*Narra Laura*
A las horas me despertó alguien entrando a la habitación, era Sergio y ya era de día. Había pasado la noche con Miguel.
-Buenos días, pequeña. Has dormido bien?
-Pues si -me reí- Y tú? Dónde y cómo has dormido?
-Dormí con Aida y dormí bien-se reía.
Me levanté despacio para no despertar a Miguel y fui al baño para arreglarme. Me disponía a irme, pero Miguel no me dejó.
-No te vayas- puso pucheros y me reí.
-Y qué quieres que haga entonces?
-Quiero que te quedes conmigo, para siempre. Que no tengas que irte nunca. Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Mi cara debía de ser un poema y, para ocultarlo lo besé y le dije que aceptaba, pero que no iba a quedarme en un hotel. Él se reía y aceptaron a venirse a mi casa.
*Narra Miguel*
No me puedo creer que haya aceptado a quedarse conmigo. Soy feliz gracias a ella. Una vez en su casa, dejé la maleta en su cuarto y bajé con ella, la abracé por detrás y le canté al oído susurrando y haciendo cada nota tan larga como la canción me permitía.
*Narra Sergio*
Convivir con estos dos tortolitos no iba a ser fácil, pero acepté para poder seguir viendo a Aida. Al final iba a cometer el mismo error que Miguel y no iba a poder perdonarmelo. Me llegó un mensaje de ella:
*Conversación Whatsapp*
Aida: Ya te has ido?
Sergio: Estoy en casa de Laura, podrías pasarte y raptarme, llevarme contigo.
Aida: Conmigo? A mi casa? Donde tengo que firmar?
Reí al leerlo.
Sergio: Tú solo ven y llévame.
*Narra Aida*
Me arreglé rápido y fui a casa de Laura, lo rapté dejándoles a los tortolitos claro que era mío y fuimos a mi casa.
