Estaba caminando solo por una ciudad desconocida cuando de repente comenzó a caer una lluvia intensa. Las gotas de agua golpeaban con fuerza, empapándome en cuestión de segundos. Desesperado, busqué refugio en un edificio cercano. Al entrar, me encontré en un vestíbulo extrañamente vacío y oscuro.
Mientras esperaba a que la lluvia pasara, noté que algo no estaba bien. Las gotas de lluvia que caían sobre mí comenzaron a sentirse ásperas y abrasivas. Miré hacia arriba y me horroricé al darme cuenta de que la lluvia se estaba convirtiendo en arena. La arena caía incesantemente, cubriendo el suelo y acumulándose rápidamente a mi alrededor.
Entré en pánico y comencé a buscar una salida, pero cada puerta que intentaba abrir me llevaba a una habitación diferente, cada una más extraña que la anterior. En una de ellas, me encontré flotando en el espacio, rodeado de estrellas parpadeantes y galaxias en espiral. En otra, estaba en el fondo del océano, rodeado de criaturas marinas bioluminiscentes.
Finalmente, me encontré en una sala llena de relojes que marcaban horas y minutos que no podía comprender. El tic-tac constante de los relojes llenó mis oídos y mi mente se nubló con una sensación de confusión abrumadora.
De repente, la arena que caía del techo se detuvo, y el vestíbulo volvió a la normalidad. Agradecido por haber escapado de esa pesadilla surrealista, salí corriendo del edificio y de la lluvia de arena que se había convertido.
Al salir del edificio, me encontré en una ciudad completamente diferente. El sol brillaba en un cielo claro y azul, y las calles estaban llenas de gente que caminaba apresuradamente como si estuvieran persiguiendo algo importante. Sin embargo, no tenía idea de hacia dónde dirigirme.
Decidí seguir a la multitud y caminé por las animadas calles de la ciudad. A medida que avanzaba, noté que las personas a mi alrededor comenzaron a cambiar de forma de manera extraña. Sus rostros se distorsionaban y se fundían en una masa informe de colores y texturas.
Mientras intentaba alejarme de la multitud en constante cambio, me encontré frente a una tienda de antigüedades. Intrigado, entré en el oscuro interior y me vi rodeado de objetos antiguos y polvorientos. Había relojes antiguos, muebles desgastados y estatuas misteriosas que parecían observarme con ojos de ébano.
En medio de la tienda, encontré un espejo antiguo. Al mirar mi reflejo en él, noté que mi rostro también se estaba distorsionando, adoptando formas y rasgos extraños. Pero en lugar de sentir miedo, sentí una extraña sensación.
En ese momento, el espejo emitió un crujido agudo y se resquebrajó en numerosas grietas. Me alejé de él con un sobresalto, temiendo que se rompiera por completo. Pero entonces, algo inusual ocurrió: las grietas en el espejo comenzaron a fusionarse y repararse por sí solas, como si el espejo tuviera vida propia.
Mientras observaba asombrado cómo el espejo se reparaba a sí mismo, de repente, el techo de la tienda desapareció por completo, dejando entrar una lluvia intensa que se transformó en arena a medida que caía. El suelo de la tienda se cubrió rápidamente con una capa dorada de arena que fluía como un río.
Sin otra opción, salí corriendo de la tienda, dejando atrás los objetos antiguos y el espejo en constante reparación. La lluvia de arena caía en todas partes, convirtiendo la ciudad en un paisaje desértico surreal. La arena se arremolinaba a mi alrededor, levantando columnas de polvo dorado que ocultaban la vista.
Corrí a través del desierto de arena, sin un destino claro en mente. Cada vez que pensaba que había encontrado refugio, el paisaje se transformaba nuevamente, y me encontraba en un lugar completamente diferente. A veces estaba en un bosque frondoso, otras veces en una ciudad abandonada, y en ocasiones, incluso en el espacio exterior, flotando entre las estrellas.
La lluvia de arena continuó, intercalándose con momentos de tranquilidad, como si el mundo estuviera jugando conmigo, creando y destruyendo paisajes a su antojo. Cada vez que creía que había encontrado un lugar seguro, el techo desaparecía, y debía seguir corriendo para escapar de la lluvia dorada.
Corrí sin descanso a través del paisaje cambiante y caótico creado por la lluvia de arena, pero mis esfuerzos parecían en vano. La arena dorada seguía cayendo, formando montañas y valles efímeros que se desmoronaban ante mis ojos.
Mi respiración se volvió agitada, y el cansancio comenzó a apoderarse de mí. Tropecé con una roca invisible en medio de la arena y caí al suelo. El impacto me hizo sentir todo mi cuerpo mojado, como si la lluvia hubiera vuelto a convertirse en agua.
Confundido y empapado, me encontré de nuevo en la calle con la lluvia cayendo, pero algo había cambiado. La ciudad ya no estaba llena de gente apresurada ni de edificios desconocidos. Estaba de vuelta en el lugar donde había comenzado mi extraña odisea.
Sin embargo, mi atención fue atraída por algo que parecía fuera de lugar. Frente a mí, donde antes estaba la tienda de antigüedades, ahora solo había un espejo gigante en medio de la calle mojada. Me acerqué a él, intrigado, y noté que no tenía un reflejo. En su lugar, veía el interior de la tienda de antigüedades, como si estuviera mirando a través de una ventana.
Con cautela, extendí la mano hacia el espejo y lo toqué.
Y ahi desperté.
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Diario de sueños | Cuentos cortos
خيال (فانتازيا)A veces despierto impresionado por los sueños raros y bastante elaborados que tengo, por lo que decidí compartirlos, éstos sueños que a veces son como muy reales y con sentido me inspiran a que más adelante pueda escribir otras historias.