CHAPTER TWO

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HARRY

Martes, 9 de abril 1996.

- ¡Papá, detente por favor! Gritaba asustado el pequeño de ojos esmeralda.

Des Styles, el progenitor de aquel dulce niño, era una persona fría y estricta. Era un exmilitar con serios problemas mentales y una familia disfuncional.

- ¡Cállate estúpido niño! Ladro con furia en su dirección.

-Anne, ve como pones al niño en mi contra, será mejor que te lo lleves si no quieres que le enseñe a respetarme. Añadió gritando.

Se habían acabado de mudar esa misma mañana a una casa un poco vieja y desgastada, habían despedido del trabajo a su padre y su madre no conseguía uno.

Tan solo tenía dos años, pero comprendía bastante bien la situación en la que se encontraban, lloraba todas las noches esperanzado de que, al despertar, todo mejorara, que su padre dejara de golpear a su madre, que su madre sonriera y su hermana dejara de ofrecerle su comida todas las noches y durmiera tranquila.

Des sujetaba a su madre del cabello tan fuerte y no le importaba en lo absoluto lastimarla, ella solo lloraba y sollozaba tan bajo para no molestarlo.

Habían estado discutiendo por la casa y como Anne no había empacado bien la vajilla, que solo quedaron pequeños pedazos de ella.

- ¡Papá! Suelta la. Gritaba a su lado la pequeña Gemma.

-Cállense, joder. Respondió Des

Harry corrió a su padre y comenzó a golpearlo con todas sus fuerzas, sus pequeños golpecitos no afectaron en nada al agarre. Pero si fue suficiente para que su padre agarrara fuertemente el brazo del menor y lo empujara lejos.

- ¡Te odio! Grito el rizado antes de salir corriendo de su casa.

Corrió lo más rápido que pudo, sus ojos se llenaban de lágrimas y tenía miedo.

Era de noche, pero logro ver un parque a lo lejos y se dirigió a paso rápido a él.

Antes de acercarse lo suficiente, tropezó y cayó en la tierra húmeda, llevaba unos desgastados pantaloncitos azules y una polera con estampado.

Se levanto y se sacudió un poco, antes de subir a tientas al tobogán, para alojarse.

Esa noche no planeaba regresar a casa, y no lo hizo. Tampoco durmió, su única compañía era una rama para defenderse de los fantasmas y animales que quisieran dañarlo.

La mañana siguiente tampoco fue buena.

Su estómago pedía a gritos un poco de comida, pero no iba a volver, el tobogán era su fortaleza y él era el príncipe resguardándose del feroz dragón que quería lastimarlo.

-Un, dos, tres, banana, un, dos, tres, banana... Cantaba en un tono bajo

Aún no había decidido bajar y estaba sentado en la madera vieja en la parte superior.

Muchos niños comenzaban a llegar acompañados de sus padres y el solo observaba de lejos.

- ¡Iugh un vago! Escucho detrás de él.

Volteo percatándose que estaba rodeado de varios niños de aproximadamente 7 años.

- ¿Yo? Soltó casi inaudible.

- ¿Quién más? Respondieron

-No, solo estoy esperando, pasen si quieren yo no bajare.

-No lo creo. Respondió uno.

- ¿Qué van a hacerme?, No tengo nada, por favor, solo estoy esperando, no dañare nada. Titubeo Harry.

- ¿Qué les parece divertirse un poco, chicos? Propuso el más grande.

Todos asintieron con sonrisas ladinas adornando sus rostros.

Dos sujetaron al rizado de los brazos y su respiración se aceleró.

-Ahhh!!! Suéltenme, por favor. Hablo Harry

- ¿Qué? ¿Por qué haríamos eso? Eres un cobarde. Respondió uno de los niños.

Harry buscaba con la mirada ayuda, pero los niños que pasaban solo lo ignoraban y bajaban del tobogán.

En su búsqueda, sus ojos se conectaron con unos, eran de un color celeste, pero había algo especial en ellos. Había visto muchos ojos azules en su corta vida, pero los de ese niño en particular eran los más hermosos que jamás hubiera imaginado.

Trato de hablar, pero nada salió de sus labios, solo formaron la palabra, AYUDAME.

Creyó por un segundo que lo ignoraría, fue entonces cuando lo escucho.

-Oigan ustedes! Suéltenlo. Exclamaba el niño.

Después de eso no pudo escuchar mucho, unas que otras palabras sonaban en su mente, "Soy Louis Tomlinson", era la más repetida.

Pero cuando se dio cuenta tenia al niño de cabello castaño tirado en frente suyo fuertemente golpeado.

Tenia miedo de tocarlo, pero debía asegurarse de que estuviera bien, después de todo era su culpa que el paso por eso, ¿o no?

- ¿Estas bien? Pregunto con cautela.

(...) No hubo respuesta.

Repitió la pregunta, fue entonces cuando volteo y pudo observar bien sus ojos...

-Frenchy Sty

·Through the Wall· L.S By: Frenchy StyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora