Más que un monstruo [1]

Capitulo 3

"Una tormenta en medio."

Adira.

Quisiera decir que, al mirarlo a los ojos, sigo viendo al chico que conocí cuando tenía once años. Luke fue de las primeras personas que me trató con verdadera bondad, sin juzgarme por la sangre que llevo en las venas. 

Me ayudó a crecer, tanto como soldado como persona. Nunca me otorgó un trato especial o indulgente, sino que, al contrario, siempre me exigió más, quizá porque intuía que podía llegar lejos. 

Mientras muchos me subestimaron o me miraron con temor, asco o lástima, él siempre me vio de otra forma. 

Luke no era una persona cualquiera. Era de esas personas que inspiran cariño con facilidad, una luz brillante a la que te sientes atraída, aunque no lo desees. Su genuina amabilidad despertaba interés en todos, y yo siempre le tuve un afecto sincero. Anhelo recuperar ese vínculo amistoso que compartíamos antes de que me marchara.

Aunque nunca formalizamos una relación de pareja, estuvimos juntos durante casi cuatro meses: cuatro meses en los que fui feliz a su lado y otros cuatro en los que sufrí estando en Boston.

—¿A dónde vas? —siento su agarre en mi brazo, impidiéndome continuar.

—Me estoy congelando aquí afuera —le respondo, temblando.

—¿No es por eso que quieres huir? —sus ojos se clavan en los míos.

—No. Ya no voy a hacerlo.

—Es fácil decirlo —me observa con desconfianza, como si no me creyera—. Hacerlo es otra cosa.

—¿Puedes dejar de mirarme así? —pregunto, soltándome de su agarre.

—No te estoy mirando de ninguna manera —responde mientras se acomoda el cabello, como si nada sucediera.

—Me miras como si me odiaras —repito, y él guarda silencio. Ese silencio me convence: “Te miro así porque te odio”.

Sin esperar más respuestas, me doy la vuelta y regreso al bar. Me deslizo entre la multitud en busca de la pareja que me trajo aquí a propósito. 

En la barra encuentro a Cloe, mirando hacia la entrada, evidenciando que me vio cuando salí tras Luke. A su lado, Jay, con la cabeza apoyada en la barra, intenta apresuradamente tomar a su novio del brazo para escabullirse.

—¡Ey! ¿A dónde creen que van? —logro detenerlos.

—Ehhh... a casa —dice Cloe, mostrándome las llaves del coche. Jay se aferra a su brazo y finge estar ebrio.

—¿No me iban a decir que Luke es el dueño del bar? —me cruzo de brazos.

—¿No lo dije? —se hace la que piensa—. Supongo que lo olvidé.

—Ha sido muy incómodo verlo de repente.

—Bueno, en algún momento iba a pasar.

—No era el momento.

—¿Y entonces cuándo? Eres capaz de evitarlo con tal de no verlo.