Anna
Estoy aquí sentada junto a un extraño en este café sin siquiera saber qué clase de persona es. Al menos no me siento tan avergonzada por mi peinado, él tampoco es muy elegante que digamos. Mientras él toma las malteadas para ponerlas en la mesa, voy formulando en mi mente una lista de las cosas que hasta el momento sé de él, antes de que sea muy tarde para salir corriendo...
Lista de cosas que sé sobre el:
1. Su nombre es Erick.
2. No es un hombre muy elegante.
3. Wow, tiene una melena color castaño, incluso más saludable que la mía.
4. Tiene un perro.
5. Su perro se llama Sam o Sammy.
6. Es un perro guía.
7. Pero... él en realidad no es ciego...
Noto que me está mirando y creo que espera que dé el primer sorbo de malteada pero hago caso omiso y recuerdo que en el autobús mencionó tener una esposa. No es hasta ahora que me fijo en que sus características tampoco son de un muchacho joven, pero no son los trentaitantos que debe tener lo que me incomoda. Me invaden las ganas de salir de aquí y me siento un poco estúpida por haber accedido a dejarme convencer por un desconocido con un perro inteligente pero hay algo que me obliga a quedarme sentada en mi silla, así que trato de actuar normal y finalmente pruebo un sorbo de mi malteada.
— ¿Así que eres casado?— No sé cómo he dejado salir esas palabras pero si estoy aquí, al menos me merezco una explicación.
— ¿A qué te refieres?—
—Casado... una esposa... el anillo...— Al mencionar estas palabras me siento un poco ignorante, y me doy cuenta de que no hay ninguno en su mano.
—No, no estoy casado, nunca me ha gustado ese tipo de compromiso.— Me siento más confundida y me pregunto para mis adentros si habré escuchado en realidad la palabra esposa o si solo estaré haciendo el ridículo al hacer esta pregunta tan tonta, así, repentinamente.
Tomo otro sorbo de mi malteada y siento como si él pudiera leer cada uno de mis pensamientos.
— ¿Por qué lo preguntas?— Al escuchar estas palabras me siento más cómoda de confirmar si he escuchado bien lo que dijo sobre Sam en el autobús.
—En el autobús... mencionaste que Sam era el perro guía de tu esposa. —
—Oh bueno, en realidad nunca fue mi esposa, aunque pudo haberme hecho cambiar de opinión...—
— ¿Lo dices en pasado?— Sé que me estoy entrometiendo un poco en su vida personal pero el modo en que lo menciona me causa curiosidad.
—Murió...—
—Oh... lo siento mucho...—
—No, está bien... fue hace 3 años. —
—Wow...— No sé qué decir en este momento. Es un sentimiento que no puedo explicar, algo así como si algo nos conectara y comienzo a sentir más confianza. —Mi madre también murió...— Me aclaro la garganta y le sonrío para deshacer la tensión del ambiente. —Sabes... las personas nunca se van completamente, siempre dejan un pedacito de ellos aquí. —
En ese momento miro el reloj y me doy cuenta de que se me ha hecho un poco tarde para llegar a casa y me siento mal por no haberme comunicado con nadie para decir que iba a llegar más tarde.
—Se me hace tarde, lo siento. —
—Me ha agradado conocerte. — Al escucharlo decir estas palabras siento un breve hormigueo.
No sé qué me está pasando, en estos momentos siento que me mira como si ya nos conociéramos, pero a pesar de lo que ahora tenemos en común sigue siendo un completo extraño y no voy a poder aclarar mis pensamientos hasta saber cuáles son sus intenciones conmigo.
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"Destino final"
RomanceErick de 23 años, que ha perdido todo, está esperanzado en que el autobús lo vuelva a reencontrar con su novia muerta gracias a lo que ella llamaba "destino final". Pero lo que no sabe es que precisamente en ese mismo autobús su destino va a cambiar...