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Raptor esperaba para entrar a la oficina de su superior. De repente alguien salió de ahí.

– ... ¿¡Timba?! 

– Raptor, que coincidencia. Mira. – le mostró un emblema que venía en un brochecito.

– "Grupo de operaciones especiales"... – vio otra insignia. – "boina verde" ¡¡dios!! ¡felicidades! – le abrazó. – te lo mereces, tu trabajo en la guerra fue maravilloso.

– No exageres.

– Digo la verdad.

– Si a ti también te llamaron probablemente sea por lo mismo.

– No me ilusionaré.

– Ojalá seas mi compañero. Bueno tengo que irme.

– Vale, adiós.

– Ari Coronel. – lo llamó una mujer para que pasara a hablar con el comandante.

– Voy – entró a la habitación. 

Comenzó a mirar a los lados. Había pasado un tiempo desde que había estado ahí por primera vez. Había un gran escritorio y algunos libros en unas repisas en las paredes. Detrás del escritorio estaba el comandante en una silla.

– Buenos días mi comandante. – hizo el típico saludo y sonrió, ya que eran medios amigos.

– Buenos días... Raptor. – era un azabache, con ojos aceituna y tés blanca.
     

>>Ram<<

    
– ¿Para qué me necesita? – se sentó en la sillita de en frente. 

– Sabes que tu trabajo en la guerra fue muy bueno, ¿no? eres toda una celebridad dentro del ejército. 

– Gracias

– Tu trabajo junto con el de Timba fueron unos de los mejores, sino es que los mejores. Muchas ciudades quedaron en ruinas por la guerra en cambio las suyas... casi, casi, intactas. Timba tenía una ciudad más pequeña, pero tú, Raptor, tenías Madrid. Nuestra capital estuvo a salvo gracias a ti y eso te lo debemos. Lograste algo impresionante, y queremos que sigas logrando cosas tan increíbles como esas así que... luego de un entrenamiento de una duración de 1 mes tendrás el puesto de General de Brigada.

– ¿¡Q-QUÉ?!

– Sí, serás General de Brigada. Pero quiero que estés mucho en terreno, ¿sí? No solo te quiero dirigiendo, te quiero ver en acción.

– ... 

– ¿Aceptas el trabajo o no?

– General de Brigada... No sé si esté preparado para eso.

– Para eso el entrenamiento de un mes, es para instruirte más. Pero créeme que con tu experiencia basta.

– Jefe de los boinas verdes. Mmm, acepto. ¿Cuándo empieza el entrenamiento?

– Mañana
    

'Esto no le gustará nada a Sparta'



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Pensó que trabajaría junto con Timba, no que sería su jefe. El trabajo de los boinas verdes consistía en intervenciones armadas especiales, guerrilla y rescate de rehenes en cualquier medio, entre otros.
Pero en resumen:

Pe-li-gro-sí-si-mo

Aunque se parecía un poco a lo que hacía antes ya que a veces igual le tocaba rescatar personas.

   
– No quiero que seas general de brigada... – dijo apenas oyó la información de su novio.

– Bueno, yo no quiero que seas militar.

– Es diferente. Lo que harás será mucho más peligroso.

– Spartita, la vida es una ruleta a veces las cosas cambian y hay que aceptarlas. 

– ¡Acepta que seré militar si quieres que acepte que seas general de brigada!

– ...

– Mejor que cada uno tenga lo que quiera, ¿no?

– Eres bastante manipulador a veces.

– Lo sé, lo sé. 

– Bueno, pero... hombre, supera tu trauma por favor. O no llegarás a ninguna parte tampoco.

– ¿Crees que no lo intento?

– Sé que te esfuerzas. Y pensar que al principio te daban miedo hasta los de cocina. Igual has mejorado, bebé.

– Solo me dan miedo los de combate...

– Eso no le hará mucha gracia a tu instructor.

– Bueno, pronto serás superior de la mayoría de hombres en el ejército así que venga, diles que me dejen pasar.

– Jaja⁓ así no funcionan las cosas. Mira el lunes comienza mi entrenamiento. Te seguiré intentando ayudar a superar esto como siempre, pero después estaré muy ocupado en el trabajo. Y aunque seas lo más importante para mí, no me debo permitir perder el puesto.

– Lo entiendo, y está bien. Tranquilo, lo lograré.

– Sé que lo harás. – le besó. – mm⁓ te amo. – lo abrazó de la cintura. – vamos a la cama... 

– Ah, llévame.

– ¿No tienes patas?

– Que me lleves.

– Ay el sultán. – lo tomó en brazos y lo llevó. – ¿ahora que desea el sultán Sparta?

– Un esclavo sexual, ¿te apuntas?

– Por supoto.

– Bueno, mi esclavo, quíteme la ropa.

– Directo al grano. – le sacó la camiseta y pasó dejándole un beso en el pecho, hasta que bajó a su entrepierna y le empezó a quitar el pantalón. – tiene un cuerpo muy fino, mi sultán. – le bajó el bóxer. – jeje⁓

– ¿De qué se ríe, esclavo?

– De su pequeño amiguito.

– ¡Pero esclavo! – chilló. – mejor comienza a trabajar o te tiro a las serpientes.

– Oh, bueno. – le metió dos dedos de una.

– Mgh⁓

Simuló lentas estocadas. Sentía sus gemidos escapar de sus labios mientras le comía la boca. Metió el tercero.
Los sacó y se comenzó a preparar. Se echó lubricante y se masturbó un poco. Se posicionó, le tomó los brazos y se los aplastó contra el colchón para introducir su miembro por las paredes de su novio.

– Ah~ah⁓ Raptor⁓ – el mencionado le dejó un chupón en el cuello mientras embestía. – hahh⁓

🦋 Butterfly 🦋 | SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora