Capítulo 1

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CAPITULO 1

WINDEN

Mi pecho subía y bajaba, estaba soñando.

Siempre era igual, escuchaba esos gritos y el llanto. Ese niño pidiendo ayuda. Nadie podía ayudarlo, ni siquiera yo, que me alejaba más y más.

- No, no, no, no...- suplicaba - ¡Cállate!

Las lagrimas no tardaron en llegar, mis manos agarrándose de las sabanas buscando apoyo. No tarde en escuchar pisadas, tuve aun mas miedo. Abrí mis ojos despertando de aquella pesadilla y trate de calmarme. Me cubrí con mis sabanas y aguardé sin siquiera respirar.

La puerta del cuarto se abrió y escuche la voz de mi padre.

- Thara... ¿Estas bien cariño? – pregunto.

No respondí fingiendo seguir dormida. Debía dejar de molestarlo con esto, debía dejarlo descansar.

Escuche como cerraba la puerta y se marchaba, me di la vuelta y observe el reloj, ya eran las 5 de la mañana. Mire el techo de mi habitación, las pocas lagrimas que quedaban caían dejando marcas de dolor que pronto se borrarían como si no hubiera pasado nada.

- No... no estoy bien – admití en un susurro.

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Cuando el sol salió completamente y fue mi hora de despertar ya me esperaba abajo un desayuno. Estaba vestida con unos pantalones negros y un suéter gris además del abrigo que llevaría.

El frio aquí era horrible, Winden era un pueblo pequeño con un bosque inmenso, no tenia muchas cosas interesantes mas que la planta nuclear que había sido inaugurada mucho tiempo antes de que yo naciera. Era la fuente de ingresos mas rica del pueblo y la única que hacia del pueblo un lugar bien cuidado. Sin ella, de seguro Winden en este momento seria un pueblo fantasma. Además, la primera presidenta mujer de la planta había hecho grandes cambios en el manejo de la misma. Todo iba bien hasta que por alguna razón desapareció sin motivo alguno.

Se decía que el pueblo estaba maldito. La gente hablaba de que existían brujas y monstruos en algunas cuevas cerca la planta. Las desapariciones años atrás por otro lado, avivaron esas creencias.

En el auto, de camino a la escuela, veo los árboles pasar rápidamente mareándome con todo lo que ocultan. Aparto la vista sin soportarlo sin saber que hacer. Miro mis manos tan blancas apretando mis rodillas, papá pone un poco de música, pero no escucho más que mi respiración. Cierro los ojos y cuando los abro ya hemos dejado el bosque atrás. Me cuesta un poco volver a mi realidad cuando al mirar nuevamente por la ventana veo a la gente pasar.

Hay una mujer.

Me mira de forma rara, juzgándome. Su rostro también muestra odio y no puedo apartarle la mirada hasta que doblamos la calle.

Me concentro en mis manos.

Luego de encontrarme surgieron muchas preguntas sin respuestas. La gente del pueblo se había cuestionado porque solo yo había sido encontrada, porque no podía ayudarlos a encontrar a los demás y que ocultaba. La sangre en mi vestido no era mía por lo que me acusaron de haber hecho algo, me señalaron y como no había nadie a quien culpar me culparon a mí. Me llamaron bruja, dijeron que estaba maldita. En ese entonces no lo entendí muy bien, no hasta que crecí y las miradas me agobiaron cada vez que caminaba por Winden.

Me despido de papá y bajo. La escuela secundaria de Winden es lo suficientemente grande para nuestra población y al ser la única pues la única opción. El frio hace que todos se mantengan dentro charlando o tomando algo caliente en la cafetería. Los pasillos son amplios y los casilleros enmarcan las dos paredes de cada lado. Camino a paso lento como si fuera la primera vez desde que volví a pisar este lugar hace 8 años, la mirada baja y mis manos en el bolso.

DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora