IV Chico nuevo

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(Editado)

En la hora de recreo, Harry estaba sentado en una banca desgastada de madera con su resiente amigo Niall, ambos comían el lonche que consiguieron en la cafetería, esperaban a que la cancha de fútbol se desocupara y al fin los chicos de onceavo y algunos de doceavo pudiesen jugar un amistoso juego de fútbol. Veían como los mayores iban y venían con la pelota, parecía un tiempo interminable.
Había muchas chicas en las gradas pretendiendo ser las porristas del juego. Niñitas fantaseando con que alguno de los de último grado les diese siquiera un vistazo.

Harry no tenía mucho por hacer, tenía una irrelevante charla con su amigo rubio, aún con el uniforme escolar que todos usaban, este parecía un desalineado niño aproximadamente de doce años; no lucia acordé a su edad, para nada.

De repente un jugador derrapó en frente de ellos, los dejó un poco exaltados. Harry y Niall veían confundidos. El chico nuevo permanecía en el piso, el rodó y Harry logro apreciar que su rodilla sangraba; el juego seguía, nadie le tomó importancia más que unas estudiantes de octavo, que se acercaban para ver si él estaba bien; ese no quería que nadie se acercara, les señalo a las chicas que luego se pararía solo, totalmente desinteresado, tenía suficiente ego para no aceptar la ayuda y compasión de unas insignificantes chicas.
Ellas regresaron a su lugar. Pero «el nuevo» seguía en el piso. ¿Algo andaba mal?
Su naturaleza altruista lo obligo a preocuparse. El rizado se paró de la banca, parecía que aquel jugador necesitaba una mano. Dio unos pocos pasos para encontrarse con ese chico.

—Hola, ¿necesitas ayuda?

—Estoy bien, solo... estoy tomando un descanso —estaba acostado y coloco su antebrazo en la frente cubriendo el sol de sus ojos, sin prestarle atención ni haber notado de quien provenía la voz..

Harry se hincó a su lado—. ¿Cómo lo haces?

Entrecerró los ojos y frunció el ceño—. ¿Cómo hago qué? —volteó a ver a Harry, su mirada pasó de una mirada crítica a una mirada que hacía que lo profundo de sus ojos azules trasmitieran sentimientos, no podía exactamente explicarse a sí mismo a que se debía.

—Eso, tener a las chicas a tus pies, digo, acabas de llegar y te puedo asegurar que ya le gustas al menos a cinco —Harry sonrío con una tenue sonrisa acomodándose algunos rizos detrás de su oreja—. En realidad, asombroso.

—No, no lo sé, no tengo ni idea. Soy guapo y ya. Soy Louis —extendió su mano en dirección a Harry cuando aún seguía tirado en el caucho.

—Me llamo Harry, soy de noveno —también extendió su mano.

Se soltaron la mano, Harry estaba confundido, su boca estaba ligeramente abierta, lo miro directamente a los ojos azules, eso lo puso nervioso, inmediatamente miró hacia otro lado en el piso y tragó saliva y luego ayudo a Louis a levantarse tendiéndole la mano ahora Harry a Louis.
Harry hizo un esfuerzo para que Louis se pudiera poner de pie. Su rodilla parecía lastimada.
Parecía que el en todo momento sería fabuloso.
Inclusive su caída era atractiva.

El herido pasó la mano alrededor del cuello de Harry, pareció que al momento tuvo un ligero escalofrío, sus pestañas hicieron un revoloteo, de él se sostuvo. Ambos caminaron hasta la banca, Louis flexionaba de más su rodilla lastimada y el ojiverde dejo a Louis junto a Niall, ambos se quedaron aguardando en la banca, ya que Harry fue por la caja de primeros auxilios a la oficina deportiva, el ojiazul necesitaba desinfectar su herida, un raspón en la rodilla, nada grave.

¿Esta vez Louis no tuvo suficiente ego como para rechazar la ayuda de otro?
Muchas chicas se acercaron a preguntar a «¿Cómo estás?» o «¿te sientes bien?».
Alguien del último año, nuevo, mayor, buen jugador de fútbol y guapo. Con plenitud atractivo. Seguramente un muchacho con un futuro alucinante.
Un sueño viviente, ese era Louis.
El no hacía más que rechazar los intentos pretenciosos de ayuda y demostración excesiva de interés. Y no podía faltar la mirada de Jennifer en el jugoso filete. Con más discreción que el resto de chicas, pero seguía a los pies del castaño.

Fotografiando sueños. [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora