Unidos por el destino (Sin Editar)

Capítulo 2

La puerta cae de golpe, del impacto toda la parte de cristal estalla en mil pedazos, mientras que la parte de metal crea un ruido agudo y molesto.
¿Por qué la gente es tan aguafiestas? Uno ya no se puede tirar de una azotea tranquilo

En fin me giro y para mi sorpresa no era Nick, ni los guardias sino Blair.
La preciosa blair, no sé si es por la luz d la luna o por como me mira, pero creo que me acabo d enamorar.
Sus ojos, como describirlos, no hayo palabras, me resultan tan conocidos…
Parecen aquellos que fueron de mi mano un día, pero de eso ha pasado mucho tiempo.
Mi querida amiga Amelie, con su coleta castaña y aquellos ojos azules que te suplicaban por un beso.
Sin embargo es imposible que sea ella, ya que Amelie murió hace mucho tiempo.

Además Blair es pelirroja, sus labios son distintos, todo lo demás es distinto excepto esos ojos, esos que ahora me miran tristemente.

-Por… Porfavor no… No te tires, no sé quién eres ni los problemas que tienes, pero sé que no hay necesidad de que lo hagas.

Cómo tirarme, si alguien me habla así con esa dulzura, siento pena por ella, ahora mismo no sería capaz de tirarme y dejarle un cargo de conciencia
.
-¿Por qué crees que me iba a tirar?

-¿Cómo que porque?
Estás encima de la barandilla,te vas a caer en cualquier momento y te has colado en mi casa.

-Bueno todo tiene explicación, estoy cansado de vivir, cierto… Pero tu me has visto, asi q ue eres testigo de mi belleza, ¿Cómo suicidarme y desperdiciar tal cuerpo?
Aunque si no me invitas a una copa si que me plantearé esa situación.
¿Qué te parece el viernes?
es decir mañana.

No puedo evitar reírme mientras observo como su rostros se relaja, aunque con cierto enfado, eso me hace reír aún con más fuerza, empiezo a dar vueltas sobre mi mismo , cómo en ballet siento mis piernas cómo plumas que caen de punta y sin producir sonido alguno.
Es otro dato que se me había olvidado mencionar, hasta los catorce fui a clases de ballet, como recompensa por parte de mi padre.

Paro en seco y bajo de la barandilla, me acerco a Blair con paso firme, seguro de mis intenciones, sin embargo ella conforme me acerco se va encogiendo más, no es que sea baja ni mucho menos, al contrario medirá metro setenta y algo, con los tacones es igual de alta que yo, es que eso tacones no son normales tienen que ser de quince centímetros cada uno.

-Ehh…Esto creo que no podré…
Pero te puedo dar el número de un buenísimo psicólogo me ayudo mucho con la perdida de mi ex.

-No me interesa curarme,soy consciente de la causa, solución etc… Cosa que me diferencia de los locos. 
Me vuelvo a subir a la barandilla, dando pasos aparentemente más torpes, empiezo a susurrar cosas sin sentido, cómo la vida es una mierda, merezco morir,mis crímenes bla, bla, bla…

-Con una condición, después de mañana no nos volveremos a ver, ni visitarás este lugar.
Nerviosa empieza a tocarse el dedo anular,extrañado dirijo mi mirada hacía el y veo que hay un anillo de plata reluciente con un gran diamante.

Ahora que lo pienso su maquillaje está corrido,parece que ha llorado,
Nick, Nick, Nick que le habrás hecho, ves cómo tenía razón… Ha sido darle un anillo y por poco está igual que yo, intentándo tirarse de la azotea.

-Con una condición, cuando estés conmigo no llorarás, no pensarás en el idiota de Nick y serás feliz. Pero si finalmente te acaba gustando mi compañía nos volveremos a ver hasta que te canses de mí.
Le ofrezco mi mano para cerrar el trato, sin embargo cuando estaba apunto de dármela temblorosa, se arrepiente y la baja.

–Aún no sé cómo te llamas.
Adoro sus expresiones,parecen las de una niña pequeña avergonzada de todo lo que la rodea.

– Discúlpeme, por mis malos modales y mis intentos suicidas, me llamo Calleb Jonson. Un honor conocerla.
Intento poner mi voz más elegante, a la vez que hablo, le hago una breve reverencia a modo de broma, aunque no parece hacerle demasiada gracia aún así me regala una sonrisa.