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taehyung: 6 ; jungkook: 6

—¡Vamos mami, apurate!.

—Calmate, cielo, pronto llegaremos.

Un pequeño azabache jalaba a su madre con fuerza y ansias para llegar rápido a la escuela primaria.

Soon lo veía enternecida, pues su hijo siempre le reprochaba de ir temprano a la escuela a ver a su mejor amigo TaeTae, como le decía él.

Jungkook le tenía mucho cariño a aquel niño.

No habia día que no mencionará algo sobre él.

Como ahora por ejemplo.

—Mami, sabes que TaeTae tiene un cabello muy suave?.

—Oh, en serio cielo?.

—¡Sip!.—el pequeño azabache dio un saltito mientras asentía reiteradas veces.

De alguna manera, desde que Jungkook conoció a Taehyung se lo veía más feliz que nunca.

Todos los días quería ir a la escuela, incluso una vez cuando estaba enfermo le pidió con un puchero en sus labios porfavor ir a sus clases porque si no "TaeTae" iba a estar solito.

Soon estaba totalmente agradecida con el pequeño Taehyung.

Pues desde la separación de ella y su ex esposo, Jungkook se la pasaba triste y enojado.

Trato de buscar opciones.

Por eso pago un psicólogo para niños, pero no había funcionado.

Pero un día cuando iba a buscar a su hijo a la salida de la primaria este no salió triste ni enojado, sino que venía corriendo a sus brazos con su sonrisa de conejito que hace tanto no veía en el rostro de su niño.

—¡Mami mami mami!.

El pequeño Jungkook corrió hacia su madre que se encontraba en cuclillas con los brazos abiertos para estrechar a su hijo en un abrazo.

—Por qué la emoción, cariño?.

—Un niño nuevo entro al salón, se llama Kim Taehyung, ¡y es muy lindo!.

—En serio, cielo?.

—¡Si, mami!.—gritó emocionado haciendo reír a su madre.—podemos porfis porfis decirle que venga a casa a jugar?.

El pequeño azabache juntó sus manos en forma de súplica hacia su madre. Soon no pudo evitar resistirse ante esos hermosos ojos bambi que su hijo poseía, así que asintió con una sonrisa al pedido de su hijo para ver como este saltada emocionado alrededor de ella.

Desde ese día, el pequeño Taehyung sin saberlo iluminaba la vida de su hijo.

Al igual que ahora.

—¡TaeTae!.—el grito de su hijo hizo a Soon levantar inmediatamente la mirada encontradose con dicho niño.

—¡Kookie!.—el grito del pequeño castañito no se hizo esperar.

Ambos infantes se soltaron de las manos de sus madres y corrieron a abrazarse como si fuera el reencuentro luego de una larga espera.

Entrelazaron sus pequeños deditos y corrieron hacia la entrada de la escuela primaria perdiendose ante los ojos de ambas progenitoras.

Al llegar al llamativo salón, se apresuraron a sentarse juntos y comenzar su charla matutina del día.

No sabía el porque, pero a Jungkook le gustaba demasiado ver como los labiecitos de su TaeTae se curvaban en pequeñas muecas feas cuando este hablaba sobre los vegetales que su mamá le hacía comer.

Porque si, TaeTae era suyo.

—Y tú que comiste, Kookie?.

—¡Pasta!.—el brazito del pequeño niño azabache se elevó con gusto, pues él amaba las pastas.

—¡Oye, no es justo que tú comas eso y yo tenga que comer vegetales!.

Un adorable pucherito se había instalado en los labios del castañito haciendo que él pequeño azabache los mirase por unos microsegundos, para rapidamente reírse de la tierna queja de su amigo.

Justo cuando Jungkook le iba a responder a el castañito, la maestra ingresó al salón haciendo que los demás compañeritos de ambos niños entonen un lindo saludo para luego de eso comenzar la clase.

Las primeras dos horas pasaron lentamente para el pequeño Jungkook, pero gracias a Dios el timbre del receso había sonado. Jungkook y Taehyung ya estaban a punto de dejar el salón si no fuese porque la maestra le había llamado la atención a el alegre azabache.

—Jungkookie, no puedes salir al descanso si no entregas la tarea que estabamos haciendo en la clase.

El pequeño nombrado se sentía frustrado, pues el no había completado su tarea por andar mirando como TaeTae hacia la suya.

Le gustaba mucho ver cuando el castañito sacaba su lenguita para concentrarse.

—Tranquilo, Kookie. Yo te esperare sentado bajo el arból, luego de que termines de hacer tu tarea vienes conmigo, si?.

Con un puchero en sus labios, Jungkook asintió y fue rapidamente a completar su tarea mientras Taehyung lo esperaba.

Pasados unos diez minutos, Jungkook entregó su tarea a la maestra. Al ver que esta le sonrió con su mano señalando la puerta, el niño no perdió el tiempo y salió al receso para encontrase con su TaeTae.

Lo busco rapidamente con la mirada hasta encontrarlo.

Ante los ojos de los otros niños, todos pensaban que a Jungkook le había pasado algo grave ya que este se había quedado estático mirando un punto fijo como si estuviera en un tipo de shock.

Pero no, él lo que estaba viendo era a su lindo TaeTae tener una bella mariposa posada en su naricita. También llegó contemplar como el hermoso insecto amplio sus alas comenzando a dar un suave vuelo alrededor de él castañito, este elevaba las manos para tratar de atrapar a la hermosa mariposita haciendo que Jungkook sonría al ver tal escena.

Y cuando pensó que no podía sonreír más, vio como Taehyung se paro y comenzó a perseguir con adorables risas a la mariposa.

Los demás niños posaron la vista en el castañito al escuchar las risas de este, aunque luego de unos segundos la apartaban. No como el pequeño azabache que no podía parar de mirar a su amigo como si su vida dependiese de ello.

Pero todo ese aura de felicidad que Taehyung transmitía se borró al tropezar con la raíz de un árbol logrando que el castañito caiga sobre el pasto y se raspe su rodilla.

El pequeño Jungkook no dudo ni dos segundos en ir a socorrer a su TaeTae que ahora se encontraba llorando en el pasto mientras sujetaba su rodilla lastimada con ambas manos. El llanto que Taehyung soltaba hacía que el corazón del pequeño niño azabache se encojiera en una molesta presión. No tenía idea de que hacer para que su TaeTae se calmara, asi que pensó y pensó hasta que una idea llegó a su cabecita.

Buscó en el bolsillo de su pantaloncito el caramelo que su madre le había dado hoy como premio por ser un buen niño. 

Se lo extendió rapidamente al pequeño castañito frente a sus ojos haciendo que este lo mirase confundido, Jungkook le hizo un ademán de que lo tomara. El niño frente al azabache con su mano libre tomó el caramelo que Jungkook le extendía con lentitud, para luego llevarse su mano junto con el dulce a su rostro para apartar las lagrimas saladas que caían por sus mejillas.

Pasados unos segundos, el pequeño azabache pudo apreciar como los ojitos todavía cristalinos de su TaeTae se curvaron debido a la sonrisa que este le regaló.

Y desde ese momento, Jungkook se prometió regalarle un caramelo a Taehyung cada vez que este se sienta triste.



"Que lindo que estas, sos un caramelo."

Mi caramelo • kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora