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¿Cómo diablos dormiría con la revolución que estaba siendo en ese momento? Se arrepintió de cortar la comunicación con Joe, pero quizá era lo correcto, después de todo no sabía qué más decirle. ¿Qué debería hacer ahora? ¿Cómo lo saludaría la próxima vez que hablaran? Oh no, ¿ya era un hecho el querer seguir hablando con el de cabellos verdes? Estaba perdido, ¿tan rápido cayó en sus encantos? Su cabeza era un caos y solo había pasado un día. ¿Miedo? ¿Paranoia? Ni él mismo podía dar nombre a todo lo que estaba sintiendo.

A nada de dejarse llevar por sus pensamientos, con las palmas de sus manos se dio golpecitos en las mejillas, debía recobrar la postura y sabía que su mejor amigo lo ayudaría a eso.

Buscó entre sus contactos destacados el nombre de su fiel soporte y solicitó una videollamada. Tuvo éxito luego de varios intentos. La pantalla estaba totalmente oscura, confirmando que su amigo estaba dormido y claramente irrumpió su sueño.

— ¡Ainosuke despierta! — dijo en voz alta un ya no tan alterado Kaoru.

— ¿Qué quieres? No son horas de llamar a un hogar decente. — Su voz era ronca, claramente lo había despertado con su insistencia, pero ¿qué era? ¿Un anciano? Era relativamente temprano para dormir.

— Déjate de tonterías y enciende la luz. Tenemos que hablar, creo que la cagué. — El volumen de su voz bajó, pero aún estaba siendo molesto para alguien que recién despertaba, además, se podía percibir un toque de preocupación en sus palabras. Eso solo hizo que Ainosuke se cuestionara qué había ocurrido al no tener en mente una situación que hiciera a Kaoru estar en ese modo.

— Cuando no. — Murmuró Ainosuke burlándose mientras se levantaba cuidadosamente de la cama. Luego se movió de manera sigilosa entre la oscuridad, tratando de no hacer ruido alguno.

— ¿Tadashi está ahí? — Inquirió Cherry recordando lo ruidoso y molesto que fue momentos atrás. Con Ainosuke estaba bien, poco le importaba despertarlo, pero con Tadashi sería vergonzoso, a él le tenía respeto. Se disculparía después.

— Ya deberías saberlo. Me moveré a la sala, espera. — Apenas salió de la habitación que compartía con su pareja, fue directo a la habitación mencionada en donde solo encendió la luz de la lámpara cercana al sillón donde tomó asiento. — Cuéntame, ¿qué es lo que no pudo esperar a mañana a una hora considerable en donde no tuvieras que despertar a alguien de su maravilloso sueño de belleza? Que sea rápido, quiero regresar con Tadashi. — Un bostezo apareció distorsionando un poco el nombre de su novio.

— Qué pesado, Ainosuke. — Con un suspiro tan denso como la niebla en las montañas, Kaoru comenzó a contar lo poco de su historia con Joe. Desde su proceso de selección para aceptarlo, su curiosidad -fascinación- por su físico y patinaje, hasta lo que recién ocurrió momentos antes de su videollamada.

Segundos de silencio luego de la historia sobre su gran aventura se rompieron gracias a las risas que Ainosuke dejó salir.

— Kaoru, escúchate. ¿Eres consciente de lo que acabas de decirme? — El mencionado frunció el ceño, ¿por qué su amigo le preguntaba eso? Claramente era consciente de todo lo que dijo, vivió lo que contó, ¿por qué no lo estaría?

De nuevo las risas por parte de Ainosuke; su amigo podría ser el más inteligente para lo referente a la universidad y el desarrollo de Carla, pero sin duda para las relaciones interpersonales era un completo idiota.

— Quita esa cara de idiota y piénsalo. — Las carcajadas no se hicieron esperar, aunque solo fueron escuchadas por un par de segundos al olvidar por un momento que su pareja dormía plácidamente.

Negó con movimientos de cabeza. Su amigo ya no reaccionaba y era indicio que su hora de dormir podría reanudarse. — Buenas noches, Cherry. — Sin más, dio fin a la video llamada y regresó donde su enamorado, escabulléndose entre las sábanas para abrazarlo por la espalda. Adorando la calidez que su cuerpo le brindaba.

𝟲,𝟭𝟳𝟮 𝗺𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora