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— Chris, basta. — murmuraba Felix en medio de suaves risitas. Y es que todo se debía a que el aludido no pudo resistirse a estar tanto tiempo lejos de su omega, por lo cual, ni bien la hora de salida se marcó con el sonido de la campana, Christopher había casi corrido hasta el salón respectivo del castaño. Tanto él como su lobo deseaban tenerlo cerca y rodearlo completamente de su aroma.

Cuando apenas lo vio salir, el alfa lo había recibido con un sorpresivo abrazo en la cintura, besando inmediatamente los belfos adversos y causando un efusivo sonrojo en las mejillas de Felix. El más bajo no sabía cómo corresponder exactamente, así que rodeó el cuello del alfa con ambos brazos mientras intentaba caminar.

Era una imagen adorable, pero muchos a su alrededor empezaron a mirarlos con fastidio y cierta envidia. ¿Cómo es que el atractivo príncipe estaba al lado de aquel plebeyo común y corriente?

Sea cual sea la forma en la que los omegas se referían a la pareja, a Christopher le importaba muy poco y es que no podía detenerse a pensar en algo más que no sea el compartir todo el tiempo posible con su precioso castaño.

— Te extrañé mucho. — habló el peligris ni bien concluyeron con el último beso. Inmediatamente entrelazó su mano con la contraria y se dispusieron a caminar hacia el portón de salida.

Felix sonrió apenado, observando el agarre impuesto y la bonita diferencia entre ambas manos que estaban juntas. — Pero nos vimos en el receso, no seas exagerado. — intentó no mostrarse enternecido por las muestras de cariño que Christopher siempre se esforzaba en darle. Aún le costaba aceptar que aquello era real.

— Puedes tomarlo como quieras. — se encogió de hombros con diversión, halando nuevamente al pálido para ponerlo frente a él y besar aquellos dulces labios.

Desde aquel día en el que habían dado su primer beso, el alfa quiso rememorar una y otra vez las sensaciones que aquel sutil tacto le causaba internamente. Habían pasado varias semanas pero él no podía detenerse, amaba sentir al omega de aquella manera especial.

— Chris. — intentaba llamarlo, las ganas de sonreír lo inundaban porque el mencionado le daba muchos besitos cortos y efímeros, creando el sonido de suaves chasquidos debido a que el contacto era súbitamente casto.

— ¡Oigan, no coman delante de los pobres! — aquel grito solo podía ser de Changbin, quien vino inesperadamente a interrumpir el momento por simple gusto suyo.

El pelinegro se esforzó mucho en no gruñir, y a cambio de ello, soltó a Felix para abrazarlo por la espalda e intentar dejar su aroma impregnado en él. Puede que Seo sea su único mejor amigo, pero también era un alfa y Christophwr no podía dejar su lado posesivo fácilmente.

— Ustedes desprenden feromonas de amor. — exclamó con cierto ápice divertido, el pelinegro se sentía realmente contento al ver a Christopher en una nueva faceta.

Felix tragó saliva sintiéndose cohibido, no se había dado cuenta que aún estaban en la universidad y con varias personas transitando por ahí. Casi siempre le pasaba eso, perdía la noción del tiempo y del lugar cuando era envuelto en la calidez que los brazos del alfa le proporcionaban.

— Y bueno. ¿No nos vas a presentar? — inquirió el pelinegro al notar el silencio que se había creado entre los tres.

— Changbin...— intentó advertirle.

— ¡Olvídalo! Lo haré yo. — sonrió ampliamente, extendiendo su mano hacia el bonito omega. —Un gusto en conocerte, mi nombre es Seo Changbin y soy el mejor amigo de este gruñón.

Felix le correspondió el saludo al igual que la sonrisa. El ambiente se volvió más ameno. — Un gusto, Changbin. Yo soy-

— Tú eres Felix, ya lo sé. — concluyó el pelirubio, ganándose la extraña mirada del aludido. — Y no te preocupes, lo sé porque Christopher menciona tu nombre a cada momento con una sonrisa de completo idiota. Lo tienes muy enamorado.

— ¡Seo! — se quejó sintiéndose repentinamente apenado al igual que Felix. Escuchar aquello salir de la boca de alguien más era distinto.

Changbin lo ignoró olímpicamente. Al parecer había encontrado un nuevo pasatiempo favorito. — ¿Y cómo se siente estar con tu pareja destinada?

— ¿Destinada? ¿A qué te refieres?

Christopher se tensó de inmediato.

— Changbin guarda silencio, por favor.

— ¿Qué, aún no lo sabe? — ladeo levemente su cabeza en clara muestra de confusión.

— ¿Saber qué?

— Sobre que son parejas destinadas.

— ¡Seo Changbin! — su rostro se deformó en una terrible mueca de enojo. Había arruinado sus planes.

Felix abrió sus ojitos mucho más de lo que normalmente pudiera hacer y giró sutilmente sobre su eje hasta encarar al peligris. Él sabía de aquella leyenda, su madre siempre le contaba lo maravilloso que era el encontrar a aquella persona destinada en cuerpo y alma. Su corazón latió con desenfreno, yendo a un ritmo conmocionado ante la ilusión.

— Eso... ¿Eso es cierto? — apenas y pudo murmurar.

Christopher relamió sus gruesos labios, soltando sutilmente al omega y mirándolo fijamente a los ojos. — Yo, uh, sí. Nosotros somos pareja destinada.

— ¿P-pero cómo? Y-yo no me di cuenta. — de inmediato tapó su boca con ambas manos y un suave rubor coloreó sus mejillas.

— Pensaba decirte todo esto en un lugar más especial y en el momento indicado. — confesó con cierta timidez, rascando nerviosamente su nuca. — Lástima que mi mejor amigo no sabe callarse cuando debe. — su mirada se dirigió a Changbin , quien seguía ahí comprobando que quizás lo había arruinado.

— ¿Disculpa? — preguntó con inocencia, una pequeña sonrisa torcida se presenció en su rostro.

— Recuerdo haberte dicho que no deseaba que alguien más se lo dijera a Felix, quería hacerlo yo de manera única. — le reprochó.

— Ya, ya, déjalo tranquilo. De todas formas lo importante es que lo somos. ¿Verdad? — interrumpió el castaño, tomando la mano derecha del alfa para luego darle un pequeño beso en la mejilla.

La tensión desapareció y el pelinegro estaba internamente agradecido con Felix por haberlo salvado.

— ¡Sí! Yo, eh, yo ya me voy. ¡Nos vemos luego! — exclamó, trotando rápidamente hasta la salida.

— ¡Changbin! — alcanzó a gritar, pero obviamente el mencionado no se iba a detener.

— Christopher... — lo llamó, halándolo de la mano para que lo mirara a él. — Ya, quita esa carita. — habló dulcemente, sonriendo al notar que el ceño fruncido del alfa había desaparecido. De inmediato, se puso de puntitas, frotando su naricita con la contraria de manera delicada y haciendo una vez más, que el alfa olvidara cualquier pensamiento negativo.

¿Es así es como funciona el amor?

¿Es así es como funciona el amor?

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El Príncipe Y El Plebeyo ¦¦ ChanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora