Part 3

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Miré hacia arriba lentamente. La gran camioneta de Conway se había detenido para estacionar frente a nosotros. Ay, Dios mío. No... no, no él no podía estar realmente aquí para la fiesta...

Se abrió la puerta de la camioneta. Conway era un tipo alto y delgado, y parecía aún más alto con sus jeans ajustados y sus botas de cuero con cordones. Llevaba una camiseta negra que le ceñía el pecho y estaba cruzada con una especie de correas de cuero, ¿un arnés? Había tenido el pelo teñido claro en la preparatoria, pero ahora su cabello negro estaba peinado hacia atrás. Cuando saltó de la camioneta y cerró la puerta de golpe, se colocó con cuidado una gorra oficial de vinilo brillante en la cabeza.

—¡Dios mío, mira hacia abajo, mira hacia abajo, mira hacia abajo!

Horacio trató de advertirme, pero era demasiado tarde. Conway pasó junto a nuestro coche y me miró a los ojos, congelándome en mi asiento. Tenía un lente de contacto blanco, lo que le daba un aspecto espeluznante a su rostro, su otro ojo lucía casi negro en contraste. Tragué saliva cuando pasó, incapaz de apartar la mirada, incapaz de parpadear.

Me sonrió, una sonrisa lenta y apreciativa. Luego se fue por la acera hacia la fiesta. Suspiré, desplomándome en mi asiento. Quizás no me había reconocido. ¡Quizás no me recordaba en absoluto!

Pero yo podía recordar. Todavía podía imaginarme el rostro de Conway cuando lo acompañaron a la oficina del director. Sabía lo que Nadando iba a hacer y le había enviado un mensaje de texto a Conway la noche anterior, el único mensaje de texto que le había enviado, diciéndole que no viniera a la escuela. Él vino de todos modos. Cuando finalmente sacaron a rastras del baño a todos los chicos, los dos guardias del campus se habían llevado a Conway. Tenía ese gran hematoma púrpura en la mejilla izquierda, un goteo de sangre que le corría por la barbilla desde un labio partido y una sonrisa sombría en su rostro.

Me sentí raro mientras pensaba en ello y me retorcí incómodo. Había algo aterrador en la forma en que se veía, pero no podía quitarme su cara de la cabeza. No había tenido miedo. Llegó ese día sabiendo lo que iba a

suceder, y apuntó con un cuchillo a Nadando Grúas de dos metros y medio y a sus amigos deportistas.

Quería besarlo de nuevo cuando lo vi escoltado. Quería enviarle un mensaje de texto cuando me enteré de que lo habían expulsado. Quería decirle que estaba orgulloso de que se hubiera defendido, que Nadando se había merecido el susto, que no lo culpaba por traer el cuchillo.

Nunca lo hice. Tenía una reputación que mantener y Jack Conway no encajaba en eso.

—Qué. Repugnante. — dijo Horacio, abriendo la puerta de un empujón—. Lo estamos evitando como una plaga. Ojalá lo echen.

—Con suerte —murmuré, mientras me deslizaba sobre mis talones. Los zapatos eran altos, con un patrón de filigrana blanca y tiras que me llegaba hasta la rodilla. Vi mi reflejo en la ventanilla del auto y sonreí. Me encantaba hacer un entrada.

La pasarela que conducía a la casa estaba llena de linternas de calabaza, pilares de velas parpadeando dentro de sus rostros amplios y sonrientes. Esqueletos de plástico junto a las puertas de entrada de la casa y lápidas falsas cubrían el césped del jardín delantero. El bajo contundente de un DJ en vivo me atravesó el pecho mientras presionaba el timbre. Fue solo unos segundos antes de que una mujer de mediana edad con el cabello rubio decolorado y un vaso de sangría abriera la puerta.

—¡Oh, Dios mííííoooo, Gustaboooooo! —ella chilló, envolviéndome en un abrazo apretado que me aplastó contra sus tetas falsas—. Y Horacio, oh Dios mío, ¡bienvenidos!

—Hola, Sra. Peters —le di una sonrisa mientras entramos en la entrada. La Sra. Peters era la definición literal de una "madre genial", ella siempre estaba presente en las fiestas de su hijo, riendo, bailando y bebiendo. Ella era uno de esos padres que realmente no parecían padres, pero de vez en cuando dejaría caer algo de sabiduría que solo podría provenir de décadas de experiencia en el planeta.  













intento ser muy cuidadosa con la ortografía y todo eso, si hay algún error díganme plis <3

The Devil // intenaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora