epa

3 1 0
                                    

Los pies de Atsumu se movían frenéticamente debajo de la mesa indicando su nerviosismo y ese movimiento le estaba poniendo los pelos de punta a Sakusa, quién hace más de un par de minutos estaba tratando de enseñarle como conjugar bien los verbos irregulares.
─Atsumu dale no es tan difícil.
─Eso lo dices tu porque ya lo sabes─ hace un puchero ─Yo apenas ando aprendiendo.
─Dices eso y llevamos con el mismo tema desde hace semanas─ se queja ─A demás si no avanzamos con este tema no podremos seguir con lo demás─ suspira y se levanta para agarrar un vaso de agua que se encontraba en una de las mesitas al lado de la puerta.
─¿Podemos tomar un descanso?─ propuso el pelirubio sin embargo la idea no le agradaba a Sakusa, ya que, según él ya habrían tomado muchos mas descansos de los requeridos, y en su cara se notaba la respuesta que daría a esa pregunta ─Solo, uno más, por favor.
─Está bien.
Sinceramente Sakusa odiaba la idea de los descansos, él preferia estudiar de largo y luego descansar sabiendo que ya había terminado todo lo pendiente, pero si tenía a alguien más con quien compartir ese pequeño break quizá no era tan malo.
La voz de su abuela hizo que ambos adolescentes salieran de su burbuja y bajaran para ver que era lo que la señora estaba necesitando, hacían falta algunos productos así que ella le pidió de favor a su nieto de ir a comprar y obviamente este no se negó. Sakusa no quería dejar a Atsumu solo en su habitación y eso causó que se lo terminara llevando con él para ir a una de las tiendas cercanas, no sin antes colocarse un abrigo, era algo que se le había hecho costumbre, así la gente no lo notaba tanto y no atraía las típicas miradas curiosas sobre su piel.
─Tremedo calor que hace y te vas a poner abrigo.
─No eres tu el que se lo va a poner─ respondió mientras se dirigía a la salida de su casa con Atsumu siguiéndole el paso.
Comenzaron a caminar hacia la salida de la ciudadela, aunque era una gran comunidad la tienda más cercana estaría saliendo de aquel lugar, aún así el camino no fue tan largo ya que la casa de Sakusa estaba remotamente cerca de la carretera, que era por donde debían pasar para ir a la tienda. Una vez salieron de esa ciudadela tuvieron que cruzar una vía que muchos consideraban peligrosa pero Sakusa estaba más que entrenado, había tenido que pasar esa doble via miles de veces, incluso la vez que tuvo que correr por su propia vida.
─Oye, ¿sabías que con una camiseta se te ven 23 lunares?─ habló Atsumu como si de un dato random que todo el mundo debe de saber se tratase llevándose toda la atención del pelinegro.
─¿Qué?─ preguntó bastante confundido por la revelación del rubio, él sabía que tenía bastantes lunares en su cuerpo pero aún así, ¿por qué se tomaría la molestia de contarlos? Y mas cuando se supone que estaban estudiando.
─Tienes bastantes lunares─ contestó con una sonrisa marcando sus hoyuelos.
─Si eso ya lo sé, pero ¿por qué te pusiste a contar mis lunares en vez de aprenderte bien los verbos?─ cuestionó al rubio quién simplemente se dedicó a caminar mas rápido mientras que tenía a su compañero bastante expectante de su respuesta.
─Atsumu─ volvió a decir el pelirizado tratando de llamar la atención del nombrado a lo que este únicamente se giró a mirarlo sin expresar nada.
─Cuando volvamos mas te vale que le prestes atención a lo que te explico que a mis lunares─ dijo y continuó caminando al típico paso acelerado que le caracterizaba.
A pesar de haber caminado un poco aún no ers visible el pequeño comercial al que querían ir, el lugar donde vivía Sakusa estaba lleno de personas pero al mismo tiempo las calles y otras ciudadelas parecían vacías y sin un alma.
Sakusa no detuvo su disgusto cuando pasaron al lado de las entradas de una de esas urbanizaciones cambiandose casi al instante de vereda, de derecha a izquierda, llevándose una queja por parte de Atsumu, aunque al final este se terminó cambiando al mismo lado.
─¿Por qué te cambiaste tan bruscamente?¿Los locales esos no están de ese lado?─ remarcó mientras señalaba el otro lado.
─¿Sabías que señalar es de mala educación?
─Eso no responde mi pregunta.
Y ninguna pregunta fue respondida después de eso. Sin embargo al haber tanto silencio tenía ganas de romperlo porque de alguna forma sentía que Sakusa estaba volviendo a construir un muro entre ellos dos y ese sentimiento le disgustaba.
─¿Tienes algún deseo?
─Si
─¿¡Enserio?!─expresó bastante emocionado─¿Cual?
─Que dejes de hablar.
─¡Oye!─ se quejó ─Bueno pues yo si tengo uno, bueno varios y no te diré cual son.
─Okey
─Puff, si insistes tanto─ responde sarcásticamente─ Encontrar lo que verdaderamente quiero.
Los ojos de Atsumu brillaron al decir esa frase, aún eran adolescentes pero la verdad era que el rubio aún seguía buscando algo que de verdad le interesara, sentía que si no tenía sueños quizá nunca llegaría a ser feliz.
─¿No crees que el sueño es un poco confuso? Parece hasta imposible─ admite mirando atentamente a Atsumu.
─Igual ya cumpli otros.
─¿Cómo cuales?.
─Hacerte sonreír.
Atsumu pensó que el semblante serio de Sakusa pasaría a uno amargado pero al ver como el pelinegro se reía suavemente de nuevo una pequeña luz se vio reflejada en sus ojos.
─Y dos veces─ volvió a decir con una sonrisa en su cara.
Aún así Atsumu no sentía real ese momento, parecía que ambos estaban en sus propios mundos, pensando en sus propias cosas, se sentían juntos pero al mismo tiempo esa cercanía se sentía lejana.
No se dieron cuenta de que en un momento llegaron al pequeño mall y entraron un poco confusos sobre que comprar sin embargo Sakusa reaccionó rápidamente y regreso los pies a la tierra, terminaron ingresando a la tienda donde tenían que comprar lo requerido.
─No entiendo porque su mamá dijo que es sincero, parece que evita sus problemas─ susurró Atsumu, más para él que para crear una conversación con el otro chico, pero este al no haber estado hablando con el pelirubio estaba mas atento de sus palabras causando que le escuchara a la perfección lo que dijo.
─¿Qué te dijo mi mamá?─ habló tan rápido que Atsumu se asustó con lo exaltado que parecía.
─Oye, cálmate no es como si me hubiera contado los secretos más profundos tuyos─ dijo sin pensar y los ojos de Sakusa se hicieron oscuros como si esas palabras hubieran sido las menos requeridas para calmarlo.
─Vámonos, ya tengo todo.
Sin más Sakusa avanzó si esperar a Atsumu y este pensó, solo por un momento, un pensamiento casi fugaz, en dejarlo solo e irse a su casa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 27, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

narraciones de los ausDonde viven las historias. Descúbrelo ahora