V Si lo tienes, tómalo.

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(Editado)

—Imagina chupar su pene diminuto —alzó el dedo meñique.

—Si, Jen, no entiendo qué haces con el si puedes tener a Zayn. Y si quieres un comodín, mira a Louis. Está buenísimo. Te mira.

Mordió su labio inferior analizándolo—Bien. ¡Bien! Creo que si, lo aceptó, no fue algo asertivo. Pero no me voy a quedar con la duda, como es que se siente jugar con un niño. Solo es curiosidad —respondió Jennifer tras las críticas de sus amigas.

—Por lo de tus perversas actitudes ¿Cómo quieres que te llamemos?


[...]
Después de todo es el mes de septiembre, temporada de manzanas, cunando llegaban a su punto del rojo vivo, temporada de tortas de manzana y salsa de manzana. El mundo de las manzanas que había en el patio de sus abuelos, de ahí venía, caminaba doblando la esquina en la calle que daba a su casa. Con una canasta llena de esas frutas bien rojas que él personalmente acababa de pizcar y sobre ellas su libro, uno que estaba leyendo esa semana. Venía ocupado pues comía una de esas deliciosas frutas. Y obviamente tenía colgada en su cuello su cámara digital, que de casa sin ella no salía.

Cualquier cosa que le llamara la atención podía ser algo que nunca se iba a volver a topar en su camino, algo espontáneo, su pasión era simplemente capturar momentos, por más insignificantes que sean, pero si a él le parecía una buena idea, eso era suficiente.
Una foto del árbol lleno de manzanas maduras. Para alguien como Harry era la representación del color rojo vivo disperso entre el opaco del verde desfigurado.
Hojas que caían y se secaban, manzanas que caían y eran productivas, no solo el contraste de colores, sino la objetividad que cada grupo de individuos tienen, con el que nacían destinados.
Así era el, trataba de encontrar un trasfondo figurado en cada cosa. Le gustaba capturar sus ideas de forma visual. Por más sencillo y tonto que pareciera.

Siguió caminando y terminó la manzana que posteriormente tiró sus restos en el jardín de la entrada.
Al entrar a su casa su papá se encontraba distraído con recibos, sus codos recargado en la barra de la cocina junto al teléfono colocando en la pared.

—Regresé. Aquí están las manzanas. Están buenas —colocó la canasta sobre la barra de la cocina

—Gracias... Harry recibiste una llamada.

—¿Si? ¿De quién? —pregunto extrañado.

Levantó la mirada y vio al rizado—. Jennifer Carson. Si, ¿la conoces? —Harry se apreciaba sonrojado y con el entrecejo fruncido.

Parpadeó lentamente como señal de confusión—. Si, bien... ok. Umm... ¿Su-su número?

—Lo apunté, toma —extendió su mano con un cuadro de papel del blog de notas. Harry lo tomó aún con el ceño fruncido.

Quito su libro de encima de las manzanas—. Bueno... voy-voy arriba —dijo distraído mientras iba avanzando hacia las escaleras A-adiós.

Del trayecto de la cocina a su cuarto fue físicamente calmado pero su mente al mil por hora.

Llegó a su cuarto y lanzó a su cama el libro y su cámara. De pronto desesperadamente sonó el teléfono, parpadeó lentamente y espero a que su papá lo contestara primero. Se detuvo en medio de su habitación hasta oír a su papá avisarle que era Jennifer de nuevo. No hubo más que hacer que contestar desde el teléfono rojo que estaba en su escritorio, contestó por esa línea.

Estaba sofocado y nervioso—. Hola.

—Hola, Harry.

—Hey... —levantó las cejas fingiendo entusiasmo—. Jen ¿Que necesitas? —preguntó extrañado. No tenía la mínima idea de que alguien como ella le pudiera hablar por teléfono, no se lo imaginó.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2022 ⏰

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Fotografiando sueños. [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora