¿Y mi camisa?

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2 de marzo del 2023

El ring ring de la alarma de un celular que estaba en una esquina de la cama empezó a sonar por sexta vez. Un joven André Austen, hijo del próspero matrimonio de Clara Cervantes y Joaquín Austen, estaba echado en la cama aún. Su cara estaba plantada en la almohada. Su boca estaba abierta y una delgada gota de saliva bajaba por ella.

—Tengo sueño, cállate — balbuceó André. Aún tenía cerrados los ojos y sacudía el brazo para apagar la alarma — ¡Ahg!

Desde su posición, al centro de la cama, fue muy difícil alcanzar el aparato con solo sacudir el brazo. No quedó otra opción que reaccionar y acomodarse para recogerlo y silenciar el pitido. Su rostro tenía marcada algunas arrugas de la almohada y sus ojos estaban hinchados. Se refregó la cara antes de salir de la cama.

Era una mañana cálida, los rayos del sol radiante pasaban por medio de la ventana, calentando el suelo de la habitación. Luego de tomar el celular y abrir completamente los ojos para revisar la hora, pegó un salto.

— Maldición, ya es tarde — exclamó André. Agarró su toalla y corrió hacia el baño.

Tenía que ducharse,ya que su padre, desde que él tenía memoria, le había enseñado que era la mejor forma de empezar el día. Especialmente si era una ducha fría.

Hoy era el primer día de clases de su último año de secundaria. Era emocionante. No obstante, sabía que luego de eso vendría el peso de las Universidades, junto con el millar de gente y sin número de preocupaciones y trasnochos. Además, tampoco tenía idea de qué estudiar.

Quedaba ya una hora para entrar a clases, esperaba reunirse con alguna de sus antiguas amistades. Varios se habían despedido el año anterior y con las vacaciones perdió contacto con otros más. Menos con Tyler Carmine, con quien tuvo cortas conversaciones luego de vacacionar con su familia. Él era su mejor amigo desde la primaria. La otra persona era Annie "Anita" Figueroa, su amiga desde el inicio de la secundaria. Era una chica muy linda, graciosa e inteligente. André estaba perdidamente enamorado de ella, pero desde que la conocía nunca se atrevió a dar el primer paso, estaba seguro de que sólo le vería como un amigo más.

Una vez terminó de ducharse, salió del baño y tropezó con su padre.

— ¡Oh! Eso estuvo cerca — dijo Joaquín, llevaba en sus manos una taza de café que casi derramaba sobre André — Buen día, hijo.

—Hola, papá — André tenía el cabello goteando y le mostró una pequeña sonrisa de vergüenza cuando ambos se dieron cuenta que estaba mojando el suelo.

—Sabes que tendrás que

—Sí, lo sé, yo me encargo— interrumpió André.

—Bien. Ten tu café, seca eso y apresúrate. Ya es hora— Joaquín le entregó la taza y se fue hacia las escaleras.

Definitivamente no tenía mucho tiempo como para limpiar el charco que había dejado, así que André sólo tiró la camiseta que usó para dormir sobre el pequeño charco. Entró a su habitación y puso el café sobre la cómoda después de darle un buen sorbo. Estaba perfecto. Del primer cajón sacó un par de calcetines blancos, del segundo un bóxer negro y por último buscó su camisa blanca.

La camisa no estaba en su lugar. Ninguno de los cinco cambios que tenía. Fue al armario para revisar si estaban colgadas allí, pero no. Dejó el resto de cosas sobre la cama y se dirigió al primer piso, aún con la toalla cubriéndolo.

—¡Mamá! — gritó mientras iba bajando las escaleras— ¿Has visto mis camisas blancas?

— Puedes buscar en el cuarto de lavado — respondió Clara, que estaba desayunando junto a Joaquín — Hace unos días te pedí que las sacaras del baúl y las dejaras en la lavadora ¿Lo olvidaste?

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2022 ⏰

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