Prólogo

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Cuando tenia 8 años me perdí en el bosque.

No recuerdo nada de eso.

Papá dice que me encontraron meses después en la carretera principal de Winden. Muchos niños desaparecieron ese año y la policía nunca pudo encontrarlos.

A ninguno excepto a mí.

Tenia un vestido blanco, sucio y con manchas, estaba descalza y solo caminaba. Dicen que no hable hasta que vi a mi padre, que en todo momento estuve con la mirada perdida y no respondí a ninguna de las preguntas que hicieron. ¿Qué había pasado? ¿Porque había tanto ruido a mi alrededor? ¿Porque todos me miraban así?

Papá...

Cuando lo vi traía su bata de hospital y estaba nervioso. Me abrazo tanto que llore, me decía que me amaba que me había extrañado. Después me llevaron a un cuarto, en presencia de mi padre lo único que pude decir a todo lo que me preguntaron fue:

"No recuerdo nada"

Me asignaron una psicóloga y fui a muchas terapias, pero ninguna fue suficiente para recordar algo. Ni siquiera recordaba en qué momento me había alejado de casa, fue como si en esos 10 meses perdida no lo haya estado. Como si solo hubieran sido segundos en los que de repente veía nuevamente a mi padre, pero esta vez en una estación de policía preguntándome que había sucedido.

Me examinaron: muestras de sangre, de orina, y otras para ver si había sufrido algún tipo de abuso, pero en todas ellas no tenía nada.

Pasaron dos años antes de que recordara algo. Algo que nunca dije a nadie.

Fue cuando vi a un chico en el supermercado, estábamos de compras con papá y entonces en el pasillo antes de pagar lo vi y recordé:

Había un niño, tenía el mismo rostro y lloraba, pedía ayuda, pero yo solo me alejaba.

Mas tarde descubrí que ese chico tenía un hermano gemelo el cual había desparecido el mismo año que yo.

Esa imagen se reproducía una y otra vez en mi cabeza. Su llanto y la sangre, no quería hablar de ello no quería saber. Solo quería olvidarlo todo. Lo que hubiera sucedido no quería recordarlo.

- ¿Thara?

La voz de mi padre me saco de mis pensamientos. Estaba sentada en mi cama sin hacer nada, lo mire.

- La cena esta lista, vamos a comer.

Asentí, se fue a la cocina y yo acomodé un poco la cama antes de bajar con él.

Las cosas en estos últimos años habían cambiado. Yo había cumplido 16 hacia pocas semanas y no sabía cómo tomarlo.

Me senté en el otro extremo de la mesa y observé la comida, realmente no tenía apetito, pero papá se estaba esforzando. Nuestra relación se volvió distante conforme paso el tiempo. Su trabajo de doctor no le permitía estar en casa todo el tiempo sin embargo desde esa vez siempre trato de estar más presente.

Luego de que me mamá muriera después de darme a luz él se había puesto la tarea de darme todo lo que ella no pudo. Se había encargado de mí y sé que se sentía culpable por mi desaparición ya que ese día según lo que me conto, yo tuve que volver a casa sola ya que él tenía una cirugía que hacer.

- ¿Te gusta? Es la primera vez que cocino rabioles.

- Están ricos – hable tomando otro con la cuchara. La verdad tampoco sabía mal.

- Hoy tengo turno hasta tarde, no te quedes despierta mañana tienes clases.

Sonreí asintiendo, ah mañana...

Mire a mi padre mientras comíamos, su pelo ya estaba gris y tenia arrugas por toda la cara. Sus ojos cafés, a diferencia de los míos que eran azules gracias a mi madre, se veían cansados.

- ¿No puedes pedir otro horario? – pregunte.

Se tomo su tiempo antes de hablar.

- Lo siento, pero me toca ese turno, el mes pasado ya tomé el turno en la mañana – explico con pesar.

- Entiendo.

Al acabar de comer subí a mi habitación para hacer mi tarea, estaba atrasada con muchas cosas y además había otras. Todo siempre me había parecido igual desde que volví, como si nada hubiera cambiado pero la verdad es que yo no podía verlo. Sentía desde el fondo de mi alma aquello que quemaba por salir, aquello que quemara eso que bloqueaba mi realidad. Ese pozo de recuerdos olvidados y el sentido que quería darle a todo. Solo era una mas de muchos, me repetía.

Y me decía que ya había pasado y dejara de tomarle tanta importancia. Debía seguir con mi vida. Sin embargo, como podría si todo me era tan ajeno y cercano a la vez. Esas calles, ese bosque que hacia solo metros de mi casa y ese llanto que siempre escuchaba en las noches.

Quería olvidar sin recordar que había olvidado algo. Quería saber sin que esa verdad fuera dolorosa.

Era una contradicción.

Solo quería volver todo cenizas.

- Ya me voy cariño – hablo mi padre desde el marco de la puerta.

Ya se iba a su turno y yo me quedaba sola otra vez.

- Adiós – me levante a abrazarlo.

Porque después de tantos años se me había hecho una costumbre, no sabría cuando seria la ultima vez.

Cuando se marchó cerré todas las puertas con seguro y me encerré en mi habitación. Aprete los puños y luego mire mis palmas sin saber hasta dónde llegaría con todo esto que sentía.

Que sucedería el día en que todo explotara.

DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora