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Sentía los graves de la música retumbando en su caja torácica, dejándolo sumergirse en la canción que tocaba el DJ. Su silueta apenas si era percibida en la oscuridad del lugar, gracias a las brillantes y escasas luces que ambientaban la pista de baile; sus risas eran ahogadas por el bullicio, haciéndole abrir los ojos ante el constante chocar de cuerpos. JiMin le había tomado de las manos, contoneando las caderas frente a él, alejándose un poco antes de estallar en carcajadas. Las manos de NamJoon se deslizaron por los hombros del rubio, haciendo que soltara a HoSeok, y entre todos, formaran una especie de círculo, donde solo eran admitidos ellos. TaeHyung y SeokJin abrazaban a YoonGi, impidiendo su huida hacia los baños, la barra o la misma salida. El trío comenzó a reír con los gestos del pálido, antes de que Hobi tomara a su amigo de la cadera, apegándolo a su cuerpo y bailando contra él. Aún con todo el ruido, logró escuchar los gruñidos de quejumbre que su mejor amigo soltaba, harto de estar en ese lugar.

Habían pasado meses desde la última vez que logró salir a divertirse con sus amigos de esa forma tan libre, sin preocupaciones ni vistas nerviosas al reloj. Lo único que ocupaba su mente, era el beat de la música y los buenos momentos compartidos con sus amigos. No, el alcohol ingerido durante la noche no tenía que ver con el estado casi catártico en el que se encontraba. Hasta que la canción llegó a su fin, y un fuerte agarre en su brazo le hizo girar sobre sus talones, solo para encontrarse con aquella mirada oscura de la que había escapado solo horas antes. Su sonrisa se desvaneció lentamente, como si la pesada y cálida respiración de JungKook la hiciera volar. Ambos se miraban fijamente, con el ceño fruncido, y sin dejarse doblegar por el otro.

— ¡¿A esto llamas "ir con tu hermana"?! —la gruesa voz de JungKook logró hacerse escuchar por encima de la nueva canción. HoSeok intentó zafarse de su agarre, forcejeando y haciendo gestos de dolor e incomodidad al sentir como la mano del moreno se ceñía más a su brazo. Pero eso parecía no importarle a Jeon. —Nos vamos —decretó, haciendo amago de dirigirse a la puerta. Sin embargo, el tirón que sintió su cuerpo, le hizo girar, solo para presenciar cómo Jung permanecía de pie en su lugar, con toda la fuerza de la que era posible —No —espetó controlando la ira que comenzaba a hervirle la sangre. — ¿Disculpa? —JungKook volvió a acercarse, alzando ambas cejas en una expresión de sorpresa. — ¿No? —un intento de risa salió de sus labios, convirtiéndose en un resoplido por la molestia. —No es una pregunta, HoSeok. Dije que nos vamos, ahora.

El chico abrió la boca para rebatir, sintiendo que en cualquier momento flaquearía ante la pesada mirada de su novio; hasta que la cabeza de YoonGi se interpuso en su campo de visión. —Largo de aquí, Jeon. El único aguafiestas que aceptamos, es a mí, así que vienes sobrando en la velada —a pesar de su apariencia adormilada y frágil, JungKook no pudo mantener la mirada en aquellos ojos negros, girando el rostro hacia la multitud que los rodeaba, ensimismados en su baile, ignorantes de la disputa que emergía en el pequeño grupo. —No te metas, Min —farfulló el más alto, apenas mirando de soslayo aquellos ojos gatunos. —Me meto donde se me dé la gana, mocoso. En especial, si se trata de mi amigo —soltó con la altanería que lo caracterizaba. — ¡Ya basta! —interrumpió HoSeok, dejando a su novio con la boca abierta, a punto de meterse con YoonGi. El pelinegro se interpuso entre ambos hombres, dándole la espalda a Jeon. —Yoon, Kook tiene razón, no tienes por qué meterte —soltó con una sonrisa ladeada, intentando apaciguar a su amigo, ignorante de la mueca de victoria del chico tras él. —Y tú —retomó el tono seco y firme, al momento de girarse hacia JungKook; —ya te dije que no pienso irme a ningún lado. Estoy pasando algo de tiempo con mis amigos, y no dejaré que lo eches a perder —soltó casi en un siseo, apretando un puño, mientras su otra mano se deshacía finalmente del agarre de su novio. Por un momento, JungKook se quedó mirando al mayor, completamente perplejo ante su respuesta, sintiendo como la sangre burbujeaba por todo su cuerpo. Sus manos crispadas por las ganas de alzar el puño, pero nunca había tocado un solo cabello del chico de esa forma. No importaban sus celos, no empezaría esa noche. — ¡Sabes muy bien que no me gusta que salgas con esta banda de ineptos!

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