Capítulo 7

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Amane-kun

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Amane-kun.

Capítulo 7: Loca familia.

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Amane se quedó estancado frente a la reja, mientras que su amiga había continuado caminando y se adentraba lentamente en el jardín delantero de su casa con el objetivo de llegar a la puerta. Él solo pudo quedarse parado, procesando la situación. ¿Cómo se había dejado manipular de ese modo? ¿Cómo había terminado ahí? Celeste podía ser muy convincente cuando quería. Inmediatamente después de que sonara la última campana nuestro protagonista se acercó veloz donde ella para decirle que no podía ir a su hogar, tenía cosas que atender, pero obviamente la chica no se lo había creído y no dió su brazo a torcer, insistió tanto que hasta parecía que si el castaño no iba por sus propios medios la Nijino se encargaría de secuestrarlo.

Alzó la vista para poder examinar el lugar, era muy bonito. La casa no era ni muy grande ni muy pequeña, tenía un tamaño mediano y su diseño simple era perfecto; estaba pintada con una bonita combinación entre color café —para las paredes— y blanco —para las columnas base, bordes, puertas y ventanas—, las tonalidades combinaban a la perfección y hacían que la vista fuera agradable y relajante y, por muy loco que sonase, era una buena pareja para el negro de la verja; la rodeaba un jardín que estaba plenamente cuidado, habían todo tipo de flores hermosas, Amane ni siquiera sabía el nombre de varias de ellas; el pasto era verde esperanza, lo que indicaba que alguien se encargaba de regarlo casi que diariamente.

—¡Amane-kun! ¿¡Qué haces!? —gritó Celeste desde la entrada, ya con las llaves dentro de llavín. Se había girado para comprobar que su amigo no se hubiera escapado y lo encontró a varios metros de distancia.

El mencionado soltó un suspiro y trotó por el caminito de piedras hasta llegar donde ella, le dedicó una sonrisa y por último divisó como la joven abría por completo la puerta de su casa. Al principio no supo con exactitud que hacer, no sabía si esperar a que Celeste lo invitara a pasar, si hacerlo antes, le temblaban las manos; ¡Por dios, estaba en casa de una chica!

—He llegado —advirtió la fémina, adentrándose en la sala, no sin antes quitarse los zapatos en la puerta y dejarlos cerca. Le dedicó una sonrisa sincera a su amigo y con un gesto de su barbilla le indicó que hiciera lo mismo.

El castaño obedeció sin reproches y tomó las mismas acciones que la pelirrosa, aunque palideció en el lugar cuando sintió los pasos agitados de una persona que provenían de uno de los pasillos alternos a las escaleras que había frente a él. Se puso realmente nervioso, era obvio que se trataba de un familiar de su amiga, era la primera vez que lo vería, que conocería a alguien cercano a Celeste y quería agradarles, debía hacerlo.

—Bienveni... —Pronto la figura de una mujer madura se colocó frente a ambos, traía entre una sus manos un recipiente lleno de lo que aparentaba ser pasta y con la otra se encargaba de batirla. Era obvio que se trataba de la madre de Celeste, de no ser por el color de sus cabellos —esta los tenía de color azul oscuro— serían un retrato. La mayor se paró en seco al divisar la compañía de su hija, su expresión se tornó pícara y alzó una ceja—. Dos, sean bienvenidos.

Amane-kun •|Yugi Amane/Hanako|• ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora