Prólogo

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Un año después, estoy aquí, en medio de todo lo que cree, en medio de... lo que esperé siempre, de la hazaña que cambiaría la perspectiva del mundo, de todo lo que vi reflejado en mis sueños, hecho realidad.

Pero...

Algo... algo no salió bien, claro que siento placer ante esta bella vista que tengo, pero también estoy cargado de ira...

Ira que sale de la herida causada por...

-¡Esto es más divertido de lo que esperaba! –dijo sonriente- ay, vamos, cambia esa puta cara, solamente disfruta de todo esto, todo lo que quisiste algún día está pasando- insistió mirándome con una sonrisa plasmada en el rosto.

Bien, solo tengo que esperar un poco más, solo un poco más, me dije a mi mismo.

-Oh, créeme que lo estoy disfrutando –dije dibujando una sonrisa no tan falsa en mi cara, en verdad lo estaba disfrutando.

-Bien, porque si no lo hicieras sería un desperdicio todo esto –dijo señalando lo que teníamos en frente.

-Nada se desperdiciará, todo está en buenas manos, en mis manos –dije viéndolo a los ojos, mientras mi sonrisa se volvía más torcida.

-En nuestras manos- me dijo él viéndome fijamente- ahora quita esa cara que pareces exitado- me dijo poniendo una mueca de asco.

-Sí, sí, en nuestras manos, ahora sigue, que aún nos queda mucho terreno a cubrir –dije dándole a entender que no teníamos tiempo para esto.

-Ugh, te pones de mal humor y me caes peor –reprochó volcando los ojos.

-Solo cállate y continua –dije sin derecho a más.

Me di la vuelta y continué, todo tenía que salir bien para que el plan funcione, no pase tiempo en estupideces para nada.

****

Luego de unos 20 minutos en el que todo se quedó en silencio, y todo estaba más tranquilo, nos encontramos en medio de aquel pasillo solitario.

-Bien, creo que cubrimos lo primordial –dijo parándose frente a mí-, ahora tenemos que seguir con el resto –mencionó, más bien ordenó.

-No, tranquilo yo puedo continuar solo –le dije formando otra vez una macabra sonrisa.

-Ag, no vengas con tus arrebatos de poder, solo mírate, con suerte llegas vivo a la puerta –me dijo dando a entender todo lo que yo ya sabía de él.

-Te dije, que puedo solo, no lo voy a volver a repetir –le dije dando un paso adelante.

-No tenemos tiempo para esto –continuó- después de que terminemos haces lo que quieras, ahora no me jodas –dijo tratando de contener la ira que salía de él.

-Dije que no lo volvería a repetir, lo siento –dije con fingido pesar.

-Bien, ya me harté yo... - y no pudo continuar, de repente, frente a mí, sangre, mucha sangre.

Sangre que... salía de él.

Salía de quién cayó de rodillas frente a mí manchando el suelo blanco sobre el que estaba parado, tiñéndolo de un color carmesí...

Su sangre... 

Sangre que salía de quién fue mi aliado...

Los secretos de Dylan MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora