eso es...? -me cuestiona, asentí y se lo entregué. 

-Quédatelo, lo cuidarás mejor, o quemalo, no se que chuchas harás con eso, solo quiero que Manuel no lo vea -ella asintió y lo tomó. 

-¿Que harán ahora que ya lo encontraron? -me pregunta. 

-Regresar a casa, las clases empiezan pronto y el viaje es muy largo y el tráfico muy pesado. 

-¿Toman la ruta larga? -asentí -¿por qué? 

-Pues según Julián la principal puede ser muy peligrosa para nosotros, y es divertida -ella volvió a asentir.

Regresaremos a donde todo empezó, eso aterra un poco.

El Chico Solitario || Manuel TurizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora