Solo déjate llevar. Cap- 4

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Samary

oscuridad...Es todo lo que puedo presenciar, aquella que me rodea y arropa, donde me sentía segura. Hasta que el llego a mi vida.

Ya es medio día me encuentro parada frente al espejo de mi habitación apreciando mi atuendo de hoy.

Hoy quiero ir a mi lugar favorito de mi pueblo en Londres es un lugar que a mi parecer solo yo conozco. Llevo puesto unos pantalones negros de cuero ajustado, una camiseta ajustada color rojo vino, una chaqueta de cuero por encima de la misma y unas botas.

                                                                          ༄

Hace frio, el invierno esta por entrar aquí en Londres, me gusta apreciar los últimos días de otoño, cuando aquel árbol de hojas rojas y naranjas comienzan a caer, me gustaba aquel bosque pequeño, me hacia sentir segura y tranquila. Aquel pequeño camino que me hizo conocer este hermoso lugar en un momento de desesperación.

Al llegar puedo ver las hojas de colores rodeando el gran árbol, mientras camino sintiendo el aire rozar mi pelo y mi cara, aprecio lo hermoso que se ve el cielo reflejado en el pequeño lago.

Ya ha pasado una hora y la noche comienza a caer sobre mi  y las preguntas a llegar a mi cabeza. Esos ojos de aquel chico no dejaban mi cabeza, la imagen de el parado en mi ventana sigue vaga en mi mente, pensar en el me hace sentir un vacío en mi, como si algo no anduviera bien, ni conmigo ni con el.

¿Era real? es lo que me pregunto, esa manera de desaparecer, esos ojos tan iluminados y llenos de misterio que llenaba mi ser, me hacían querer saber mas de el, ¿de donde venía? ¿por que no lo había visto antes?

Mire el sol esconderse y la luna ocupando su lugar, me encanta la luna es hermosa y las estrellas que la acompañan, son como un gran ejercito siguiendo a su líder. 

Aun sentada y recostada en el tronco de aquel viejo árbol, sentí su mirada, estaba ahi lo podia sentir, mire hacia mi derecha, pero ahi no estaba supongo que tanto pensar en el me estaba haciendo dañ...

—Venir a tu lugar favorito y ponerte a pensar en mi, no es algo que me esperaba de ti preciosa. —dijo el desconocido sacándome de mis pensamientos y ganando toda mi atención.

—¿Me vas a decir tu nombre?—dije aun sin voltear a mirarlo. —¿Que haces aquí? ¿acaso me estas siguiendo?—dije dándome vuelta para mirarlo y verlo con certeza.

—Una pregunta a la vez, ¿quieres?—dijo estrechando su mano para que yo  la tomara y así poder levantarme, no la tome puedo hacerlo sola. —Soy Admes Fallen.

—Tienes un lindo nombre, pero si me disculpas no tengo tiempo para ti.—dije antes de comenzar mi camino a casa, pero el me detuvo bloqueando mi camino, puse mis ojos en blanco y cruse los brazos debajo de mis pechos. —¿Se puede saber que quieres?

—Te quiero a ti, vine por ti.—dijo Admes.

Yo aun procesando sus palabras, dije—¿Como que viniste por mi?

—Y no me pienso ir hasta que seas mía.—dijo acortando la distancia entre nosotros.

—Sabes que, no suelo darle a las personas lo que quieren, no le pertenezco a nadie y seguirá siendo así por un largo tiempo. Así que si me disculpas, otra vez, me tengo que largar de aquí y tu interrumpes mi salida. —estoy bastante confundida sobre lo que Admes dice, es difícil de descifrar, su rostro es serio pero relajado, lo hace ver arrogante.

—Voy contigo, es muy tarde y es peligroso.—dijo mirándome fijamente a los ojos.

—¿Me hablas a mi de peligro? por si no lo sabes yo...—no me dejo terminar cuando...

—Eres el peligro o eso es lo que crees. Tu estas frente al peligro.—dijo, podia sentir su respiración sobre mi .— Podría llevarte al cielo pero el infierno es mi siguiente destino y tu vendrás conmigo.

Me quede pensando en sus palabras por unos segundos, quería pensar que solo quería seducirme, pero su rostro decían ambas cosas.

—M-me tengo que ir Admes.—agarro mi cintura y apretó su agarre, sentí mi respiración cortarse y la suya acelerarse.

—Podría dejarte ir, pero no seria placentero para ninguno de los dos.—susurro en mi oído, su voz era tan varonil, lo hacia tan sexi, podia sentir mis bragas humedecerse haciéndome estremecer.

—Apuesto a que deseas lo mismo que yo, solo déjate llevar. —junto nuestros cuerpos haciéndome sentir lo duro que estaba su polla.

—Estas equivocado.—dije mirándolo fijamente a los ojos.

—Tu humedad  dice lo contrario.—dijo, sus dedos se postraron en mi entrepierna por encima de la suave tela de mi pantalón haciéndome soltar un pequeño gemido de sorpresa.

—Basta, no te dare lo que quieres.—dije queriendo que mi voz sonara firme pero el movimiento de sus dedos me hacia soltar puros gemidos.

Lamio sus labios y enseguida hizo una sonrisa burlona de lado, lo hacia ver como un villano cuando esta apunto de hacer su maldad.

—Te besare con tanta pasión que tu cuerpo querrá más.—dijo dejando su cara a centímetros de la mía.

No me dejo contestar cuando estampo sus labios contra los míos poniendo sus manos sobre mi trasero. No aguante mas y me deje llevar contestando su beso.

Mordiendo apasionadamente mis labios, haciendo que nuestras lenguas se encontraran, haciendo mi que mi pecho suba y baje. Bajo a mi cuello dejando besos húmedos en el, el aroma penetrante de su perfume le daba el toque perfecto a la escena, sentí su mano entrar en mi camiseta haciendo contacto con mi piel, subiendo hasta encontrarse con mis pechos. Adentre mis dedos en su pelo, y su boca se encontró con la mía otra vez, esta vez fui yo la que profundizo el beso, su ,mano masajeaba mi pecho con una fuerza placentera que me hacia temblar.

Quería más, pero se detuvo,  agarro mi rostro con ambas manos haciéndome verlo a los ojos, baje mi mirada sus labios viendo el color rojo que había tomado debido al beso, no podia negar lo provocadores que eran, cada parte de el lo era.

—Te lo dije.—dijo en un tono burlón que se escuchaba tan sensual. Me quede mirándolo, no tenia palabras, no sabia que había pasado.

—Ten una linda noche mi querida Diosa.

Se dio vuelta y comenzó a caminar yo hice lo mismo pero me quede parada cuando lo vi darse vuelta para mirarme, y ahi estaban, aquel brillo como el de las estrellas en sus ojos. Parpadee un par de veces y cuando volví a mirar ya no estaba, había desaparecido, otra vez...

Nosotros , Sangre y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora