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II

Presente. Universo Omegaverse

Una alarma sonó dentro de la habitación de un joven omega anunciando que un nuevo día estaba por iniciar, con pereza estiró su mano alcanzando su teléfono para desactivarla mientras salía de la cama. Se dirigió al baño para asearse y cambiarse, una vez listo salió y bajó hasta la cocina encontrándose como de costumbre su desayuno ya servido, sonrió y se dispuso a comer.

—Buenos días, JungKookie— Su madre entró a la cocina acercándose a él y despeinando un poco su cabello, el omega bufó en un intento de ocultar una sonrisa y observó como luego ella tomaba una taza de chocolate y la dejaba a su lado. —¿Irás tan temprano al trabajo?—

—Buenos días, mamá. Sí, Jimin me invitó a almorzar, así que decidí abrir desde más temprano— El omega suspiró llevando la taza de chocolate a su boca y tomando un poco del dulce líquido —Mamá, ¿si sabes que ya no soy un niño?— Miró a la mujer que se giró con una ceja alzada observándolo con algo de burla. El menor suspiró y decidió levantarse para irse. —Nos vemos en la cena, te amo— Le dió un corto abrazo a su madre y salió de la cocina, tomó sus llaves y se dirigió a la puerta principal.

—Adiós, hijo, ten un buen día y cuídate— Escuchó la voz de su padre desde las escaleras. Se despidió de él y logró salir de casa.

Siempre era la misma rutina, desde que se presentó como omega sus padres han sido más intensos en cuanto a su cuidado y protección, los entendía y no le molestaba, al contrario, amaba mucho a sus padres y disfrutaba de su atención. Siendo el único hijo de la pareja aún con 21 años solían tratarlo como su pequeño cachorro, lo que sí lo molestaba, solo un poco.

Llegó a la pequeña librería de su familia, un bonito negocio que sus padres abrieron en sus primeros años de matrimonio solo a unas cuadras de su casa, donde desarrolló un amor hacia la lectura y los conocimientos y experiencias que te podía ofrecer un buen libro. Comenzó a abrir el lugar, encender las luces y se ubicó en su puesto a la espera de algún cliente. No suelen venir muchas personas, de hecho su padre alguna vez pensó en vender el establecimiento ya que no generaba algo importante más que el valor sentimental, pero teniendo a un JungKook de 18 años suplicando en querer empezar a trabajar decidió no hacerlo y dejarlo encargado del lugar. Así el chico podría seguir estudiando pudiendo abrir y cerrar en el momento que necesitara hacerlo, no dependiendo de un horario, haciendo algo que todos sabían que le gustaba y conservando su preciado lugar.

Observó su teléfono, 07:15 am tomó un libro y comenzó a leer, si alguien no iba antes del almuerzo el despertarse temprano no habrá sido en vano, al menos leería un libro.

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—¡TAEHYUNG DESPIERTA QUE LLEGARÁS TARDE!— El alfa cayó de la cama al oír el grito de su hermano, se quejó por lo bajo al haberse golpeado y maldijo para levantarse del suelo y salir de su habitación.

—¿¡No había una forma menos agresiva!?— Le reclamó a su hermano en un tono que no pareció gustarle al mayor, cosa de lo que se dió cuenta al notar la mirada que se le fue dada como respuesta.

—No olvides a quién te diriges, mocoso—Puso una mano frente al rostro del chico dejando un pequeño golpe en su frente. —Además, llevo media hora tratando de hacerte despertar.— El omega se dispuso a ir a la cocina antes de que su hermanito empezara con su drama matutino —El desayuno estará listo pronto, ve y alístate, ya será tu hora para entrar al trabajo— Dijo para luego perderse del pasillo donde estaban las habitaciones.

TaeHyung, soltando quejidos entre dientes terminó por obedecer, yendo al baño de su habitación. Salió un rato después ya listo y se fue a la cocina donde su hyung y su pareja ya lo esperaban para comer el desayuno.