2

11 5 0
                                    

Pagué las primeras noches de este mes y es mi primera noche viviendo en este departamento. Me adapté a la cocina y a una cama que no es la mía.

Este lugar tiene todo incluído, lavadora, cocina y un refrigerador. Intentar vivir en otro lugar que no era mi casa desde toda la vida, se estaba sintiendo bien.

Alejo la taza de café de mis labios y la voy a poner en la mesa cuando una voz femenina grita

– NO TE ATREVAS

Mis manos tiemblan y la taza cae al piso haciéndose pedazos, algunos diminutos y otros grandes.

Subo la mirada y no hay nadie.

El miedo me invade, pero no dejo que salga a flote, no quiero imaginar cosas que no son.

Con cuidado de no pisar los pedazos camino a la cocina, y la escoba está en la esquina. Vuelvo a la sala y recojo los pedazos más grandes y los coloco juntos en la mesa y los pedazos diminutos los barro haciendo que se junten

– Bien echo, esa era mi taza favorita.

Subo la mirada de inmediato al volver a escuchar esa voz femenina.

Quizá mide 1.64 o 1.65, su cabello es negro y de color negro azabache, unas lindas cejas, labios finos y una increíble nariz. ¿Qué hace un desconocida en mi casa?

– ¿Quién eres?

El miedo me invade y no sé qué hacer, una desconocida está en mi casa diciendo que acabo de romper su taza favorita.

– Oh, no. ¿Quién demonios eres tú? y por qué casi arruinas mi mesa y tomas... ¿Qué estabas tomando, café?

– Es MI casa, vete de mi hogar.

Su cara desborda de furia

– Es mi casa, vete tú de mi casa.

– !No, no lo es!

– ¡Lo es! ¿acaso no ves que todas mis cosas están acá? Abre esa gaveta.

Me ordena mirándome fijamente.

– ¿Qué? ¡No!

– Abre la gaveta, Shawn.

Mis piernas flaquean al escuchar mi nombre

– ¿Cómo sabes mi nombre? - me inclino sin despegar mi mirada de ella y tomo el tenedor en mi mano y la señalo con la punta de este - ¿Quién demonios eres? ¿Cómo sabes mi nombre?

– Escuché a esa chica llamarte todo el rato así.

– ¿Qué chica?

Dios, cómo sabe tantas cosas.

– Claris.

Me mira como si fuera lo más obvio.

– Ella piensa que mi hogar no es el mejor de todo San Francisco, pff, tiene un hueco en la cabeza.

– ¡No hables así de Claris! 

me mira juguetona y se acerca con una sonrisa a mí.

La apunto de nuevo con el tenedor y ella trata de apartar el tenedor y bajarlo pero su mano traspasa este.

Ya no aguanto más y no único que veo es blanco.

– ~ – ~– ~ – ~

Despierto en la sala y no puedo recordar mucho lo que pasó.

10 segundose bastaron para recordar y me levanto de un salto del piso, cierro la puerta y corro a mi cama.

Siento como si tuviera 10 años de edad.

Han pasado 5 minutos desde que estoy en la esquina de mi cama rezando a dios para que no me envíe al Inframundo con aquella chica. Pero mi garganta se seca y tengo que ir a la cocina por agua.

Una lucha interna se forma, pero tengo que ir a tomar agua o ya no tendré garganta.

Con cuidado salgo de mi cama y voy a la puerta, la abro y camino a la cocina. Tomo agua y al voltear la puedo ver de nuevo.

Un grito sale de mi garganta y ella tapa mi boca pero su intento es fallido porque su mano traspasa mi cabeza.

Grito otra vez.

– CÁLLATE YA SHAWN.

La miro como si lo que acaba de decir fuera un juego, es un maldito fantasma en mi casa y me pide que me calle.

– Vete de mi casa.

Armo valor y camino hacia ella haciendo que retroceda dos pasos.

– Es raro tenerte en mi sala.

Habla relajada mientras me mira.

– Cómo es que puedo verte.

– No estoy muerta, si eso piensas.

– ¡Sí, sí lo estás!

– No, Shawn, si lo estuviera, yo lo supiera. ¡Lo sentiría!

– Lo estás.

me acerco a ella y retrocede un paso más.

– No.

me acerco más y retrocede dos pasos más

– Estás muerta.

Me acerco dos pasos más y ella retrocede 3 y medios porque cae por la ventana, mi plan está resuelto.

– Que descanses en paz.

  Me volteo para ir a mi cuarto cuando la vuelvo a ver.

– Eres una fea persona, Shawn.

– No lo soy, ¿por qué lo dices?

Mi papel de víctima debe salir ahora.

– ¡Intentaste matarme!

– Ya estabas muerta, sólo caiste de la ventana y ahora estás aquí como nueva, solo necesitaba comprobar que sí estás muerta.

– ¡No!

Va a ser una noche larga.

𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘀𝗶 𝗳𝘂𝗲𝗿𝗮 𝗰𝗶𝗲𝗿𝘁𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora