Fresas de colores y carreras de formula 1

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Estoy en una especie de biblioteca, eran estante un poco desproporcionados, gigantes para lo normal que creo podría haber en una biblioteca, descubro que me invade una gran ansiedad e impaciencia y voy pasillo tras pasillo, buscando algo, reviso ciertas secciones, tomando libros que creo podrían servir para lo que necesito.

Busco algo pequeño, porque en todos los libros que tomo reviso cerca del final para ver un hueco creado por páginas cortadas, en las que podría guardar algo pequeño, muy escondido, pero no encuentro nada.

La ansiedad se empieza a transformar en frustración porque no logro que necesito, pero el casi trepar por el siguiente estante para llegar a una hilera de libros muy alta, fallar en el tema de etabilidad y venirme atrás con todo y libro, mientras me recupero del golpe que me di en contra del suelo, reviso el libro de la misma forma que los anteriores, pero ésta vez logro mi cometido.

Encuentro una fresa, un poco más grande lo que acostumbran a ser las fresas, pero era de color azul, sentí una satisfacción y alivio muy grande, era lo que necesitaba, o una parte.

Entiendo que aún me falta recolectar otras 3 fresas, guardo la que encuentro en una pequeña bolsa de esas que se anudan con un cordón, era linda, violeta con un patrón de estrellas doradas, el cordón también era dorado.

Pronto empiezo a tener mejor noción de mi entorno y me muevo con mayor facilidad entre los pasillos, los estantes no eran tan altos como pensaba, descubrí que éstos cambiaban de tamaño a medida que me desesperaba, el encontrar la primera fresa ayudó a que el ambiente fuera más fácil de manejar.

Me dispuse a encontrar la siguiente, todo era claro, debía encontrar los libros rojos, porque ahí estarían las fresas, que irónicamente ninguna seria roja, me faltaba una verde, una amarilla, y una naranja, antes de que la frustración me invadiera de nuevo, ubicó el siguiente libro en una zona baja del estante, y di con mi siguiente fresa, ésta vez verde.

Me emocionaba estar ganando lo que sea que estuviera ganando, tanto que en muy poco tiempo encontré las que me faltaban y ya las tenía guardadas en mi bolsita.

Necesitaba entregarlas, salir del lugar e ir a mi destino, era confuso, en mi cabeza tenía claro que tenía que ir a un lugar, pero era imposible para mi poder definirlo.

Al salir de la biblioteca, me encuentro con que la calle, no es una calle de la que esperaría encontrar en una ciudad normal, era una pista, de esas de carreras de formula 1, era exactamente la distribución de calles normal que podría tener una ciudad, pero con curvas más exageradas como las de pistas de carreras y grandes cercas que impedían en ciertas zonas el contacto de las aceras con la calle.

Éste último punto de las aceras me genera sentimientos negativos, pues empecé a asociarlo con que me tardaría muchísimo en llegar a donde necesitaba, la zona que daba con la entrada de la biblioteca estaba libre de cercas, por lo que, para mí instinto lo más lógico era irme por el centro de la calle y no lidiar con las cercas.

Si, no esperen mucho razonamiento lógico de mi parte.

Como si mi idea no estaba ya un poco desequilibrada, me invaden unas ganas de correr, necesitaba llegar rápido, pero mis piernas empezaron a moverse como que si mi vida dependiera de la velocidad con la que corriera, siento como poco a poco mis latidos se aceleran mientras me acerco a la calle.

Al tocar el pavimento mis oídos empiezan a zumbar, porque escucho el sonido de los carros a toda velocidad, porque evidentemente en una calle que parece pista de carreras no esperaría tráfico de 60 Km/h.

Eran muchísimos, y sin detenerme me lanzo al medio de la calle, tratando de esquivarlos, en realidad ellos me esquivaban a mi, pues jamás me movería tan rápido, pero me gustaba sentir que era yo quien lo estaba logrando.

La sensación de victoria se mezclaba con la de miedo, y ahi me tenían emocionado por esquivar carros de fromula 1 mientras trataba de llevar una pequeña bolsa de fresas de colores a quien sabe donde.

Ahí llegó a mi mente que ya tenía claro a donde iba, a los pits, ahí debía llegar.

Mientras corría y pensaba, pues al parecer eso no afectaba mi rendimiento al esquivar carros, veo que uno no se mueve del centro, y siento que su objetivo es darme, luego veo que la puerta del copiloto se abre. y no tengo idea de que carajos pasa luego, pero estoy sentado dentro del carro que casi me mata mientras aún se mueve.

Y quien manejaba que ahora veo es una chica me está gritando, como si de un regaño de mamá se tratara, pero todo se oye distante, como cuando estás bajo el agua, y la verdad que no entiendo nada.

Un grito de "En que estabas pensado?" me trae de vuelta a mi centro, y recuerdo todos mis objetivos, explico exactamente lo que vengo pensando desde que mi extraña búsqueda, y parece argumento suficiente para hacer entender mi punto y desvanecer la cara de molestia de quien ahora me llevaba en dirección contraria a donde necesitaba ir.

Inhala fuerte y se ve como ideando algo, tenía cabello negro, una piel muy blanca y ojos azules, me daba una sensación de intriga y paz al mismo tiempo.

Pisa el freno de golpe y pone el vehículo marcha atrás.

No sé quien tenía menos noción de la seguridad integral, pero al parecer era mejor ir en reversa en contra de todos competidores, que solo ir corriendo como yo lo estaba haciendo.

Pero funcionó bastante bien debo decir, aunque en muchas ocasiones cerré los ojos esperando mi dulce final.

En una última curva se detiene y me dice que hasta ahí puede llevarme, y para mi tenía lógica.

Más cuando noto que los pits estaban muy lejos de la calle, de hecho, tenía que atravesar un gran tramo de arena, sentía como si había llegado a una extraña playa o algo asi.

De nuevo mi cuerpo dispara adrenalina y vuelvo a correr como si ya las piernas no las fuera a usar mas nunca, pesaba muchísimo correr en arena, estaba siendo un infierno.

La arena empieza a moverse, y formarse dunas por todo el lugar, haciendo mi recorrido más agotador y difícil.

Cuando estaba a punto de llegar a donde necesitaba, de la arena empezaron a salir muchas partes robóticas, me daban un aire a despertar zombie, y pues el pánico me invade cuando me tropiezo porque una mano salió de la arena para aferrarse a mi tobillo.

Y con ese último jalón de mi pie, desperté.

Diario de sueños | Cuentos cortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora