Nene siente cierta curiosidad al escuchar de Aoi los viejos rumores sobre un demonio peculiar que no está incluído entre Los Siete Misterios. Al no poder obtener más información de su mejor amiga acude a la otra persona que conoce y sabe de los secr...
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Amane-kun.
Capítulo 6: Sin peros.
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El profesor daba su habitual conferencia con la naturalidad de siempre, totalmente centrado en su trabajo; algunas veces Amane se preguntaba si él sería consciente de que más de la mitad de la clase iba a su propio ritmo y que probablemente a nadie le interesaba lo que hablaba. Matemáticas nunca había sido una asignatura que se le diera bien, inclusive era realmente trabajosa, por lo que ahora que había decidido esforzarse y dar lo mejor de sí mismo, el castaño trataba de poner sus cinco sentidos en esa explicación que parecía quemarle todas sus neuronas sin compasión, no estaba siendo fácil. A veces la vista se le desviaba al salón para examinar lo que hacían todos, no era un panorama muy distinto de lo normal, los alumnos iban a su bola y se centraban en disimular que no les interesaba; por último, sus ojos dorados terminaban chocando con la misma chica, el único lugar donde se detenía varios segundos aún si corría el riesgo de ser reprendido por encontrarse girado de espaldas; no podía evitar quedarse preso de esos hermosos orbes y esa bella sonrisa que Celeste le regalaba todos los días desde hacía ya bastante.
Esta era una de esas ocasiones en las que Amame olvida que se encontraba en un salón de clases y pocisionaba su mirar en el tierno rostro de su amiga, quien durante unos instantes se mostraba concentrada en el maestro, pero al divisar a su compañero mirándola, terminaba haciéndolo igual. Tenía su lápiz en la boca, mordiendo su goma, pero eso no evitaba que se le escapara alguna que otra risita, hoy tenía ese brillo de labios que desde hacía unos días no se quitaba, había cuidado su cabello con empeño y se hizo una bonita trenza a un lado; como si su lado femenino hubiera despertado, como si quisiera verse más linda por alguna razón.
Inevitablemente el contacto visual se vio afectado por un tono alto del profesor, cosa que los hizo ver qué habían perdido la noción del lugar y el momento. Él volvió a su respectiva posición sonrojado, y ella bajó su cabeza para comenzar a escribir algo en su libreta.
Amane se encogió de hombros y empezó a garabatear algo en su cuaderno sin saber con exactitud que era esa extraña sensación que le provocaba aceleraciones incontrolables en el corazón, sentía que saldría disparado en algún momento, y no es que fuera algo desagradable, es más, era una maravillosa vivencia que solo le ocurría con Celeste. Desde hacía unas semanas, cuando ella lo consoló sin siquiera haber llorado, cuando lo envolvió con amabilidad y le susurró palabras de comprensión, desde entonces las cosas habían comenzado a cambiar ligeramente, poco a poco, pequeños cambios imperceptibles que lo habían llevado lentamente a ese ridículo estado.
De repente una bolita de papel impactó contra su mesa, obligándolo a tomarla rápidamente, ya sabía de dónde provenía. Esperó con paciencia a que su maestro apartara la mirada de allí y abrió su notica.
