【Capítulo. 1】

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Felino.

La alarma sonó estrepitosamente por toda la habitación, al segundo fue apagada bruscamente. Abrió los ojos pesadamente y gruño suavemente, Katsuki debía despertarse.

Removió las esponjosas sabanas dejando su cuerpo cubierto únicamente por su corto de pijama, cuando su piel sintió el frio de la mañana sufrió un escalofrío, algo que aporto a sus ganas de quedarse en casa y no ir a la Universidad.

A Bakugou no le disgustaba ir a la Universidad y mucho menos la carrera que estaba estudiando actualmente, de hecho, Katsuki estaba contento con lo que estaba estudiando y por mucho que le costara admitirlo, con sus compañeros de clases se la pasaba relativamente bien -Aunque el Alfa reclame cada muestra de afecto- Como era de esperarse, repostería era uno de sus pasatiempos favoritos desde pequeño junto con tocar la batería y que pueda vivir a base de algo que le divierte, hace que simplemente se sienta afortunado. Aunque claro que hay ciertas cosas que no le agradan, entre ellas estaba levantarse temprano. No hay nada más que le guste a Katsuki que dormir abrazado de las sabanas que calentaban su cuerpo agradablemente y la sensación de haber descansado debidamente.

Finalmente se levanto y con pereza se puso las pantuflas blancas que había dejado preparadas para cuando despertase la noche anterior. Si seguía pensando en lo mucho que prefería quedarse en casa llegaría tarde a la introducción que dan al iniciar un nuevo año universitario.

Camino hasta el baño sin antes sacar todo lo necesario, la ropa que usaría en este frío día de otoño, algunas cosas para lavarse el cuerpo y cabello. Tomo la ducha que siente tan necesitada desde que despertó y bajo las escaleras aún con algo de sueño.

—Buenos días Katsuki —saludo amablemente su padre mientras le daba un sorbo a su taza de café.

—Hola —replicó con un leve gesto de mano.

—Se dice buenos días —regaño su madre haciendo que el alfa sufra un susto, no se había dado cuenta que su madre se puede también en la cocina calentando arroz—, niño maleducado—

—Pues adivina quien me educó —respondió burlonamente a Mitsuki. La mirada penetrante que le dio la Alfa le hizo entender que si seguía así no terminaría en una sola pieza o puede que si, pero en una pieza algo aboyada.

Katsuki se sentó junto a su padre Masaru y tomó una taza de té en lo que esperaba que el arroz y el pescado a la parrilla estuvieran listos para comer. No tardo mucho en estar todo listo y en poder disfrutar el desayuno que había preparado su madre, por mucho que sea un desayuno relativamente común, eso no le quitaba la calidez que le brindaba la comida en casa la cual disfrutaría por última ves en este mes esa mañana.

El desayuno fue relativamente relajado, claro que hubieron algunos regaños de Mitsuki hacía el menor pero nada que pueda arruinar el ambiente -Peculiar- de la familia Bakugou. Cuando el Alfa termino su comida preparo todas las cosas para la Universidad junto a un bolso donde llevaría toda la ropa necesaria para quedarse unas semanas en los dormitorios.

—Más te vale llamarnos todos los días, contestar todos los mensajes y llamadas —ordenó Mitsuki acariciando bruscamente los cabellos cenizos al menor.

—¿Estas seguro que no quieres que te llevemos, hijo? —Preguntó preocupado el Beta.

Katsuki asintió mientras acomodaba su mochila en su hombro. —Esta bien así, ustedes deben ir al trabajo y si me dejan en la U llegarían tarde —Bakugou le había pedido a sus padres que no lo llevaran por la distancia entre la Universidad y la oficina de sus padres, al estar amabas a polos opuestos , si lo acompañaban ellos llegarían atrasados ​​y el Alfa conocía bien que tan exigente era su jefe—. Ademas, ya estoy bastante grande como para ir en bus por mi cuenta ¿No creen? -

Dulce amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora