Teniendo nuestras manos entrelazadas, nos dirigió a donde parecía que era su carro, abrió la puerta para mi y yo sin siquiera poner negativa me adentre a él.
- Te encuentras bien, no te lastimó
- Disculpa - fue lo único que alcance a decir debió a que aun me encontraba algo confundido.
- Decía que si no te lastimó -
- Oh no creo - dije más para mi, que para él
- Oh bueno parece que no - mencionó Y donde vives -
- Oh, yo, no no se preocupe, yo puedo volver solo o llamar a mi madre.
- Oh no es ninguna molestia, no te preocupes, te dejare en tu casa y así almenos me aseguró que lleges con bien.
- Bien yo le digo el camino - fue lo último que mencione, para después darle las indicaciones para llegar a casa, aunque no se porque pero él parecía que se las sabía mejor que yo, pero bueno no tome tanta importancia a eso. Tal vez ya a venido por aquí.
Cuando ya me encontré afuera de mi casa, me dirigí a habrir la puerta del carro pero antes de yo poder hacerlo, él había salido del carro y me habrio la puerta como todo un caballero a lo que agradecí y me dispuse a retirarme. Amablemente toco el timbre de la casa y bueno en menos de 5 segundos, mi mami habrio y me lleno de preguntas de porqué no había llegado a tiempo. A lo que al ver a mi acompañante me dirigió una filosa mirada, preguntándome silenciosamente que quién era, pero antes de poder responder.
- Oh lo lamento, mi nombre es Vicenzo, yo solo vine a dejar a salvo a su hijo un hombre hebrio lo atacó.
Mami sin importar nada se avalanzo a mi preguntándome sino me había lastimado y muchas cosas más que por lo rápido de su hablar no entendí mucho.
- Mami estoy bien, no me paso nada
- Eso espero - hablo observándolo a él - bueno señor Vicenzo, muchas gracias por proteger a mi niño, si en algún momento necesita algo puede venir a nosotros y podremos ayudarle.
- He no se preocupe, lo hice solo por ayudar, nada más.
- Igualmente muchas gracias - se despidió para retirarce.
- Oh no te preocupes pequeño - mencionó con una sonrisita, mientras despeinaba mi cabello. Y fue ahí cuando note su rostro varonil y muy lindo. Me sonroje mucho y salí corriendo directo adentro de casa. Lo único que note antes de que se marchara fue su sonrisa y manera elegante de caminar.
Vicenzo
Solo sonreí por su tierna forma de agradecerme y aun más por el bello sonrojo que está vez provoque yo y no alguien más.
Me dispuse a retirarme, hacia mi carro y hacer una pequeña llamada.
- Buenos días Señor Vicenzo, que necesita.
- Hola, necesito que recogas una basura que se encuentra en ××××× y le demuestres que con lo mío, nadie se mete.
- Entendido señor.
Fue lo último que escuché antes de cortar la llamada y retirarme del lugar a cumplir con mis deberes.
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