21

2.6K 329 27
                                    

— ¿Cómo estás ahora?

— Jay, ya me lo has preguntado tres veces en casi una hora.

El rubio sonrió dejando un pequeño beso en la frente del menor. — Déjame, quiero preocuparme por la persona que amo, gracias.

Jungwon sonrió y se dejó mimar. Los dos estaban tendidos bajo las mantas de la cama, abrazándose como solían hacerlo.

— Jay.

— ¿Mh?

— ... Te amo.

El rubio casi saltó. Jungwon nunca lo había dicho, él era el único de los dos que decía que lo amaba, constantemente.

Esa noche, sin embargo, el menor lo dijo por primera vez.

— ¿J-Jay? ¿Estás llorando? — El chico rápidamente se secó los ojos y sonrió.

— Yo también te amo, no tienes idea de cuánto. — Respondió en voz baja y comenzó a llenar el rostro del menor con pequeños besos.

— Te amo - te amo - te amo - te amo - te amo — repetía con cada beso, algo tierno que hacía sonreír a Jungwon.
El pequeño nunca se había sentido tan querido por nadie.

Lo sentía, Jay era la persona perfecta.

La fuerte notificación de un mensaje interrumpió el intercambio de afecto entre los dos. — ¿Quién es?

— No lo sé, ahora veré. — Jay tomó su teléfono y respondió el mensaje.

— Era Erin, todavía está estudiando historia... me preguntaba cómo leer este número romano. — Explicó, mostrando el teléfono.

Los ojos de Jungwon se agrandaron, y exclamó — ¡Por supuesto! ¡Era la hora en números romanos!

Jungwon se levantó de un salto y tropezó entre las mantas.

— ¡Jungwon!

Jay saltó de la cama, casi tuvo un ataque al corazón. Jungwon comenzó a reírse de la tonta situación y Jay le pellizcó la mejilla.

— Me diste un susto... ¿estás intacto?

— Sí, no te preocupes. Disculpa un segundo, absolutamente tengo que decirle algo a Sunoo.

Y a penas terminó de hablar, se levantó y corrió hacia el chico de al lado comenzando a llamar con insistencia.— ¡SUNOO ÁBREME LA PUERTA!

— POR DIOS JUNGWON, ¿QUÉ? — el pelinegro se apresuró a abrir habiendo reconocido la voz de su amigo.

— LO ENTIENDO.

— PERO QUE.

— EL MENSAJE DE NIKI.

— OK SÍ PERO ¿POR QUÉ ESTAMOS GRITANDO?

— No lo sé, de todos modos... Lo entendí.

— Pero que.

— El mensaje de Niki. El 'XII'.

— ¿Ah? ¿Qué es?

— Significa doce en números romanos. Te dio una hora. ¡Escribió medianoche!

— ¿Debería esperar hasta la medianoche?

— Mh, ¿qué hora es?

— Once cincuenta-

Sunoo sintió vibrar su teléfono.

— Otro mensaje de Niki...

— ¿Que dice?

— Oh Dios mío, ¿Acaso te estás divirtiendo con los rompecabezas?

— ¿Por qué? ¿Qué dice? — Jungwon se aferró a su amigo leyendo el mensaje.

— Acto II, Escena 2. Romeo y Julieta.

— ¿Quiere llevarte al teatro?

— No lo creo. — Se escuchó la voz de Jay.

El rubio se había quedado en el umbral de la puerta escuchando a los chicos intentando descifrar el acertijo de Niki.

— Es otra indirecta.

Los dos miraron a Jay confundidos. — Romeo y Julieta, segundo acto, segunda escena. — repitió el rubio y los chicos continuaron mirándolo, reflejando completa confusión.

Jay suspiró, incrédulo de la poca cultura inglesa de los dos. — Es la escena del balcón, ¿saben?

— Aaaaaaa la escena del balcón- — Solo allí entendieron de qué se trataba.

— Él te dio la hora y la acción. A la medianoche sales al balcón... — explicó Jay.

— Bueno, quedan menos de cinco minutos. Sunoo, ponte una chaqueta que hace frío, luego dime cómo te va. — le dijo el pelinegro a su amigo.

— Pero... no sé qué esperar- — Sunoo revolvió su cabello con ansiedad.

— Tranquilo, Jay y yo nos vamos, por si necesitas algo, estamos cerca.

Jungwon empujó a Jay despidiéndose de su amigo y regresaron a su dormitorio.

— Eres un genio de todos modos.

— ¿Por qué?

— La escena del balcón.

— Jungwon, es simple conocimiento de una historia muy famosa...

— Sí, pero quién recuerda los actos.

Jay sonrió, tal vez sea porque se sabía esa historia de memoria, pero le parecía obvio saberlo.

Mientras tanto, Sunoo había entrado en pánico.

— ¿Qué debo hacer? ¡Queda un minuto y estoy impresentable! — Sunoo estaba en pijama, pantalones holgados y una camisa igualmente grande.

Rápidamente se puso una sudadera y respiró hondo, para seguido abrir la ventana.

Descalzo salió tocando el frío suelo de la terraza, se apoyó en la barandilla y allí lo vio, más hermoso que nunca.

Descalzo salió tocando el frío suelo de la terraza, se apoyó en la barandilla y allí lo vio, más hermoso que nunca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Crush!! - Enhypen. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora