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10 de la mañana y estoy fuera del local de Ritch desesperado porque me atienda.

Lo veo hacer un gesto con su mano y entro al local.

– Shawn, hermano ¿qué te trae por aquí?
su voz lenta y relajada me estresa un poco pero él será mi única salvación.

– he pasado por una situación de lo menos normal ayer.

Enseguida despega su bebida de la boca y se acerca a mí.

– Es tú día de suerte hermano, sé todo sobre esos. Pero primero tienes que decirme qué tipo de situación has tenido la noche de ayer.

mi ceño está fruncido de la confusión

– ¿Cómo sabes que fué ayer en la noche?

Él sonríe y se encoge de hombros.

– Sólo supongamos que adiviné.

– Bien, ahora ayúdame.

– Dime qué tipo de encuentro has tenido ayer.

– ¿Encuentro?

– ¿Ectoplasma? ¿Eter somnífero?

Llevo las manos a mi cara y la resoplo.

– Digamos que con una chica fantasma.

  Se aleja de mí y camina hacia una estantería llena de libros, algunos gruesos, finos o muy gruesos.

– Tengo un libro genial sobre espiritismo si te interesa.

– Comunicarse no es su problema, sólo quiero que se vaya de mi nueva casa.

– Fantástico, pero ¿la vez todo el tiempo?

– No, aparece de vez en cuando, está vigilando todo lo que hago.

– Tengo exactamente lo que necesitas.

– · – · – · –

–¡Espíritu, despierta! ¡Espíritu, no temas! ¡Espíritu aparece!

Abro los ojos y no está, quizá solo tengo que decirlo más fuerte.

– ¡ESPÍRITU, DESPIERTA! ¡ESPÍRITU NO TEM...!

– Shawn, cállate.

abro los ojos y la veo frente a mi

– Cómo te llamas.

– Camila, y ya deja de intentar echarme de mi casa.

bonito nombre.

Todavía no me acostumbro a... ¿socializar? con un fantasma.

La pregunta que desde hace días rondaba mi cabeza salió

– No se te pasó por la mente que quizá hayas...

Bufa interrumpiendo

– No estoy muerta, Shawn.

chilla y aprieta sus puños, ¿cómo no se traspasan?

– ¿Hay algo extraño en la manera en la  que pasas los días?

– No, no estoy muerta Shawn.

– ¿Te ocurrió algo dramático?

– ¿Cómo qué?

– ¿Morir?

– ¿Por qué siempre dices eso?

– Creo que porque justo ahora estás traspasando la mesa?

Ella mira su cuerpo y yo me acerco a tomar su hombro en forma de apoyo, nunca es fácil darte cuenta de que estás muerta. Ella intenta agredirme pero su mano traspasa mi mejilla y me alejo.

– ¡Está bien, cálmate!

– ¡No me toques, pervertido!

Paso mi mano por mi cabello y quiero arrancarme la cabeza, quiero que se vaya de mi casa de una maldita vez.

– Mira bien, debe haber una luz.

– ¡No hay ninguna luz!

– ¡VE HACIA LA LUZ, CAMILA!

hago una especie de ritual de baile alrededor de ella mientras la animo a ir hacía la luz

– ¡No he muerto! ¡Lo sabría!

Corre hacía la ventana y la veo caer, espero 5 segundos y ella está aquí conmigo de nuevo.

– ¡¿Qué está pasando?!

Me río y me siento en el mueble

– Estás muerta.

– DEJA DE DECIR ESO

– ¡No es mi culpa que estés así, vete de mi casa!

𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘀𝗶 𝗳𝘂𝗲𝗿𝗮 𝗰𝗶𝗲𝗿𝘁𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora