4- Beso Caliente

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Sam y Dean estaban luchando contra otro nido de vampiros. Este era enorme. Estaban rodeados por innumerables de ellos.

-¡Son demasiados, Dean!- Gritó su hermano, tratando de apartar a uno de ellos.

-¡Fallamos en nuestro cálculo!- Gritó el hermano mayor, mientras le cortaba la cabeza a un vampiro.

-¿Fallamos?-Sam le espetó, y le cortó la cabeza a otro vampiro, luego miró de reojo a su hermano por un segundo y gritó: -¡ Fallaste en tus cálculos!

Cas apareció detrás de la horda.

Y luego, como un trueno, Castiel golpeó a dos al mismo tiempo y cortó la cabeza de tres. De repente y tras un breve momento, todos los monstruos estaban muertos en el suelo.

Dean y Sam vieron el escenario y al ángel parado en medio de él. Caminaron hacia Cas, mirando los vampiros muertos, tratando de evitar sus cuerpos en cada paso que daban.

Castiel vio a Dean acercándose a él, sonriendo. Se enderezó en su lugar y su corazón dio un salto al ver esa hermosa sonrisa.

-Justo a tiempo, Cas. Bien hecho- dijo Dean, parándose muy cerca de él ahora. 

Castiel estaba perdido en sus verdes ojos, y no podía entender la extraña reacción de su recipiente. Tampoco pudo elaborar una sola palabra.

Dean frunció el ceño confundido cuando miró a Castiel allí, sin decir nada. Entonces se dió cuenta que los intensos ojos azules de Castiel se posaron en sus labios. Dean tragó ansioso. Fue solo un segundo, pero Dean estaba seguro ... estaba seguro de que Cas le había miradk los labios. Así que se animó a sonreírle nuevamente, logrando que Cas ahora desviará su vista hacia otro lado. 

¿Desde cuándo la sonrisa de Dean era tan brillante?

-Es bueno que pueda ayudar- dijo el ángel, tratando de acercarse a la puerta de salida. Los hermanos lo siguieron.

-¿Y por qué estás tan feliz ahora?- Sam miró de reojo a su hermano una vez fuera de la cabaña. 

La sonrisa de Dean se desvaneció, se dio la vuelta para ver a Sam, y con el ceño fruncido, dijo:

-Fue una buena caza, eso es todo, ¿por qué no puedo estar feliz por eso?

-Buena caza, mi trasero- refunfuñó Sam detrás de él.

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Los tres llegaron al búnker y Sam bostezó:

-Estoy tan cansado, necesito mi cama- dijo, frotándose los ojos.

Dean dejó su mochila en la mesa de la biblioteca, y girándose para regañar a su hermano pequeño, dijo, abriendo los brazos:

-¡Vamos! ¡Es sábado por la noche, hombre! ¡Podemos ver algunas películas!

Cas los estaba viendo interactuar, por el rabillo del ojo.

-Yo no, necesito dormir, pero ustedes dos ...- Sam señaló a Cas: -Pueden ver películas toda la noche si quieren- sonrió, cruzando miradas con su hermano confundido: -Buenas noches, chicos- y sin más se retiró.

Besos Profundos (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora