Me desperté a las 7:30am, ya que, iríamos a la Ciudad del Vaticano. Ya habíamos comprado los boletos para los museos y teníamos contemplado llegar a las 9:30. En cuanto termine de arreglarme y acomodar lo que me llevaría, baje a desayunar con mis padres y hermanos.
Yo quería irme caminando, el lugar no quedaba lejos y disfrutaba mucho caminar. Pero el resto de mi familia no opino lo mismo que yo, así que, tomamos un taxi. En el breve camino no deje de admirar toda la ciudad y de tomar fotos aunque salieran movidas, en esos momentos agradecía que mis tíos me regalaron esa cámara.
Llegamos con algunos minutos de retraso, pero aun así no tuvimos problemas. La ventaja de haber comprado los boletos en línea era que nos ahorraríamos las largas filas y podíamos aprovechar más el tiempo. Entre capillas, esculturas y pinturas nos dieron las 3 de la tarde, aunque yo no sentía hambre (seguramente por la emoción) todos fuimos a buscar un lugar para comer. Mi hermano eligió un pequeño restaurante a unos 15 minutos caminando. Pedimos dos pizzas para comer en el lugar.
Para las 4 de la tarde volvimos para admirar y tomar algunas fotos en la plaza de San Pedro, hasta unas chicas se ofrecieron para tomarnos una foto familiar. Después, nos dirigimos a la fila para entrar a la Basílica de San Pedro, tardamos poco más de una hora, pero valió totalmente la pena, como Católica, aquel lugar era todo un sueño para mí. Nos fuimos del Vaticano casi a las 7pm, haríamos una parada en algún restaurante y finalmente iríamos al hotel para descansar.
A los minutos de haber llegado a mi habitación, se me antojo un postre. Según Google Maps había un lugar donde vendían gelato y pasteles a 5 cuadras del hotel. Para no ir sola, le pedí a Rory que me acompañara, aunque me abandono a mitad del camino para entrar a una cafetería que había visto muchas veces en internet. Prometió comprar rápido el café e ir a encontrarse conmigo al local.
Mientras caminaba saque mi celular de la mochila porque sentí que me había llegado un mensaje.
-¡HEY!, ¡HEY!
Supuse que les gritaban a los chicos que caminaban en frente de mi o a alguien que estuviera en la calle, como ya casi llegaba al local no le tome importancia. Al instante sentí que alguien toco mi hombro, al intentar voltear mientras seguía caminando tropecé con un ligero escalón. La persona que me había tocado el hombro me ayudo para evitar que cayera (y ser el quien recibiría todo el golpe) pero del miedo puse mi brazo alrededor de su espalda y el peso de ambos lastimo mi brazo.
-¡AHHH!
Después de gritar me quite de encima de la persona y esta se levantó. Yo me quede tirada en el suelo, con mi brazo extendido y con el otro cubriéndome los ojos. El día iba tan bien, ¿cómo podía terminar así?
-¿Estas bien?- Me pregunto una voz masculina con un acento ¿De Puerto Rico?
-No, me duele mucho mi brazo, ¿y si esta roto?-Dije asustada
-Déjame llevarte a un hospital- Pude notar la preocupación en su voz
Me quité el brazo de los ojos para saber con quién estaba hablando, aunque realmente desde el suelo no pude verlo bien.
- Mierda, esto duele mucho-musite
-Déjame ayudarte a levantarte Pregunte
-Si, por favor-rio- creo que estorbo aquí
Con ambos brazos me ayudo a ponerme de pie y poder acomodar el brazo que creíamos roto.
-Muchas gracias-Lo mire y casi me caía de nuevo, pero esta vez porque frente a mi estaba Felipe Albors, un actor de Puerto Rico que yo conocí por su aparición en la serie del grupo Menudo: Súbete a mi moto.
ESTÁS LEYENDO
En los pasos de Italia- Felipe Albors
FanfictionTerminando la preparatoria, la familia de Yoshie tiene que irse a vivir a otro país, lejos de su país natal, México. Italia la espera con los brazos abiertos para comenzar con su primer año de universidad. La comida, la belleza de las calles, el ar...