Brasa 23

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Estoy pagando las consecuencias de un corazón roto, que yo no rompí, o tal vez sí; después de todo, permití que tú lo rompieras.

Caí en tu juego, pero es que tú eres el infierno al que yo estoy condenada.

Esta fue la historia de ese ángel que quiso quemarse al ver un infierno que le gustó.

No me quieras como yo te quiero, porque, aunque me gustaría, no te lo recomiendo. Quererte como yo te quiero duele, como un buen amor suele doler, como duele el alma cuando ama en silencio, como duele una lágrima justo antes de nacer.

No me quieras como yo te quiero, amor; mejor quiéreme de lejos como bien sabes hacerlo.

Me gustas con esa sonrisa perversa, con esa mirada que mata, con tus perfectas mentiras... con tu falso amor.

Tú eres como el fuego,

Muy atractivo pero engañoso y peligroso. Te quiero tanto que olvidé que el fuego nunca se toca, y me quemé.

Las brasas de un nosotros que dejamos pendiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora