Capítulo VII

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7/07/2021






Después de aquel suceso Takemichi siguió con su vida queriendo olvidar el robo de su primer beso que fue con un alfa qué al parecer es su destinado, jamás a tenido intenciones de encontrar a su alfa ¿motivo? es más que obvio: los alfas solo quiere...

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Después de aquel suceso Takemichi siguió con su vida queriendo olvidar el robo de su primer beso que fue con un alfa qué al parecer es su destinado, jamás a tenido intenciones de encontrar a su alfa ¿motivo? es más que obvio: los alfas solo quieren acostarse con los omegas no quieren nada serio. Terminan siendo desechado como basuras.
Por eso el rubio no confiaba en el alfa que traía de nombre Manjiro.

Takemichi se encontraba en clases de biología, prestaba mucha atención ya que en su último periodo de examen le había ido muy mal para ser un estudiante de una preparatoria ejemplar. Bueno originalmente el profesor le dijo que si en este trimestre no sacaba una buana calificación sería reprobado de año o peor lo transfieran a otra preparatoria y eso no podía pasar.

Pero el sueño lo estaba matando, no podiendo evitar bostezar llamando la atención de los aterradores ojos del maestro estremeciendo al omega que se puso recto nuevamente y siguió prestando atención a su clase.

Pero al parecer el destino es cruel con él, no más bien siempre lo fue desde el momento que se conoció con el líder de la Tokyo Manji.

Los gritos que se escuchaban afuera del salón era muy obvio y la cabellera qué se asomaba a su clase era aterradora de enfrentar después de lo que había sucedido semanas anteriores.

Un alfa qué Takemichi tenía enfrentar, junto con sentimientos que empezaban a crecer en su interior era muy aterrador.

Esa mirada onix enfrente de él seguía cautivandolo más de lo que podría imaginar.

Takemichi era un inexperto en el amor y Manjiro un romántico con su omega.

— Dame un motivo para no golpearte alfa idiota

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— Dame un motivo para no golpearte alfa idiota.

— No puedo venir aver a mi Omega. — sonrió eso seguía cabreando a Takemichi.

— Tu enserió no sabes en el lío que me has metido. — lo señaló con su ceño fruncido.

Pues hace unas horas atrás su profesor de biología le dijo que lo suspenderá por una semana por que su 'novio' interrumpió la clase solo por una estupidez de invitarlo a salir. Vaya manera de pedir salir a alguien.

¿Acaso Manjiro no tenía clases qué atender?

Takemichi se quería tirar del segundo piso por aver pensado siquiera tener un sentimiento por el idiota alfa qué le dieron de destinado, no media el límite o que mierda.

— Si no tienes clases entonces sígueme. — agarrando la delicada mano del omega mientras una sonrisa aparecía en su rostro.

Takemichi qué miraba tal escena no pudo evitar que su corazón empezará a latir más rápido de lo que podía estarlo después de un regaño del maestro. Su rostro empezó a calentarse.

Mariposas empezaron arebolotear en su interior, cosquilleos extraños qué jamás había sentido había aparecidos de la nada en su pecho. Nominandolo como un cálido abrazo qué Takemichi correspondería.

Las feromonas de Manjiro lo abrazaron mientras el solo era guiado aún lugar por el de cabellera rubia ceniza.

— Hagamos florecer nuestra flor Takemichi. — sin un significado específico el Hanagaki sintió como su corazón seguía encendiendose más.

A la vista marina podía ver una casa tradicional, las más antiguas de Japón y que ciertamente no muchas familias de renombre la tenían. Pues los ancestros dejaban sus huellas, tradiciones y el como una historia de amor se había formado en la época que construyen la casa.

Era sorprendente ver como el alfa idiota tenía una familia de renombre antigua. No era intención observar pero sus ojos no se quedaron quietos al entrar en la residencia, no siempre entras en una casa bastante cara por sus años.

Manjiro guió a Takemichi a una de las habitaciones, al parecer era la de él pues a como se la imagino Hanagaki era una habitación normal y corriente para un alfa infantil qué parecía un niño cada vez que no le hacían caso.

— Toma. — le extendió la mano con una linda pulsera del color de sus ojos, traía unas perlas blancas con azules una acolita de algún pez marino en ella colgando. Era hermosa que Takemichi no tenía palabras al ver como ese alfa se dio tiempo de comprarle algo.

Su corazón se empezaba acelerar y un sonrojo apareció en su rostro, con mucho cuidado tomo la pulsera con la mirada puesta en el alfa. Manjiro que se veía feliz por aver logrado que su omega no estuviera de mal humor, pues después de que le haya robado su primer beso Mikey se dio el tiempo de buscar algo para que su lindo omega lo perdonara.

Su abuelo le había dicho que podía complarle una pulsera que trajera un significado hermoso.

Y solo los hades traían los más bellos significados.

La pulsera que le regalo a Takemichi significaba eterno mar qué lleva la tierra en tu corazón Mikey no era romántico pero intentaba serlo. Porque su omega merecía el mismo mundo donde todo podía tener un significado hermoso.

— ¿Puedo?. — pregunto mientras le pedía a su omega ponerle la pulsera en su delicada muñeca.

— Si... — le devolvió la pulsera y el alfa sonrió.

Poniéndole delicadamente la pulsera en la muñeca del omega Manjiro solo pudo imaginar qué un anillo pondría en un futuro en esa linda mano pálida. Con mucho cuidado el de orbes onix beso los nudillos del rubio.

Takemichi qué seguía sintiendo ese sentimiento crecer en su interior solo se dio por vencido y decidió que el destino decidiera su camino que tendría con el líder de la Tokyo Manji.

— ¿Quiere comer?.

— ¿Sabes cocinar?.

— No respondas una pregunta con otra, es de mala educación. — dijo mientras un puchero aparecía en sus mejillas. — Si, mi hermana me enseñó lo básico.

— Puedo ayudarte si lo deseas. — sonrió el de mirada marina, tal vez no es tan malo la flor qué estaba creciendo en su interior.

— Bien, vamos futuro esposo.

— No te adelantes qué no he aceptado ser tu pareja.

— Lo serás muy pronto. — Una risa se escucho por toda la casa.

Puede ser que el omega se rinda con retener sus sentimientos, pero le estaba dando una oportunidad a su alfa. Una que en el futuro se reira por como empezó su historia de amor. Hoy solo disfrutará la compañía del niño que le pusieron en su camino.

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