Vida

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Aborrecía las velas, abogando por maneras más carnales de encender el cuarto en sí. Buscaba con sutileza forjar caminos para un alma que tuvo demasiadas necedades. Equiparó cada beso en la mejilla, cada abrazo, cada razón de ser. Regaló sonrisas al corazón y orgasmos a mi mente. Convirtió cada mirada en una tormenta de sonrojos, convirtió cada antojo en una realidad tan subjetiva, tan llena. Simplemente llegó a mi vida como llegan las cosas, sin sentido. Simplemente llegó para darle sentido a mi vida...

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