Alaska Sellers.
La alarma llamada Greta Daniels mi compañera de piso en la universidad grito con fiereza haciéndome abrir los ojos, no había dormido en toda la noche debido al trabajo de primer corte sobre investigación criminal. Me limpie el rostro en cual estaba babeado de mi anterior momento de inconciencia.
- Albina, vas tardísimo a tu primera clase del día. - Dijo la contraria haciéndome levantar de golpe del escritorio.Greta era una chica muy sencilla de una familia bien acomodada en estatus, y su belleza era deslumbrante. Ojos enormes azules, cabello corto negro con casi invisibles rayos azules sobre él, su altura y aura de una chica salvaje, le hacían ser el centro de atención de todo el maldito campus.
- No vuelvas a gritarme, me disgusta levantarme de esa forma. - Ignorando la presencia de la otra chica. Entre al baño mirando mis apariencias en el espejo, a diferencia de Greta yo soy una persona albina y la causa de las burlas en los pasillos y en el resto de los sitios. Con ella cerca, no soy tan objeto de burla.
Una ducha rápida, ropa holgada de colores oscuros para contrastar el blanco de mi piel. Me recogí el cabello en una cola. Tomé mis cosas y corrí con rapidez a mi clase, es tarde.
Al llegar a clases se podían escuchar las risas adornando la clase, me gire a una de las chicas dispuesta a responder sus mierdas, pero unas cálidas manos tocaron mis hombros. Al darme vuelta pude visualizar a Alek, mi mejor amigo y la persona más importante para mí. Sonreí al verlo, había vuelto a mis clases, estaba feliz de no volver a sentirme sola. El menor me paso por el lado y se dirigió dónde estaban varias personas burlándose, soltando una sonrisa tan patéticamente atractiva.
- Ya estamos en la universidad, ¿Por qué no mejor vamos madurando? digo, ella es diferentemente difícil de encontrar, ustedes son tan normales como el común. Todos se visten de la misma forma y se maquillan igual, aun así. No respetan las diferencias. Y lamento informarles que estamos por volvernos todos unos criminólogos, ¿También juzgaran a los muertos? si no es así, a los vivos tampoco. - Soltó un respiro triunfal cuando el silencio se apodero del aula, se veía tan bien siendo el, un bastardo inteligente.
Cuando el maestro ingreso en el aula, Alek y yo nos sentamos en la última hilera del salón. No se nos dio el tiempo de hablar mucho puesto que ambos estábamos muy concentrados en la clase, pero en momento nos dábamos miradas cómplices, nos extrañábamos.
Al iniciar la última clase de balística, podía ver a Alek sosteniendo su arma dirigiendo su punto de concentración simulando la posición del criminal. Sin darme cuenta me había perdido en sus músculos, como se tensaban con una maniática forma sensual, me hacía perder mi concentración de análisis.
- Sellers, ¿Ya ha visto el punto de fuga de la bala? - La pregunta del profesor me saco de mis duros pensamientos, entrecerré los ojos y miré con atención la situación.
- Por la entrada de la bala y la forma de salida, se deduce a que el asesino le disparo tres veces desde una posición donde él estaba de pie y la victima sentada en el piso. Se dirige al segundo punto que es... De los tres disparos, la mortal y causante de la muerte fue la de su abdomen, perforando su hígado. - Podía ver al profesor analizando mi respuesta, mirándome en señal de que me faltaba un punto, no menos importante.- Se estima que su muerte fue a las 12:23 pm.
El hombre barbudo mayor y canoso asintió, los nervios se disminuyeron. Pronto me volvería profesional y parecía que los nervios se apoderaban de mí, porque jamás me gusto presenciar la muerte.
Alek me saco de mis pensamientos abrazándome por detrás, frente a nosotros esta nada más ni nada menos que Greta. Los ojos hambrientos azules de ella se dirigieron a Alek quien sonrió y me soltó para brindarle la mano en saludo. Las tensiones sexuales que se formaban entre ellos me hacían morderme la lengua para no protestar, ese chico es como un hermano para mí y Greta una gran amiga.
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Una tormentosa oscuridad
Mystery / ThrillerCorre. ¡Corre! Correr sin rumbo alguno, solo querer huir de esta realidad. Dolor, ¿Cómo podemos llegar a sentir tanto dolor y odio?... todo parece ser así cuando lo observamos con detenimiento. Tengo un montón de sangre en mis manos y en el alma, e...