Puede que Rascal se hubiera pasado un poco, la anciana estaba tirada en el suelo, y a él le dolía el puño, confirmando que sí que se había excedido con la fuerza del puñetazo. Se sentía un poco mal por lo que había ocurrido, pero se reconfortaba pensando que no había sido toda su culpa. Pues La anciana podía haber esquivado el golpe, haber resistido su puñetazo, o haberle dado la bolsa desde el principio.
<<Ha tenido lo que se merecía.>>Pensó Rascal. Al principio no le gustaba ese nuevo trabajo, pero como se negaba a morir de hambre aprendió a amar su trabajo. Recogió el bolso de la vieja inconsciente y unos guardias se acercaron a hablar con él, el joven de pelo azul se hubiera puesto nervioso si no fuera porque eran los mismos guardias de siempre: Lero, un guardia de piel oscura y como dice él "bastante ancho de huesos". Becil, un guardia moreno y musculoso, pero no inteligente. Y por último, el capitán de la guardia Luegoloh Ago, un hombre alto de pelo largo y marrón, llevaba un parche en el ojo izquierdo. Según cuentan los pueblerinos fue causado por un peligroso asesino, al cual dejó escapar para no tener que hacer el papeleo para meterlo en la cárcel. El hombre se sacudió su larga melena y acarició su barbilla, la cual tenía cuatro pelos.
—¿Otra vez?—Preguntó el capitán.
—Esta vez sí que tenemos pruebas para capturarte.—Dijo Lero sacando su espada. Al joven le extrañaba mucho que aquellas armas anticuadas aún siguiesen de moda, aunque no era tan extraño lo raro sería tener un arma de fuego, convirtiendo a Rascal en alguien algo importante.
—Disculpe Lerdo, pero no hay ninguna prueba de que haya ocurrido ningún delito.—Se exculpó el joven delincuente.— A sí que me cuidaría a quien culpas de crímenes que no ha cometido, esa tontería podía costarte tu trabajo.—Lo amenazó Rascal.
Lero farfulló, pues una de las normas de los guardias, es que el que reciba el castigo tiene que ser 100% culpable, si se descubre que era inocente el castigo lo sufrirá también el guardia. Por lo que muchos niños desean ser Jueces en vez de guardias, pues estos hacen lo que el emperador o los nobles manden, pudiendo hacer cualquier cosa con los pueblerinos para conseguirlo.
—Entonces...¿Cómo explicas la situación en la que se encuentra?—Preguntó Becil.
—Verás Imbécil... Es todo muy sencillo. Ella es mi abuela del alma, y estábamos dando un paseo... Cuando ella le dio un ataque de calor... Y yo... Como buen nieto que soy me puse a... Buscar sus pastillas.—Explicó el delincuente.
—¿Pastillas para curar un golpe de calor?—Prguntó Lero.
—La medicina ha avanzado mucho últimamente.—Mintió Rascal.
—Oh...—Suspiró Becil.—Ahora todo tiene sentido.
Lero se llevó las manos a la cabeza, parecía que en cualquier momento se iba a arrancar el pelo. Cosa de la cual Rascal se hubiera reído.
—¡No tiene nada de sentido!—Gritó Lero.
—¿Ah no?, pues es uno de mis mejores testimonios.—Respondió el delincuente.
—¿En serio que no tiene sentido?—Preguntó Becil.— Yo lo veo muy coherente.
—Sí, a mí me ocurre lo mismo que a Imbécil.—Comentó Rascal.
—Verás. Es imposible que sea tu abuela, no estás en el registro. Eso quiere decir que tus padres fallecieron antes de que nacieras. Y si aquella señora fuera tu abuela, tendría que registrarte como de su propiedad, y la anciana...—Intentó decir Lero.
—Cuidado con lo que dices Lerdo, aquella señ... Digo mi queridísima abuela, está en la flor de la vida. Y solo alguien muy cruel podría hacer algo tan malvado como echarle unos cuantos años a una jovencísima dama.—Le cortó Rascal.
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Warriorblood - La búsqueda de Neoland--
FantasyNeoland... Aquella ciudad de ensueño que solo se había escuchado en leyendas y ahora delante suya estaba una extraña chica-gato que no solo aseguraba que con su ayuda podían encontrar esa leyenda que llamaban ciudad, sino que, también aseguraba que...