Chapter 3 - De carbón a diamante
Y entonces se abrió. Esa puerta pesada y voluptuosa de madera de haya dio un golpe brusco y una figura imponente se dejó ver.
- Buenos días, siento la tardanza. Soy plenamente consciente que es una gravísima falta de respeto llegar tarde a semejante reunión de urgencia. Mis más honestas disculpas.
Por esa puerta entró un hada masculina. Que revoloteó hasta dónde se reunían las otras tres hadas, alrededor de una gran mesa de tonos oscuros. Era alto, y de pelo oscuro. Tenía unos pómulos y mandíbula esculpidos y su presencia demostraba autoridad en cierto modo. Sus alas, eran escarlata, como las de Ketsífrus. Su vestimenta era similar: una tela roja que en partes parecía estar hecha de pedacitos de luz del mismo color.
- Buenos días zor Hubber, aún que mucho me temo que buenos no es el adjetivo adecuado para describir el día de hoy. –dijo Ketsífrus con su tono de voz cálida.
- Por favor zor Ketsífrus, cuantas veces le he dicho que no me llame zor, no soy ningún zor enfrente a usted, la única vertible señoría.
Ketsífrus dejó entrever una sonrisa.
- Guárdese la modestia. Un zor es todo aquel que haya demostrado estar a la altura de las circunstancias cuando lo han requerido. ¿No cree usted que no ha estado?
- Deimos no es ni capaz de llegar puntual a una reunión de emergencia después de que hayan robado el Fro y se hayan encendido los fuegos ígneos – Lea le dirigió una miraba furtiva, como si le estuviera clavando espinas de rosa en los ojos mentalmente.
- zoresa Operfield, siempre un gusto de verla – contestó Deimos Hubber, como si Lea le acabara de hacer el mayor alago que hubiera escuchado en la vida.
Antes que nadie tuviera tiempo de decir nada más, una gran bola de luz anaranjada atravesó las paredes de la sala, llena de estanterías arrebatadas de libros y hojas de haya que se alzaban por toda superficie vertical que encontraban.
La esfera de luz maciza siguió avanzando hasta situarse al centro del cuarteto de hadas, cuando de pronto de dentro de ella se escuchó una voz que decía:
- "Los fuegos ígneos, después de 29 horas encendidos, se acaban de apagar hoy, 27 de diciembre de 2017 a las 7:09am"
La bola de luz cambió despacio a un color violeta y pocos instantes después se abrió paso entre los presentes y volvió a salir travesando la misma pared por la cual había entrado.
Ketsífrus alzó el vuelo inmediatamente.
- Seguidme.
Las otras tres hadas se miraron entre si confundidas y alzaron el vuelo a su liderazgo, mientras éste salía de la sala.
Se encontraban dentro del tronco del haya milenaria, entre centenares de plataformas i cubos flotantes que eran cambras de reunión y otros trabajos que realizaban las hadas en el haya milenaria de Siderion.
Volaban hacia uno de los puntos más altos del haya, mientras a su entorno decenas y decenas de hadas revoloteando de plataforma en plataforma y de cambra en cambra, estaban ocupadas y alborotadas, intentando descifrar qué había pasado con el Fro.
A medida que subían por el haya milenaria, cada vez había menos cambras y plataformas flotantes, y las que había tenían unos pocos metros cuadrados de superficie. Nada en comparación con la inmensidad de salas qué se encontraban en las áreas más inferiores del árbol.
- zor Ketsífrus, ¿hacia dónde vamos exactamente? – preguntó Nírvel.
Ketsífrus no contestó.
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Entre Alas
Fantasy" ¿Qué conces del mundo en el que vivimos? Por primera vez en 204 años los fuegos ígenos han renacido de sus cenizas. El Fro había sido robado. Una semilla con un poder desconocido por la mayoría de las hadas, no obstante, inmenso. Tierra, tiempo y...