Kirishima un día recibe la oportunidad de su vida, hacer el retrato del hijo de la diseñadora más famosa de todo Japón, si logra hacer este trabajo bien muchas puertas se abrirían para él. Tal vez la puerta del amor también pero ¿Cómo podría él sali...
Las personas caminaban de un lado a otro admirando su alrededor, sus manos con copas del mejor champan o del mejor vino en todo el país, la música sonaba baja dejando un hermoso ambiente. Y en medio de todo eso un chico cenizo de 25 años admiraba una pintura de aquella exposición.
-¿Te gusta? –Un chico pelirrojo caminaba hacia él mientras le brindaba la más angelical sonrisa de todas.
-Mmm creo que hay mejores.
-Ja, sabía que dirías eso.
-Mierda Eijiro, sabes que no es verdad.
-Sí, eso ya lo sabía.- El chico se permitió admirar al bello puchero del rubio.
-Ahg, como sea ¿Ya nos vamos?
-Claro, tus padres nos esperan. –Fue lo último que dijo antes de tomar la mano de su esposo y caminar hacia la salida de aquella exposición de sus mejores obras, algunas de ellas pronto se irían a Paris para ser expuestas en los mejores museos del lugar.
El matrimonio se dirigió hacia la casa de los Bakugo, era su segundo aniversario y lo celebrarían con los padres del rubio, ya que los padres del pelirrojo no se encontraban en el país pero aun así les enviaron un bello regalo a la pareja.
Con el paso del tiempo los Bakugo prácticamente adoptaron a Eijiro como otro hijo, ambos notaron de inmediato el amor que se tenían y aceptaron al pelirrojo casi de inmediato pero poco a poco se ganó tanto el cariño de ellos que se trataban como padres e hijo.
La vida les había sonreído, la carrera de Kirishima se había disparado y había mejorado muchísimo, mientras que Bakugo abrió su propio restaurante sin ayuda de sus padres, aunque muchos creyeron que era una decisión apresurada al poco tiempo de noviazgo Katsuki le había propuesto matrimonio a Eijiro, esto con ayuda de los amigos más cercanos al pelirrojo y sin duda uno de los mejores momentos de su vida fue cuando oyó ese "Si".
No podían desear algo mejor que lo que tenían, eran los más felices en la tierra.
-Aún no puedo creer que cometieras una estupidez tan grande.
-¡No da gracia! En ese momento me quería morir.-Dijo el pelirrojo mientras golpeaba suavemente le pecho de su esposo.
-Siempre has sido de lo más distraído Eiji- Dijo el rubio entre risas, haciendo que el pelirrojo sintiera como su pecho se sacudía a causa de ello.
-Pero eso fue lo mejor que nos pudo haber pasado, sin ello mi carrera no hubiera pasado a más que otro artista olvidado y no hubiera podido tenerte a mi alcance.
-Eijiro quién parecía fuera de alcance eras tú, a veces aún se preguntan porque te casaste conmigo.
-Katsuki... te amo.
-Y yo a ti imbécil.
Sus labios se unieron, ya no era una sensación desconocida o inexperta como la primera vez pero nunca cambiaría la sensación caliente en sus pechos y las mariposas en sus estómagos, y allí en los brazos del otro en su habitación con la felicidad en su máximo esplendor ambos se tomaron de la mano, mano que deseaban jamás soltar.
-Katsuki, quiero adoptar.
-Ya te habías tardado Eijiro.
Pintura de referencia al estilo de pintura de Kirishima
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Fuente de donde saqué la pintura
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