𝐄𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐝𝐢́𝐚

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A pesar de no haber pegado ni un ojo durante toda la noche, no había ni un rastro de pereza en JungKook. Hoy sería el primer día, esa misma tarde se iría por donde normalmente lo hacía, pero esta vez iría acompañado.

Y no de cualquier persona.

Su persona favorita en el mundo, luego de sus padres, por supuesto.

Cuando salió de su primera clase en la mañana, JiMin se había acercado para saludarlo, sonriente y peinado como acostumbraba, le mencionó a JungKook donde debía esperarlo a la salida. El menor logró su mayor esfuerzo por prestar atención y no sonreír como bobo.

Aquel momento había sido especial para JungKook, era la segunda vez que JiMin se le acercaba. Y si no fuese porque JiMin ahora se encuentra a unas mesas de distancia, ya se hubiese ido hace media hora, porque en realidad JungKook es alguien bastante asocial, no le gusta convivir en demasía con las personas, las simples multitudes lo abruman.

—...Pero resultó ser solo un pedo, así que caminé sosteniéndome el trasero todo el camino por nada. —SeokJin, el único amigo que conservaba por el momento, se encontraba sentado frente a él comentándole sobre su accidente de la mañana.

SeokJin no es en realidad súper cercano a JungKook, son amigos desde la infancia pero cada uno tiene su propio grupo. Aunque cada vez que JungKook se encuentra solo, SeokJin le hace compañía.

— ¿Y tus amigos? —aquella pregunta logró que por primera vez JungKook le prestara atención.

—No tengo amigos.

El chico de cabello castaño solo emitió un sonido antes de volver a mordisquear su hamburguesa. Mientras que JungKook mantuvo nuevamente su mirada en el rubio mientras apoyaba su mejilla sobre la palma de su mano.

— ¿Aún haces eso? —le tira una papa para llamar su atención. Jeon lo mira malhumorado. — Si fuera tú, levantaría ese trasero, cruzaría el comedor y le hablaría.

A pesar de su -no tan cercana- amistad; SeokJin sabía acerca del interés del JungKook por JiMin, esta no era la primera vez que pillaba al pelinegro mirando desde la distancia al rubio reír o simplemente estar. Ni siquiera ha tenido que preguntar, con el paso del tiempo lo ha asumido, y JungKook no ha hecho nada para negárselo.

—Hoy nos iremos juntos~. —canturrea el pelinegro.

SeokJin notó en su tono una emoción nueva, era la primera vez que JungKook hablaba más agudo y mezclando sus palabras con una risa de por medio. Eso sólo lo hizo sonreír y lanzar una papa al aire para atraparla con la boca.

—Joder, me invitas a la boda.

Probablemente ese comentario habría logrado que JungKook se levantara y se fuera, o al menos un golpe en la cabeza del castaño; pero como hablaba de JiMin, por algún motivo sólo lo hizo sonreír e imaginar la posibilidad de que algún día eso suceda.

Cuando terminó su última clase sentía tanta emoción como nervios. Caminó hasta el punto de espera y se apoyó en la baranda de las escaleras. Intentaba lucir casual, como si estuviese esperando a cualquier persona, intentando ocultar su ansiedad interior a cada minuto que pasaba y JiMin no llegaba.

Y aunque él los haya sentido como una tortuosa infinidad, solo pasaron siete minutos antes de que el rubio bajara las escaleras y empujara por la espalda a JungKook, tomándolo por sorpresa y casi tirándolo.

Jeon podría haberlo insultado, tenía tantas ganas de hacerlo, pero cuando volteó y vio de quien se trataba, de pronto le pareció gracioso y logró sonreír con sinceridad como cualquier otro hipócrita «enamorado».

𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐑𝐀 •*ᵎ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora