El (NO) Elegido

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Mi hermano es un superhéroe. El caso es que yo también podría haberlo sido, pero me entraron ganas de hacer pis.

Me llamo Luke Parker, tengo once años y vivo en un apacible barrio de Londres con mis padres y mi hermano, Zack. Él no siempre ha sido un superhéroe, pero con un nombre como el suyo casi diría que mis padres tuvieron la corazonada de que un día acabaría llevando una máscara y una capa, y se dedicaría a rescatar a huérfanos atrapados en edificios en llamas. ¡Vamos, por favor! Zack no es un nombre: ¡es un efecto sonoro! Es lo que lees en un cómic cuando un superhéroe le arrea un puñetazo a un supervillano. ¡Pum! ¡Paf! ¡Zack!

A veces en la vida te enfrentas a momentos en los que las cosas podrían ir por un camino o por otro. Vainilla o chocolate. Crujiente o cremoso. Arrojarle  a papá la bomba de agua en la cabeza o reprimirse y no hacerlo. La elección depende de ti y, en ocasiones, todo lo que hace falta para cambiar el curso de tu vida son seis palabras: "Tengo que ir a hacer pis".

Fue esa noche funesta. Zack y yo llevábamos más de una hora en la cabaña del árbol y yo ya no aguantaba más. Había estado leyendo un número antiguo de Los jóvenes titanes a la luz de la linterna mientras Zack hacía los deberes de matemáticas. Siempre ha sido un poco empollón. Antes de convertirse en Star Kid, era el alumno estrella en la escuela.

-Pues ve-me dijo, mientras resolvía otra ecuación de segundo grado moviendo el lápiz con rapidez-. No seré yo quien te lo impida.

La verdad que no me hacía mucha gracia bajar la escalera de cuerda con lo oscuro que estaba. Bastante difícil me había resultado ya subirla. No es que no esté en forma ni nada de eso, pero digámoslo así: nunca me veréis en un podio olímpico, ¿vale? Soy alérgico al polen y tengo un pequeño problema en los pies, lo que significa que debo llevar esas cosas llamadas "plantilla ortopédicas" metidas en los zapatos. Al principio, cuando mamá me dijo que iba a necesitarlas, me entusiasmé. Pensé que era algo así como una armadura de un Super Soldado, pero, cuando al fin llegaron a casa, resultó que, en lugar un traje-exoesqueletico cibernético se trataba de una piezas flexibles con forma de pie. Fue un jueves decepcionante, la verdad.

Asomé la cabeza por la puerta de la cabaña del árbol.
-¿Y si meo desde aquí?
-¡Fuera! ¡Lárgate! ¡Crío asqueroso!

Zack solo tiene tres años más que yo, pero, cuando hago algo que le molesta, siempre me llama "crío". Entre todas las cosas que no soporto de mi hermano mayor, el hecho de que me llame "crío" ocupa el puesto cuarenta y siete. No es que tenga una lista ni nada de eso...

Vale. Tengo una lista.

Antes de que Zack se convirtiera en superhéroe  ya había sesenta y tres rasgos odiosos. Ahora ya casi son cien. Es que mi hermano es muy pero muy irritante.

Bajé por la escalera de cuerda y entré a la casa.
Hice pis.

Al cabo de unos minutos, cuando regresé a la cabaña del árbol, me encontré a Zack sentado en la oscuridad, en silencio. Enseguida supe que ocurría algo raro, porque no estaba haciendo los deberes. Cogí mi linterna y le ilumine la cara: ni siquiera parpadeó.

-Zack, ¿estas bien?
Asintió con la cabeza.
-¿Estás seguro? Te veo... diferente.

Volvió a asentir , muy lentamente, como si tratara de comprender algo muy complicado. Y entonces dijo con voz ronca:
-Creo... creo que acaba de ocurrirme algo asombroso. Luke, he cambiado.

Así, de entrada, tampoco me sorprendió demasiado. Hacia unos seis meses, mi padre me habia llevado aparte para mantener conmigo lo que, según dijo, era una "charla de hombre a hombre". Nos sentamos en su cobertizo (supongo que porque es el lugar más masculino de la casa) y me explicó que, a partir de entonces, mi hermano mayor experimentaría algunos cambios.

-Zack emprenderá un viaje emocionante- anunció papá.
-¡Genial!  ¿Adónde se va? ¿Puedo quedarme con su habitación?
-No se trata de ese tipo de viaje- precisó mi padre con un suspiro de aburrimiento-. Está a punto de entrar en lo que se llama "pubertad"-prosiguió-. Le cambiará la voz, por ejemplo.
-Oh ¿sonará como un dalek?
-No, como un dalek no...
-Lástima
-Y le saldrá más pelo.
-Oh, ¿Cómo un hombre lobo?
-No, no como un hombre lobo.

Esa broma de la pubertad no parecía gran cosa. También me dijo algo hacerca de la intimidad y las chicas, pero, para seros sincero, después de la decepción sobre los dalek y los hombres lobo dejé de prestar atención.

Así que cuando esa noche, en la cabaña del árbol, Zack me dijo que había cambiado, supe exactamente cómo responder. Fruncí los labios y, asintiendo con la cara muy seria, como mi médico al anunciarme que tenia mononucleosis, declaré:
-Me temo que has pillado la pubertad.

Mi hermano me ignoró y se contempló las manos, primero las palmas y luego al reverso, una y otra vez.

-Creo que tengo superpoderes.

...

MI HERMANO ES UN SUPERHÉROEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora