JiMin no había hablado con JungKook en todo el día.
Y eso traía al azabache de un terrible mal humor.
Tan solo eran las nueve y media de la mañana y ya había revisado su móvil por décima vez en busca de algún mensaje del rubio, algún indicio. Pero al ver su bandeja de mensajes vacía, solo pudo bufar y revolverse el cabello con evidente desespero al no comprender qué demonios había sucedido entre ambos.
JungKook realmente creía que iban muy bien. Luego de su linda tarde de baile, se sintió tan seguro de lo que sentía que incluso se vio a sí mismo a punto de arriesgarse y declararse.
Pero antes de poder hablar con JiMin, tuvo clases de matemática y SeokJin le obligó a hacer unos ejercicios para puntos extras –que la verdad necesitaría–, fue entonces que sus amigos volvieron a invadir su espacio personal, hablando cosas que JungKook prefirió morder su lengua o terminaría discutiendo con ellos.
Y ya estaba harto de las discusiones.
Por supuesto no pudo quedarse callado cuando hablaron de JiMin, jamás dejaría que alguien hable mal del que considera su gran y único amor.
Pero ahora su querido amado lo había ignorado por un día completo. Tan solo el día de ayer JungKook lo buscó por todos lados, incluso preguntó a uno de sus amigos cuando lo vio en el pasillo, pero él le mencionó que se había ido antes por un dolor estomacal.
Eso preocupó mucho a JungKook, pero no podía saltarse sus clases, menos si tenía a SeokJin de compañero. No podía dejarlo solo con las tareas, hace varias semanas había decidido dejar de comportarse como un idiota con el resto, dejar de lado las cosas que no aportaban a su vida; y SeokJin era una parte positiva en ella, así que decidió concentrarse en clases hasta que dio la hora de la salida, donde corrió tan rápido hacia su bicicleta y volvió a su casa, tirando de ella al suelo sin importarle nada y caminando apresurado hacia la puerta de enfrente.
La casa de JiMin.
Golpeo por primera vez, pero nadie salió. Decidió esperar unos minutos y volvió a tocar, esta vez el timbre. Lo intento con ambas al mismo tiempo, pero nadie salió.
JungKook decidió no rallarse la cabeza y pensar de manera lógica.
Su padre trabaja hasta tarde y él se sentía mal, tal vez se tomó algo y se durmió.
Se convenció mientras volvía desganado hacia su casa, mirando una última vez la ventana cerrada de la habitación del rubio antes de entrar y cerrar la puerta.
Pero cuando ya era el día siguiente y JiMin siguió sin aparecer, comenzó a desesperarse.
Le mandó un mensaje tras otro, todos preguntando si se encontraba bien, sintiendo un malestar en su pecho que crecía cada vez más a medida que las horas pasaban y no había rastro del rubio.
—JungKook. —escuchó una voz a su espalda. Se obligó a cambiar su cara irritada y giró su cuerpo, mirando al universitario caminar hacia él. — No olvides que hoy será el ensayo general, mañana es la obra y todo debe salir perfecto.
JungKook asintió, despidiéndose del mayor y hundiendo su cabeza en su casillero al saber que JiMin seguía desaparecido.
Pero eso, por supuesto, no duró todo el día. Porque JiMin tenía un compromiso con la obra.
El azabache pudo sentir su corazón detenerse una mínima de segundo antes de latir con fuerza, al abrir la puerta del club de teatro y encontrar ahí al chico que no había salido de su mente en toda la tarde.
Lo vio sentado en la esquina del escenario que ya había sido decorado para la obra de mañana, su cabeza se mantenía en su móvil, y eso solo decayó el ánimo del pelinegro.
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𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐑𝐀 •*ᵎ Kookmin
Fanfiction*•.* ↳ JiMin y JungKook deberán actuar en una obra juntos. Ó JungKook recibe un castigo por algo que no cometió, pero cuando lo incluyen como protagonista en la próxima obra de su instituto, está completamente seguro de ser el peor día de su vida...